Varios muertos, miles de confinados y evacuados y una extensión de hectáreas calcinadas que aumenta según pasan los días (350.000, el último dato de Copernicus). El fuego sigue desbocado y cada última hora es más desoladora que la anterior. Los 3.400 agentes de la Unidad Militar de Emergencias (UME) desplegados por el Ministerio de Defensa se enfrentan a incendios que no habían visto en España desde su creación. Son palabras de la ministra Margarita Robles que confirman que España vive la peor ola de incendios forestales, al menos de su historia reciente.
Nos lo confirma Alberto Vázquez, brigada de la UME: “Llevamos 42 intervenciones en lo que va de año. En 2012, hubo 59, pero aún estamos en agosto. Prácticamente toda la UME está volcada en las tareas de extinción. Es, sin duda, uno de nuestros mayores despliegues en incendios. Es un esfuerzo continuado, día y noche, en turnos de 12 horas”.
En medio de un debate político sobre cuestiones estructurales que deberán abordarse y resolverse para evitar que la catástrofe se repita, la intervención militar está siendo clave para contener los fuegos en un contexto de temperaturas extremas que dificultan el control de las llamas. La UME mantiene desplegados cerca de 3.400 militares. De ellos, 1.400 atacan directamente el fuego y unos 2.000 realizan tareas logísticas y de coordinación.
El uso de vehículos, drones y equipamiento altamente especializado por parte de este cuerpo militar especializado en emergencias ha aumentado la eficacia en la extinción en los focos activos en comunidades como Galicia, Castilla y León, Asturias y Extremadura. Es, además, la única unidad militar con formación y capacitación necesarias para combatir directamente el fuego sobre el terreno. Es, por tanto, la única autorizada, tal y como recalcó ayer la ministra de Defensa en su visita a Ronda (Málaga): “Se requieren profesionales cualificados con los medios necesarios e indispensables”.
Sofocar las llamas sin riesgo
“El entrenamiento específico y la alta especialización de la UME permite afrontar con seguridad el riesgo que implica, tanto para los agentes como para el resto de los ciudadanos y los bienes que deben protegerse. La UME tiene sobre el terreno toda su maquinaria, autobombas, drones, ambulancias”, indica Vázquez. Sus labores son tanto de ataque directo como indirecto, perimetración, cortafuegos, enfriamiento o vigilancia. “La acción se define en función de las necesidades. Realizamos otras misiones, como colaboración en la evacuación, montaje de campamento para evacuados, apoyo sanitario… siempre en coordinación con otros equipos”.
El resto de las fuerzas armadas realizan tareas logísticas, suministros, evacuaciones, transporte, seguridad de zonas húmedas, refresco de entornos y vigilancia mediante drones para monitorizar la evolución de los incendios y prevenir otros incidentes. Su intervención está siendo útil también en la lucha contra pirómanos e incendiarios.
El Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire han proporcionado aviones, helicópteros, maquinaria (como empujadoras) y transporte de tropas y equipos. El Grupo 43 del Ejército del Aire ha realizado más de 375 horas de vuelo y más de 1.000 descargas. Los helicópteros Chinook y aviones A400M han trasladado militares y equipamiento a las zonas más afectadas. Además, según nos informan, “se están incorporando 500 militares de Tierra y 100 de Infantería de Marina de la Armada, pero nunca para ataque directo al fuego, sino para otras labores como hacer cortafuegos. También los integrantes del centinela gallego se han sumado en Galicia”.
Las llamas son “incontrolables”
¿La respuesta del Gobierno es proporcional a la magnitud de la emergencia? Robles ha pedido evitar la demagogia y recuerda que lo esencial es que haya técnicos y personal cualificado en primera línea. En su opinión, el control absoluto de los incendios forestales solo llegará cuando se produzca un cambio significativo en las condiciones climatológicas. “En este momento son absolutamente incontrolables en muchísimos lugares y, por tanto, la prioridad es salvar vidas, salvar poblaciones. Nos están diciendo que no pueden hacer muchos vuelos en este momento, precisamente, por la falta de visibilidad”, justifica.

Añade que “la propia naturaleza del fuego, que se retroalimenta asimismo porque tiene una voracidad especial que es difícil de saber la orientación que va a seguir, que no solamente depende del viento” y “porque, además, hay muchísimos focos… No se sabe lo que va a ocurrir con el fuego en el que a veces ya se supone que está desactivado y se vuelve a activar”. La palabra que le repiten los pilotos es “frustración”. “La situación es complicada con una gran simultaneidad de incendios, pero sería difícil hacer un pronóstico de cara a las próximas horas. Es un gran desafío y estamos dedicando todo el esfuerzo en su completa extinción”, añade el brigada de la UME.
Algunos partidos políticos, especialmente el PP, y líderes como Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso han criticado que la movilización de medios militares por parte del Gobierno llega tarde. Consideran que, dada la gravedad, la UME, aunque eficaz, es insuficiente para cubrir todo el territorio. A pesar de que en comunidades como Galicia, Castilla y León y Extremadura la UME ha tenido que aumentar su despliegue, la sensación de los líderes regionales y los vecinos es que es insuficiente, inexistente en algunas localidades.
No obstante, la llegada del Ejército ha supuesto un refuerzo crucial en la capacidad y rapidez de respuesta en cuanto a recursos humanos, tecnológicos y coordinación. El despliegue ha compensado la falta de medios humanos civiles, insuficientes para afrontar la emergencia. Están aportando capacidad logística, transporte, y equipos especializados que mejoran la respuesta global, pero sin sustituir el control ni la responsabilidad civil, que siguen bajo mando de las autoridades autonómicas y locales.
Se trata de una actuación excepcional, limitada al tiempo necesario, que optimiza tiempo y esfuerzo. Su colaboración exige una estrecha coordinación civil y militar para evitar duplicidades, tensiones o que los espacios de actuación humanitaria pierdan su carácter civil, algo esencial para garantizar la seguridad, el acceso y la eficacia de los equipos de protección civil y emergencia.
Hay que aclarar que en España no se ha declarado un estado de emergencia nacional, una situación que solo se activa cuando una comunidad autónoma solicita ayuda porque no puede hacer frente a la emergencia con sus propios recursos. Si fuese así, permitiría al ministro del Interior asumir el control directo. De momento, la gestión es coordinada, con despliegue de medios estatales y recursos como la UME apoyando a las comunidades, pero sin que se haya elevado la situación a emergencia nacional formalmente.
La joya de la corona
La UME, fundada en 2005, es la joya de las Fuerzas Armadas y está muy bien valorada por la ciudadanía gracias a su rápida capacidad de respuesta y la gestión de crisis y fenómenos extremos. Esta unidad de élite, en la que un 7,44% son mujeres, interviene en situaciones de catástrofes como incendios forestales, inundaciones, terremotos y emergencias sanitarias. Además de aportar ayuda material, proporciona seguridad y consuelo a la población afectada.
El Rey Felipe VI, que interrumpió el fin de semana sus vacaciones para visitar el Cuartel General de la UME en Torrejón de Ardoz, ha elogiado su trabajo transmitiendo su “ánimo y orgullo a todas las unidades que la configuran”: “Sé que estáis dándolo todo por encima incluso a veces de las propias capacidades personales en algunos momentos… Pero ahí seguís, luchando contra ello y haciendo lo más importante que es proteger y atender a la Protección Civil. No solo salvando vidas, sino atendiendo al aspecto humano y de cercanía”. Para ellos, “poder servir a los ciudadanos es siempre un motivo de orgullo y satisfacción”, concluye Vázquez.