Testigo directo

Tania, ante el horror del incendio en Tres Cantos: “Si la casa se nos quema, prefiero no verlo”

El incendio de Tres Cantos obliga a desalojar tres urbanizaciones y deja un muerto. El viento de hasta 70 km/h hizo que las llamas alcanzaran las viviendas en minutos, provocando escenas de pánico entre los vecinos

El humo apareció primero como una señal lejana, una mancha gris sobre el horizonte que interrumpía la calma de la tarde. Minutos después, el cielo sobre Tres Cantos se convirtió en un techo de fuego y ceniza.

Tania, vecina de la urbanización Áticos, recuerda con precisión el momento exacto en el que vio la amenaza por su ventana: “Miro por la ventana de nuestro cuarto que da al campo y veo una columna de humo. Y le digo a mi marido: ‘Iván, mira, mira qué columna de humo hay ahí’”.

En la tarde del lunes, ella y su familia acababan de regresar de unas vacaciones en Zahara de los Atunes. “Media hora después nos vestimos porque teníamos que salir a comprar… y entonces vi el humo”, recuerda a Artículo14. Iván subió a la terraza para grabar un vídeo. Solo habían pasado diez minutos cuando el fuego ya se extendía a gran velocidad.

“La cosa estaba bastante fea”

En poco tiempo, el viento —que según el consejero de Medio Ambiente, Carlos Novillo, alcanzó rachas de hasta 70 kilómetros por hora— convirtió aquella columna de humo en un frente imparable. El incendio avanzó seis kilómetros en apenas 40 minutos, arrasando cerca de 1.000 hectáreas y obligando a desalojar tres urbanizaciones: Soto de Viñuelas, Fuente El Fresno y Ciudad el Campo.

En el caso de Tania, fueron ellos los que tomaron la decisión de desalojar: “Yo soy más nerviosa, pero para que él le dijera a nuestra hija mayor: Alejandra, ponte un pantalón, una camiseta que nos vamos de casa, es que la cosa estaba bastante fea”. Salieron con lo puesto, uniéndose a decenas de vecinos que ya se agolpaban en la carretera, viendo cómo el viento empujaba las llamas hacia las viviendas.

Los vídeos grabados por la familia muestran la secuencia también fuera de la casa con la cámara enfocando las fachadas blancas de la urbanización. Fue entonces cuando comenzó el momento de pánico, creyendo que las llamas ya alcanzaban las casas.

“Yo le dije a Iván que me iba, a algún bar, porque no quería ver en directo lo que estaba pasando. Si la casa se nos quema, prefiero no verlo”, confiesa a Artículo14. Él la alcanzó poco después. Dentro de la urbanización, el cielo estaba completamente cubierto de humo.

Durante horas, el fuego fue impredecible. En un momento parecía ceder; en el siguiente, un cambio de viento lo devolvía con más fuerza hacia las viviendas.

“Sorprendentemente está intacta”

La familia pasó la noche en un pequeño hotel de Tres Cantos. Al día siguiente, sobre las doce y media, pudieron volver a su casa. “Sorprendentemente está intacta. Hay olor, lógicamente, y todavía algún foquito echando humo. Soto de Viñuelas sigue lleno de bomberos”, explica.

No todos tuvieron la misma suerte. Al menos tres o cuatro chalés individuales, en otra zona de Soto, sí fueron alcanzados por las llamas.

El desastre dejó, además, una víctima mortal. Durante la evacuación, la Guardia Civil localizó a un hombre con quemaduras en el 98% de su cuerpo en una finca cercana. Fue trasladado en helicóptero al Hospital de La Paz, pero falleció este martes. Tania no lo conocía: “Sé que era un hombre que trabajaba en una hípica de allí, pero no sabemos quién es”.

Otra persona fue atendida por dolor torácico, aunque su estado no es grave.

“Fue muy brutal”

Las primeras investigaciones apuntan a que el incendio podría haberse originado por una “tormenta seca”. En algunos vídeos se aprecia un rayo impactando sobre una zona de pastos. La combinación de altas temperaturas, extrema sequedad y viento creó un escenario perfecto para que las llamas se propagaran sin control.

Aunque los trabajos de extinción continúan, y la UME, bomberos y servicios de emergencia siguen vigilando la zona, la sensación de vulnerabilidad permanece.

Para Tania, la imagen que no podrá olvidar no es solo la del fuego, sino la del momento en que decidió no mirar más. “Fue muy, muy, muy brutal”, repite.

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