Pobreza infantil

Cerca de 3 millones de niños españoles no se van de vacaciones

Millones de niños en España viven el verano entre el calor y la pobreza, sin acceso a ocio ni descanso. Save the Children denuncia una realidad que limita su desarrollo y perpetúa la desigualdad

Una niña se refresca en una fuente de Logroño este miércoles.
EFE

Mientras muchas familias disfrutan del sol, la playa o la montaña durante el verano, para más de un tercio de los hogares españoles con hijos, esta época del año está lejos de significar descanso o desconexión. En lugar de días de ocio, 2.835.000 niños y niñas —uno de cada tres, según la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV)— pasan los meses más calurosos encerrados en casa, esperando a que baje el sol para poder salir a jugar.

Esta situación, documentada por Save the Children, es especialmente crítica para las familias en situación de pobreza. En su informe sobre el Coste de la Crianza, la organización advierte que las actividades veraniegas pueden suponer más del 20% del gasto anual en la crianza de un niño o niña, un desembolso inasumible para muchos hogares.

Varios niños juegan en una fuente en Zaragoza
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En Canarias, casi la mitad de los menores no disfrutan de vacaciones

Lejos de ser solo una pausa del entorno escolar, las vacaciones son fundamentales para el desarrollo integral de la infancia. Según Yolanda Carmona, coordinadora de programas en España de Save the Children, estos periodos “fomentan la creatividad, fortalecen los vínculos familiares, permiten el contacto con la naturaleza y la exploración del mundo desde la curiosidad”, aspectos clave para una infancia saludable.

Las cifras son aún más alarmantes en algunas comunidades autónomas. En Canarias, casi la mitad de los menores —un 47%— no disfrutan de vacaciones. Le siguen Andalucía con un 46,6%, Ceuta con un 45,9% y la Comunidad Valenciana con un 41%. Estas regiones comparten una característica en común: presentan los índices más elevados de pobreza infantil en el país. “La pobreza infantil no solo limita las oportunidades presentes de niños y niñas, sino que también compromete su futuro, perpetuando ciclos de exclusión social y desigualdad”, subraya Carmona.

Unas niñas se refrescan en unos chorros de agua en Zaragoza.
EFE

“Es un auténtico tetris diario”

Ante esto, Save the Children organiza campamentos de verano destinados a ofrecer algo más que entretenimiento. Este julio, 1.500 niños y niñas en situación de pobreza están participando en estas actividades, que representan para muchos de ellos sus únicas vacaciones. Para las familias, además, son una herramienta imprescindible de conciliación en una época del año especialmente difícil. “Es un auténtico tetris diario para madres y padres que intentan compaginar el trabajo con el cuidado de sus hijos”, explica Carmona.

Durante el mes de julio, los participantes disfrutan de excursiones al campo, la playa o la piscina, además de visitas culturales y talleres. Desde el curso pasado, se promueve que los propios niños planifiquen parte de las actividades, fomentando su autonomía y motivación. Además, los grupos que lo requieren reciben refuerzo educativo, una ayuda esencial para que en septiembre no arranquen el curso en desventaja.

El 7% no pueden consumir carne o pescado

Una de las iniciativas más significativas este año ha sido la implementación de campamentos en la provincia de Valencia para niños y niñas afectados por la DANA. “Nos hemos focalizado en actividades de ocio libre y salidas, ya que en sus entornos cercanos no existen espacios amigables debido a que la reconstrucción está aún en marcha”, indica Carmona. Estos campamentos también incorporan talleres psicológicos para tratar la sintomatología relacionada con el desastre natural.

Una niña se refresca en una fuente de Logroño

Además del acceso al ocio y al apoyo educativo, estos espacios garantizan al menos una comida saludable al día. Con los comedores escolares cerrados durante el verano, muchas familias se enfrentan a dificultades para asegurar una alimentación adecuada para sus hijos. La ECV revela que el 7% de los menores en España no pueden consumir carne, pescado o su equivalente en proteína vegetal cada dos días. En este contexto, la comida que reciben en los campamentos puede ser la única fuente de nutrición equilibrada durante semanas.

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