A la decisión de la Reserva Federal de bajar los tipos de interés en 25 puntos la semana pasada, no parece que vaya a sumarse su homólogo en el viejo continente. El Banco Central Europeo (BCE) afronta una nueva reunión este jueves en la que, además de presentar nuevas proyecciones de inflación y crecimiento en la eurozona, previsiblemente, mantendrá el precio del dinero fijo en el 2%. Lo que impedirá nuevas caídas del euríbor.
Desde el último encuentro del primer semestre del año, celebrado el 5 de junio, la institución presidida por Christine Lagarde ha mantenido estables las tasas de financiación. Algo que no cambiará en la sesión que cierra el 2025, tal y como reconocen la mayoría de analistas, aunque los halcones avisan de “futuras subidas”.
Y es que los datos económicos publicados tras la reunión de octubre han aportado muy pocos argumentos para justificar un nuevo ajuste. Un crecimiento del PIB del tercer trimestre superior a lo esperado por el banco central, que se elevó hasta un 0,3% -según los últimos registros de Eurostat- y una inflación que en noviembre anotó un repunte hasta el 2,2%, limita las posibilidades de que haya movimientos a la baja.
Desviaciones temporales del IPC
La actividad, a juzgar por los datos, responde con creces al precio de financiación actual. En este contexto, los tipos estarían ya en su tasa de interés neutral, un nivel que ni estimula ni frena la economía y que reduce aún más los motivos para modificar la política monetaria.
De hecho, de producirse una revisión sería al alza. El aumento del IPC en el pasado mes, levemente por encima del objetivo del 2%, podría servir como argumento a los halcones del BCE. No obstante, el vicepresidente de la institución, Luis de Guindos, ya adelantó recientemente que “si las variaciones son temporales, no habrá actualizaciones”. En esta misma línea, el gobernador del Banco de Eslovaquia y miembro del Consejo de Gobierno de la entidad, Peter Kažimír, declaró la pasada semana que “no tiene sentido reaccionar ante desviaciones pequeñas de la inflación“. Y añadió: “Una política monetaria estable aporta certidumbre”.
El suelo en el 2%
Aunque no en la próxima reunión, como todo parece apuntar, Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo de la autoridad monetaria, ya dejó entrever que las tasas actuales son el suelo definitivo. Así, en una entrevista con Bloomberg el pasado lunes, Schnabel señaló que tanto los mercados como los participantes en las encuestas recientes de la institución “esperan que el próximo movimiento de tipos sea una subida“. Y enfatizó que se siente “bastante cómoda ante las expectativas” de que el cambio sea al alza y no una nueva bajada.
La alemana, que dijo además “estar lista” para suceder a Lagarde en el cargo -su mandato vence en octubre de 2027-, señaló también que los riesgos para el crecimiento y la inflación “están sesgados hacia niveles más altos de lo previsto por el BCE”, en parte porque el comercio ha resistido mejor de lo esperado frente a los aranceles de Estados Unidos. Y gracias a que “la caída de la inflación subyacente se ha estancado en un momento en que la economía se está recuperando. Y la política fiscal se está expandiendo“. Lo que podría generar condiciones favorables para que la presión sobre los precios acelere en el corto plazo.

Recortes adicionales
Pero la postura de Schnabel cuenta ya con detractores. Desde ING Research aseguran que los comentarios de la economista “no reflejan actualmente la postura mayoritaria del BCE“. Carsten Brzeski, responsable global de macroeconomía de la firma, garantiza que “cualquier cambio posterior -a la reunión del jueves- en los tipos de interés del BCE será un recorte, no una subida”. Y establece hasta finales de la primavera del año que viene el horizonte para mayores caídas.
A partir de entonces, Brzeski declara que un estímulo fiscal que se ajuste a las restricciones de la oferta podría reactivar presiones inflacionistas. Por ello, “es probable que se cierre la ventana para recortes”. Aunque matiza que es un escenario “para 2027, más que para 2026”.
De cara a 2026
La previsibilidad de la reunión venidera, parece ya una constante que se extenderá al próximo año. Según la encuesta de Reuters realizada entre el 5 y el 10 de diciembre, de los 96 expertos consultados, el 80% prevé que los tipos permanecerán sin cambios hasta mediados de 2026. Y un 75% vaticina que la tasa continuará inmóvil hasta finales de ese mismo ejercicio.

La propia presidenta del BCE ha ofrecido señales consistentes con este enfoque prudente en las últimas semanas. En una comparecencia ante el Parlamento Europeo, Lagarde subrayó que el banco “espera que la inflación se mantenga en torno a nuestro objetivo del 2% en los próximos meses”. Pero persiste el miedo a desajustes. En este sentido, la exdirectora del FMI advirtió de posibles riesgos al alza si aumentan las tensiones comerciales o se alteran las cadenas de suministro. Lo que forzaría a subidas de tipos para contener el aumento de los precios. El ojo estará puesto en Ucrania y Oriente. Pero sobre todo en los anuncios de Washington, quien ya ha colocado en su punto de mira a la Unión Europea.

