El domingo 10 de agosto, a las 14,25 h., se notificó el inicio de un fuego entre los términos zamoranos de Uña de Quintana y Molezuelas de la Carballeda. La sequedad y el calor extremo, por encima de los 38º, hicieron que se propagase con inusitada rapidez. Dos horas después, las llamas eran ya una amenaza para la población y las infraestructuras. Varios municipios fueron evacuados y se movilizaron más de 30 medios aéreos y terrestres. Era el inicio de una ola de incendios excepcionalmente devastadora. Esa España que Filomena cubrió de blanco cegador y el apagón de negro absoluto se convertía en una marea naranja incandescente dejando a su paso un manto de ceniza.
¿De quién es la mano que enciende la mecha?
La ola de calor, la sequía repentina, las masas forestales inflamables, el pirómano de turno, el escribano que impidió la tala pertinente, la clase política… Y, en mayúsculas, el cambio climático, la cabeza de turco con la que limpiarse en esta cadena de manos tiznadas, no de ceniza, sino de vergüenza por tanta tierra calcinada. “En ese cruce de reproches, las llamas siguen avanzando sin control en nuestra España vaciada, despoblada y abandonada por parte de quienes practican ecologismo desde sus despachos”, lamenta Luis Martín-Alameda, bombero forestal y alcalde de Pinilla del Valle, en el corazón de la sierra madrileña de Guadarrama.
Es, por tanto, buen conocedor de la situación, desde su dimensión política y como uno de los bomberos que ha trabajado sin descanso en la extinción de varios incendios este verano. “A pesar de la ola de calor que ha azotado España, con temperaturas extremas que han propiciado la propagación acelerada del fuego, no podemos asentir cuando Pedro Sánchez habla de pacto de Estado para mitigar el cambio climático”. Coincide en su opinión con las declaraciones de la portavoz del PP, Ester Muñoz, que considera “una burla” decir a los ciudadanos que su “gran solución es un pacto de Estado”. El mejor pacto, confirma el regidor de Pinilla del Valle, son unos presupuestos.
Igualmente, cree que las Fuerzas Armadas, no solo la UME, deberían actuar directamente. “Mientras los políticos discuten en ministerios, consejerías y ayuntamientos y se pierden en temas de competencias y culpabilidades, el fuego va saltando provincias y arrasando cuanto encuentra, cabezas de ganado, rastrojos o cultivos. No es extraño qué los paisanos decidan detener el fuego con sus propios medios”.
Discusión por competencias
Durante la conversación, vecinos de La Garganta (Salamanca), en riesgo por la entrada de fuego, trasladan a Artículo 14 su queja porque los bomberos de Béjar no pueden actuar hasta que la Diputación no dé el visto bueno. “Estamos llamando y nos dicen que no pueden salir por un tema de competencias autonómicas, estando a diez kilómetros del incendio”, nos dicen. Lo que ocurre en esta tierra charra se repite en el resto de los territorios asolados por las llamas.
Martín-Alameda no niega el cambio climático. Lo que no admite es que se utilice para eximir responsabilidades. “Estos ecologistas de despacho hacen política sin conocer las leyes de la naturaleza, sin saber que detrás de estas catástrofes está la mano del pirómano que actúa con absoluta impunidad, un Gobierno que ha descuidado la España rural y los incendiarios a sueldo que provocan incendios en zonas que, curiosamente, se consideran tierras raras”. Se refiere al interés de empresarios chinos en invertir miles de millones de euros en España, en sectores como las energías renovables y el automóvil eléctrico, según se desprende del viaje oficial de Pedro Sánchez a Pekín en abril de 2025. Esta inversión tendría como condición el acceso prioritario a los yacimientos mineros de litio y otros minerales, esenciales para la defensa o la tecnología, que abundan precisamente en algunas de las zonas ahora calcinadas.
Además de esta sospecha, Martín-Alameda hace hincapié en el cuidado de la ganadería y la agricultura y en algo tan básico como la limpieza y mantenimiento del monte y caminos para reducir riesgos. “Es la primera medida de prevención de incendios forestales. La ganadería extensiva pasta la vegetación y ayuda a eliminar la biomasa que alimenta los incendios. Además, mantienen el equilibrio de los ecosistemas. ¿Qué se necesita? Más apoyo por parte de las administraciones y menos restricciones a la hora de realizar estas labores y trabajar el campo”.
También la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) está pidiendo, además de recursos económicos y ayudas a los afectados por los incendios, una nueva política forestal que reconozca el papel clave de agricultores, ganaderos, y titulares de explotaciones en la prevención y extinción del fuego. Reclaman que se mejoren las condiciones para la limpieza de fincas, caminos y olivares y que se adapte la normativa agraria.
Debilidad parlamentaria
Martín-Alameda entiende que ha habido un cúmulo de factores que han favorecido que las llamas se propaguen sin control. Entre ellos, la orografía, el calor, el viento intenso y la falta de humedad. Pero lamenta que no haya habido suficiente coordinación autonómica y estatal y que los recursos empleados no hayan sido suficientes por parte del ejecutivo de Sánchez. “Casualmente, las comunidades más afectadas están gobernadas por el PP. Dada la magnitud de los fuegos, la situación exigía una respuesta estatal más temprana y potente”. También el PP ha denunciado la reducción por parte del Gobierno de la cantidad de medios aéreos disponibles para la extinción, achacándolo a la “debilidad parlamentaria” y la falta de presupuestos nuevos.
La pregunta es si, después de esta catástrofe, seguiremos asistiendo al cruce de reproches por competencias y gestión o habrá una política común de prevención. Mientras observamos el impacto de estos incendios que han transformado el paisaje, el alcalde de Pinilla del Valle repara también en las condiciones laborales de los bomberos forestales. Nos confirma todo lo que han venido denunciando sus compañeros: sueldos de 1.300 euros, jornadas interminables, agravios comparativos con respecto a otros cuerpos de bomberos y menús compuestos por un bocadillo de chorizo, un zumo de piña y un café servido a medianoche para tomar como desayuno.
Han pasado dos semanas desde ese punto cero del fuego en Zamora y el humo en algunas localidades sigue siendo asfixiante. Los expertos recuerdan que no deberíamos subestimar esas partículas finas y tóxicas suspendidas en el aire. Una amenaza más para nuestra salud que pasa desapercibida.