LUCÍA PERAITA

Varias misiones internacionales y un premio a su labor: la historia de Lucía Peraita

Conoce la trayectoria de Lucía Peraita, una mujer que cumplió con tareas poco comunes en el Ejército, junto a misiones internacionales

Lucía Peraita ha formado parte de la Brigada Castillejos II
Ministerio de Defensa

Hay mujeres que, con tal de servir a su país y ayudar a los demás, están dispuestas a aportar incluso en las unidades menos conocidas de nuestras Fuerzas Armadas, así como poner en riesgo su vida. Una de ellas es Lucía Peraita, quien ha conducido trenes del Ejército y otros vehículos en territorios extranjeros hostiles.

Conoce la particular y sorprendente trayectoria militar de la burgalesa, la cual obtuvo su merecido reconocimiento en el año 2009 con la concesión del II Premio Soldado Idoia Rodríguez, Mujer en las Fuerzas Armadas.

Los comienzos de la carrera militar de Lucía Peraita

Lucía Peraita
Lucía Peraita en 2009 (Israel Nieto / MDef)
Ministerio de Defensa

Lucía Peraita García nació en Burgos en 1973. Le encantan la música española, la novela histórica y los animales (ha tenido pájaros, perros, gatos…).

No tiene ningún familiar cercano en las Fuerzas Armadas, pero sí un tío materno que era Guardia Civil. Una vez acabó el COU, trató de acceder a este cuerpo, pero no superó el examen de acceso.

Pero eso no le desanimó, y decidió tratar de acceder en el Ejército de Tierra. Y allí sí que accedió, en el año 1994. Apenas habían pasado unos años desde que se otorgara el acceso a las FAS a las mujeres. De hecho, sólo tenía una compañera en la unidad de zapadores a la que pertenecía.

Como primer destino, acabó en el Batallón de Ingenieros II, donde pasó cinco años. Después, pasó dos años en el Mando de Apoyo Logístico Regional Pirenaico (MALREPIR) y de allí pasó al Regimiento de Ferrocarriles número 13.

En este Regimiento, aparte de trabajar con excavadoras y otras máquinas, accedió al puesto de máquina tractora de tren. Se trata de un puesto muy poco común, pero con un papel también importante en el Ejército.

Poco después, estuvo un tiempo entre el Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros (RPEI) número 12, donde obtuvo la condición de cabo permanente en 2005. Pero sus grandes aventuras en las FAS apenas estaban empezando a andar.

Misiones internacionales y recepción del II Premio Soldado Idoia Rodríguez

La cabo Peraita con su premio Soldado Idoia Rodríguez
Ministerio de Defensa de España

Ya en el año 2009, la cabo Lucía Peraita había completado multitud de formaciones, había pasado por siete misiones internacionales y formaba parte de la Brigada de Caballería Castillejos II, en Zaragoza.

La primera misión la había hecho como zapadora en el año 1998, en Bosnia, que para ella fue la más dura de todas. Después, estuvo en Kosovo, la más satisfactoria, siendo conductora en una unidad sanitaria.

También estuvo en Macedonia, su último destino en los Balcanes. Allí, en pleno invierno, tenía que transportas mercancías desde paquetería hasta sangre. “Pasé más frío que en toda mi vida”, confesó en la Revista Española de Defensa.

Otro destino exterior fueron Líbano, Pakistán y Afganistán. En este último, estuvo destinada en el año 2004. En este territorio, vivió su experiencia más impactante, al ver de cerca la dura realidad del país en aquellos momentos.

Entonces, estando en un repliegue de tropas de nuevo en Kosovo, le llegó una inesperada pero gran noticia: el Ministerio de Defensa y el Jurado le habían concedido el segundo Premio Soldado Idoia Rodríguez.

Peraita acumulaba ya seis medallas de la OTAN y una de la ONU, en sus diferentes labores como zapador, radio-tirador, conductor, sanitario-conductor y conductor topógrafo.

Pero este galardón fue todo un honor para ella, pues significó “el reconocimiento de todas las mujeres que trabajan cada día en el Ejército, que disfrutan de la igualdad de posibilidades entre hombres y mujeres y que asumen con responsabilidad sus mismos riesgos”.

Desde hace unos años, no hay apenas información sobre Lucía. Pero lo que es seguro, es que seguirá comprometida con su servicio como lo ha estado siempre, aprendiendo nuevas habilidades y compartiendo “los buenos valores y aptitudes” que ella ha vivido y vive en el Ejército de Tierra.

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