El Real Madrid llegaba a la jornada 12 de la Liga F Moeve con la obligación de reafirmarse en la parte alta de la tabla, y lo hizo con una actuación sólida en Valdebebas ante un Eibar disciplinado. Desde el primer minuto, el equipo de Pau Quesada impuso ritmo e identidad, guiado por una inspirada Caroline Weir, que abrió el partido y marcó el camino de una victoria construida desde la intensidad, el control y la autoridad.
Weir ilumina la primera parte
El partido en Valdebebas nació con una chispa que incendió el guion desde el primer instante. No habían pasado ni sesenta segundos cuando el Real Madrid encontró el camino al gol: un balón suelto en zona de tres cuartos, la mirada afilada de Caroline Weir y un golpeo preciso que abrió el marcador antes de que el Eibar pudiera asentarse. Un arranque que adelantó la radiografía del encuentro: un Madrid dominante, ambicioso y dispuesto a imponer su ritmo desde el primer toque.
El golpe inicial obligó al Eibar a replegarse. El equipo armero trató de sobrevivir en campo propio mientras las blancas encadenaban presiones altas y recuperaciones rápidas. La primera intentona visitante llegó en forma de falta lateral, pero Misa se mostró segura y el Madrid recuperó el control sin pestañear.
Sobre el césped, una protagonista destacaba por encima del resto: Athenea del Castillo. La extremo cántabra fue un torbellino constante, desbordando por fuera y por dentro, forzando córners y rozando el segundo tanto con acciones de enorme calidad. Cada arrancada suya agitaba a un Eibar obligado a retroceder sin descanso.
El susto lo puso el minuto 27, cuando un choque brutal entre Astralaga e Iris detuvo el partido y encendió las alarmas. Tras la atención médica, ambas pudieron continuar, aunque el banquillo visitante ya había mandado a calentar a Comendador por precaución.
El Madrid cerró la primera parte con su versión más pulida: asociaciones rápidas, circulación limpia y una seguridad defensiva que impidió al Eibar generar peligro. Athenea firmó el último intento antes del descanso y, tras cuatro minutos de añadido, el árbitro envió a ambos equipos al túnel con la sensación de que el conjunto blanco tenía el partido donde quería.
La segunda parte cerró el triunfo
La segunda mitad arrancó con un estruendo que cambió por completo el ritmo del encuentro. Apenas había sonado el pitido inicial cuando Caroline Weir, de nuevo, volvió a iluminar Valdebebas con un gesto solo al alcance de las futbolistas especiales. Controló en la frontal, levantó la mirada y clavó un zapatazo a la escuadra que firmó el 2-0 y dejó sin respuesta a Astralaga. El estadio aún celebraba cuando el Madrid encadenó minutos de dominio absoluto, embotellando al Eibar en su área.
El conjunto visitante intentó reaccionar y tuvo en Arene su ocasión más clara del partido, pero su disparo cruzado se marchó por centímetros. El Madrid respondió con un balón al palo provocado por Athenea, que ganó línea de fondo y forzó un rebote que casi acaba en propia puerta de Garazi.
Los cambios refrescaron el ritmo blanco: entraron Comendador, Angeldahl y Keukelaar, y más tarde Linda Caicedo, que nada más pisar el césped tuvo el 3-0 en sus botas. Sin embargo, su disparo salió demasiado centrado. El Eibar, cada vez más fatigado, apenas lograba presionar y las locales manejaban el balón con paciencia.
Los minutos finales fueron clave. En el 84, tras una jugada embarullada en el área, Rocío aprovechó un rebote para cerrar el encuentro con el definitivo 3-0, un tanto que certificó la superioridad de las de la capital. Eva Navarro tuvo la oportunidad de marcar el cuarto, pero su remate se fue por arriba. Con cuatro minutos de añadido y el Di Stéfano ya de pie, el Madrid selló una victoria sólida, autoritaria y con Weir como gran figura de la tarde.