María Isabel Rodríguez Rivero, más conocida como Misa Rodríguez, no es solo la portera del Real Madrid Femenino: es historia viva del equipo. Fue una de las primeras en defender el escudo cuando el club puso en marcha su sección femenina en 2020, y desde entonces ha sido testigo y protagonista del crecimiento de un proyecto ambicioso. Con carácter discreto pero liderazgo firme, se ha convertido en una figura clave dentro del vestuario. Hoy, además de salvaguardar la portería blanca, lleva con orgullo el brazalete de capitana, símbolo de su peso dentro y fuera del campo.
En una reciente entrevista con Real Madrid TV, Misa ha hablado sobre su relación con el club, su evolución como jugadora y la responsabilidad que implica ser la capitana de uno de los mejores equipos del mundo.
Una pasión que nació en casa
La historia de Misa no se puede contar sin mencionar al Real Madrid. No es una casualidad ni una frase bonita: su vínculo con el club blanco es profundo, auténtico y nace desde la infancia. Criada en Gran Canaria, en un hogar donde el fútbol era parte del día a día, Misa heredó la pasión madridista de su padre, un aficionado incondicional que le inculcó desde muy pequeña el amor por el escudo.

“El fútbol se vivía en casa”, recuerda. “Mi padre siempre fue muy futbolero. Me acuerdo de ver por televisión los grandes fichajes del Madrid, de emocionarme con la llegada de Cristiano, de admirar a Raúl. Para mí eran ídolos. Tenía todas sus camisetas cada año”.
Tanto era el sentimiento, que incluso el regalo de su primera comunión giró en torno al club de sus sueños. Cuando sus padres le ofrecieron elegir entre una fiesta tradicional o un viaje al Santiago Bernabéu, no tuvo dudas. Eligió el estadio. “Fuimos al Tour y vimos un Real Madrid-Getafe en 2009. Fue un día inolvidable”. Esa conexión, lejos de desvanecerse, solo se fortaleció con el tiempo.
Hoy, como futbolista del primer equipo femenino del Real Madrid, Misa puede cruzar las puertas del Bernabéu no como aficionada, sino como parte del club al que siempre soñó pertenecer. Y cada vez que pisa ese césped o se enfunda la camiseta blanca, revive la emoción de aquella niña que, con ilusión en los ojos, eligió el fútbol por encima de todo.
De Gran Canaria a Madrid
Nacida el 22 de julio de 1999 en Gran Canaria, Misa Rodríguez comenzó su formación en equipos locales como el UD Telde, donde empezó a destacar bajo palos. Su talento la llevó rápidamente a dar el salto a la UD Granadilla Tenerife, club en el que se consolidó como una de las mejores porteras de la Primera Iberdrola.
En 2020, año en que el Real Madrid oficializó su sección femenina tras la absorción del CD Tacón, Misa dio un paso decisivo en su carrera al fichar por el club blanco. Desde entonces, se ha convertido en una pieza clave, no solo por sus intervenciones decisivas, sino también por su liderazgo. Fue la primera portera en disputar un partido oficial con el Real Madrid Femenino, un logro que para ella tiene un significado muy especial. “Algún día estaré en los libros. Y eso es muy especial”, afirma con orgullo.

Para Misa, defender la camiseta blanca va mucho más allá de la competición: es representar una historia, un legado y una exigencia constante que se vive en cada entrenamiento y en cada partido.
La evolución del Real Madrid Femenino
El Real Madrid Femenino ha experimentado una transformación significativa en los últimos años. De ser un equipo en plena construcción, ha pasado a competir en la élite del fútbol nacional y a disputar con regularidad la UEFA Champions League. Para Misa Rodríguez, la siguiente meta es clara: “Tenemos que superar la barrera de los cuartos de final en Europa. Queremos llegar a una final lo más pronto posible”.
La temporada 2025/2026 ha arrancado con novedades importantes: nuevos fichajes, cambios en el banquillo con la llegada Pau Quesada, y una ambición renovada. “Han llegado muchas jugadoras nuevas, y estoy muy orgullosa de cómo se han integrado. Pau y su cuerpo técnico están haciendo un trabajo excelente. La intensidad en los entrenamientos es brutal. Confío en que con el tiempo daremos ese salto. Somos capaces de cualquier cosa que nos propongamos”.

En este proceso de crecimiento, Misa subraya la importancia de la adaptación, la exigencia diaria y la confianza en el grupo. Testigo desde el inicio de la evolución del equipo, ahora como capitana quiere guiar a sus compañeras hacia la conquista de títulos y el éxito internacional.
Pasión y compromiso madridista
Pese a los obstáculos que ha enfrentado a lo largo de su carrera, tanto dentro como fuera del campo, Misa mantiene intacta su ilusión y compromiso. La portera sabe lo que representa vestir la camiseta blanca y no se esconde ante la presión que conlleva defender uno de los escudos más grandes del mundo. “Representar al Real Madrid allá donde vayamos es un orgullo y una responsabilidad. Cada vez que veo camisetas blancas en cualquier parte del mundo, me doy cuenta de lo afortunada que soy. No es solo fútbol: es un sentimiento que llevo dentro desde siempre”, afirma.

En un fútbol femenino que aún se encuentra en pleno proceso de consolidación, Misa se ha convertido en un símbolo de perseverancia, identidad y compromiso. Para ella, defender la portería blanca no es solo una profesión, sino cumplir el sueño que empezó en su infancia y que continúa escribiendo, partido a partido, bajo los palos del Real Madrid.