La portera del FC Barcelona y la selección española, Cata Coll, se enfrenta con firmeza a las críticas que han rodeado al equipo femenino esta temporada. Así lo ha dejado claro en el podcast WAO, donde con una mezcla de humildad y ambición, la joven guardameta se sincera sobre su carrera deportiva y sobre su vida personal y envía un mensaje contundente a los detractores: es momento de callar y dejar que el equipo hable en el campo.

La plantilla y la crítica constante
“Nos han criticado mucho por tener una plantilla corta”, reconoce Cata. “Dicen que no vamos a llegar, que en seis meses estaremos eliminadas de la Champions… Pero creo que este es nuestro año para demostrar lo contrario. Tenemos una ambición enorme y vamos a resurgir, a pesar de todo lo que se dice”.
La portera apunta a las limitaciones económicas del club como uno de los motivos por los que el equipo ha tenido que adaptarse. “Hay una masa salarial que no se puede pasar. Aunque vendemos jugadores para ganar dinero, no siempre podemos fichar porque el presupuesto es muy limitado. Es complicado, pero somos conscientes y seguimos luchando”.

La realidad financiera del club limita la flexibilidad para reforzar la plantilla. Con un tope salarial estricto, incluso las ventas de jugadoras buscan equilibrar las cuentas más que permitir nuevas incorporaciones, un desafío que el equipo asume con esfuerzo y determinación.
Más que dinero: la identidad
A pesar de las tentaciones económicas que puedan aparecer, Cata tiene claro que no todo vale. “Te llaman para muchas cosas, para anunciar productos o marcas, pero no siempre me siento identificada. No hago cualquier cosa por dinero. Sí, todos trabajamos para ganar, pero también para representar algo que realmente sentimos”.
De hecho, la portera revela que ha rechazado propuestas que no encajaban con su imagen. “No quiero decir marcas, pero sí, me han llamado para cosas raras que simplemente no acepto. Para mí es importante ser coherente”.
La dinámica en la selección
Sobre la convivencia en la selección española, Cata es sincera. “Hay subgrupos, como en cualquier equipo grande. No es porque nos llevemos mal, sino que simplemente conectas más con algunas personas. Pero luego en los viajes o partidos, todos hablamos y estamos bien. Es normal y sano”.
Esta normalidad dentro del grupo se vio puesta a prueba en situaciones públicas, como el polémico viaje a Ibiza, donde la presión mediática y la exposición aumentaron la tensión. “Fue un momento complicado, había mucha gente observándonos, casi no podíamos respirar. Pero dentro del equipo mantenemos la unidad y el buen ambiente”.

Proyectos fuera del campo
Aunque el fútbol es su pasión y su trabajo, Cata Coll tiene claro que quiere diversificar su vida. “Me gusta la moda, vestir bien, y me encantaría tener una línea de ropa propia. No quiero que lleve mi nombre directamente, prefiero que sea algo más incógnito, con mi estilo, pero sin que la gente sepa que soy yo”.

La portera también reconoce que mantener la mente ocupada fuera del campo es clave para su bienestar. “Entreno por la mañana y a veces también por la tarde, pero siempre tengo varias horas libres que aprovecho para hacer otras cosas. Me siento más productiva y feliz así”.
El sacrificio del profesionalismo
“No imaginaba que esto fuera tan sacrificado”, admite Cata. “Cuando era pequeña solo quería jugar y divertirme. Ahora entreno muchas horas, cuido mi alimentación, hago fisioterapia… Es un trabajo 24/7. No siempre tengo vacaciones claras, pero lo hago con gusto porque amo lo que hago”.
La portera reconoce que el compromiso es total. “Un día libre tengo que medir lo que como, porque mi cuerpo es mi herramienta de trabajo. Es un sacrificio constante, pero si no fuera feliz aquí, no lo haría”.
Frente a los haters y la prensa
Ser figura pública implica exponerse, y Cata no es ajena a las críticas duras que a veces se publican. “A veces leo cosas que me duelen, especialmente porque mi madre también las ve. Pero no puedo controlar lo que opina la gente. Lo que sí sé es quién soy y el esfuerzo que hago”. Consciente del escrutinio, la portera lanza un mensaje firme: “A los haters les digo que guarden silencio y dejen que nuestro fútbol hable por nosotras”.
Una líder con voz propia
Cata Coll no solo se ha consolidado bajo los palos, sino también como una voz firme y reflexiva dentro y fuera del vestuario. Su visión del fútbol va más allá de lo deportivo: combina profesionalismo, identidad y compromiso personal. En un contexto donde el ruido mediático y las exigencias no cesan, ella representa la templanza y el carácter que necesita un equipo campeón.
Su mensaje no es solo para los haters, sino para todos aquellos que dudan del presente y futuro del fútbol femenino. Consciente de las dificultades, pero también de la grandeza del proyecto que lidera, Cata apuesta por el trabajo silencioso, la coherencia personal y la ambición colectiva. Porque, al final, como ella misma transmite, el fútbol se demuestra en el campo, no en los titulares.