FÚTBOL

El progreso de la selección india: trabajo, talento y una nueva era para el fútbol femenino

Forjado con disciplina y valentía, el camino indio impulsa una generación que compite sin miedo y apunta al Mundial.

Las jugadoras de la selección india
@ashalatadeviofficial

Durante años, el fútbol femenino en India sobrevivió más por coraje que por recursos. Las primeras generaciones de jugadoras crecieron sin botas, sin césped y, muchas veces, sin público. Sus entrenamientos eran en terrenos irregulares, con balones tan desgastados como las manos que los sostenían. Allí, entre polvo y piedras, se forjaron los primeros toques y la primera rebeldía deportiva del país.

Con menos infraestructura que ilusión, las Blue Tigresses aprendieron a competir a base de esfuerzo. Esa precariedad se transformó en identidad: un equipo construido sobre la valentía, la resistencia y la convicción de que rendirse no era una opción. Lo que un día fue fútbol improvisado hoy se traduce en estadios llenos, transmisiones televisivas y un país que comienza a creer.

Esa evolución ha desembocado en un hito sin precedentes: India se ha clasificado a la Copa Asiática Femenina 2026 por méritos propios y tras superar eliminatorias oficiales, una marca que reavivó aspiraciones que durante años parecieron solo una utopía. Con el boleto en la mano, el país vuelve a soñar con un destino que se resistía: la posibilidad real de llegar a un Mundial.

Las jugadoras de la selección india celebrando su clasificación para la Copa de Asia 2026
@manisha_kalyan_

De promesa a candidata real

India empezó a hacerse grande rumbo a la Copa Asiática 2026. La goleada 13-0 frente a Mongolia (la mayor registrada por el país en un torneo oficial de la AFC) no solo abrió el marcador de la clasificación: abrió una etapa. Después llegaron victorias ante Timor Oriental e Irak, y el triunfo final 2-1 sobre Tailandia, celebrado entre lágrimas, abrazos, banderas al viento y un país entero conteniendo el aliento. India ganó prestigio, voz y terreno.

Manisha Kalyan, una de las referentes del vestuario, lo resume con una sentencia que es casi manifiesto: “Salimos del polvo, con lo justo, con lo que hubiera. Pero aquí estamos por trabajo, no por suerte.”

Manisha Kalyan, jugadora del PAOK y de las Blue Tigresses, es una de las referentes del equipo
@manisha_kalyan_

El desafío inmediato no es menor. La selección compartirá grupo con Japón, Vietnam y China Taipéi, tres rivales con más recorrido internacional y mejor posicionamiento FIFA. Para algunos, un muro. Para el técnico Crispin Chettri, una puerta entreabierta: “Los rankings no dicen todo. Podemos pelear por los cuartos y por el Mundial.” Su convicción es ambiciosa, casi histórica. Si India logra ir más allá y alcanzar el Mundial, el impacto podría recordar al de 1983, cuando el cricket transformó la identidad deportiva del país para siempre.

Reconstrucción a contracorriente

El resurgir del fútbol femenino en India no es casualidad ni fortuna. Es el resultado de una larga resistencia. En los años 70 y 80, la selección llegó a ser subcampeona asiática, pero aquello quedó atrás con rapidez: falta de inversión, ausencia de planificación y largos periodos sin actividad internacional empujaron al equipo al olvido. Tanto así que en 2009 desapareció del ranking FIFA por inactividad. Pero el silencio no significó rendición.

La Indian Women’s League (IWL), fundada en 2016, marcó el primer paso hacia la reconstrucción. Es una liga modesta, con apenas ocho equipos y tres meses de competición, y todavía lejos del ritmo europeo, donde se juega prácticamente todo el año. En India, pocas jugadoras superan los 30 partidos anuales. Sin embargo, esa ventana fue suficiente para reactivar el talento, generar competencia interna y volver a alimentar la cantera nacional.

Las jugadoras de la selección India celebrando un gol
@xaxapyari

Disha Malhotra Julka, entrenadora y referente del desarrollo femenino en el país, lo expresa con claridad: “Para invertir quieren resultados, pero para obtener resultados primero necesitamos inversión”.

La ecuación sigue siendo injusta, pero India aprendió a crecer sin garantías. Donde faltó infraestructura, apareció disciplina; donde faltó apoyo, surgió carácter. Esa mezcla de austeridad y convicción explica por qué este renacimiento emociona y cautiva: el fútbol femenino indio no solo sobrevivió, volvió a levantarse.

Los rostros del nuevo camino

Este renacimiento del fútbol en India no tiene rostro único. Fue posible gracias a una generación de jugadoras que decidió empujar el deporte hacia adelante cuando todo apuntaba a la inercia.

Entre ellas, Manisha Kalyan destaca como referente ofensivo, líder emocional y una de las voces más firmes del vestuario. A su lado brilla Pyari Xaxa, delantera veloz, indomable, premiada a nivel nacional y símbolo del fútbol que no teme arriesgar. Y en la portería crece Monalisha Devi Moirangthem, nacida en 2006, prueba de que el futuro ya no mira desde fuera: está entrando en escena.

La jugadora de la selección india, Pyari Xaxa, durante un partido con su selección
@xaxapyari

Sus trayectorias comparten algo más que talento. Las une la misma historia que atraviesa a cientos de futbolistas en el país: viajes eternos en autobús, entrenamientos sin luz, familias que apostaron todo, temporadas sin ligas ni cámaras, sueldos escasos o inexistentes.

El mundo comienza a mirarlas

India ya no se presenta en los torneos para aprender: se presenta para competir por títulos. Con una selección joven en pleno crecimiento, un cuerpo técnico que trabaja con proyección a futuro y una afición que empieza a abrazar al equipo con orgullo, el fútbol femenino ha dejado de ser un susurro para convertirse en tema de debate, análisis y expectativa nacional.

Uno de los onces iniciales de la selección de la India
@ashalatadeviofficial

El gran objetivo no es solo clasificarse: es trascender. Un pase al Mundial no sería simplemente un hito en la historia deportiva del país, sino un mensaje potente para miles de niñas que hoy entrenan en polvo, barro o cemento. Sería la prueba viviente de que el talento puede florecer incluso cuando el contexto no lo facilita.

Si las Blue Tigresses dan el salto, no solo alcanzarán una hazaña deportiva: pueden cambiar para siempre el destino del fútbol femenino en India. Esta vez llegan para ser reconocidas.

Y por primera vez, el mundo las observa con atención.

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