La selección de Miguel Méndez ya tiene asegurado su billete a cuartos de final después de firmar dos victorias solventes. El grupo mezcla veteranía y juventud en un bloque coral que ilusiona con volver a lo más alto de Europa. Aunque queda una última prueba antes de viajar a Grecia para los cruces de cuartos. El tercer encuentro es contra Suecia (en busca de clasificarse), este domingo, a las 15:15h.
Un arranque de garantías para soñar
España no ha dejado lugar a dudas en su estreno en el Eurobasket. Primero se impuso con claridad a Gran Bretaña (70-85), en un partido donde la defensa y la velocidad de transición marcaron la diferencia desde el salto inicial. Las de Méndez encarrilaron el debut con una primera parte dominante, sin permitir la reacción de un rival que apenas encontró vías de anotación.
Veinticuatro horas después, llegó la confirmación ante Alemania (79-60). Lejos de relajarse, España firmó un partido aún más completo: solidez en el rebote, circulación rápida y una segunda mitad que mantuvo el nivel defensivo. Con un +34 de diferencia en dos partidos, el combinado español se aseguró matemáticamente el pase a cuartos y lidera el grupo D con solvencia, a la espera del último partido.
Este inicio despeja dudas sobre la renovación de la plantilla tras el último ciclo. El equipo muestra un carácter competitivo y recursos suficientes para afrontar el reto de pelear por el oro.
La génesis de un grupo renovado
El seleccionador Miguel Méndez ha sabido combinar la experiencia de jugadoras icónicas con la frescura de una generación que pide paso. Alba Torrens sigue siendo el faro, la voz en pista y fuera de ella. La mallorquina lidera en momentos clave, pero comparte galones con Raquel Carrera, que ha regresado a un gran nivel tras superar una lesión de gravedad y ya destacó con 20 puntos ante Alemania.
Paula Ginzo aporta solidez interior, mientras que la gran sorpresa está siendo Iyana Martín. La joven base, debutante en un Eurobasket absoluto, fue la máxima anotadora ante las británicas con 14 puntos, demostrando descaro y temple en la dirección. Junto a ella, Elena Buenavida y Awa Fam refuerzan la apuesta por el relevo generacional que Méndez persigue desde su llegada.

La profundidad del banquillo es uno de los activos más valiosos: jugadoras como Mariona Ortiz, Irati Etxarri o María Araújo suman minutos de calidad y permiten que la intensidad no decaiga. Pero sobre todo quien también aporta un equilibrio al equipo es Andrea Vilaró. Con todo ello han devuelto a España un perfil competitivo que la vuelve a situar entre las candidatas al título continental.
Claves del juego
La Selección Española se ha hecho fuerte a partir de su seña de identidad: la defensa. El equipo presiona alto, obliga a pérdidas y convierte la recuperación en transición rápida. Contra Gran Bretaña forzó 20 balones perdidos. Y ante la anfitriona limitó la efectividad rival a menos de un 40% de acierto en tiros de campo.
El ataque se reparte de forma coral. No existe dependencia de una única jugadora: Torrens, Carrera, Martín, Ginzo y Buenavida han superado los 10 puntos en algún momento, lo que dificulta el trabajo de scouting para cualquier oponente.
Otro punto diferencial es la rotación. Méndez distribuye minutos de forma equilibrada, exprime a cada jugadora sin sobrecargar a las veteranas y garantiza un nivel físico constante durante los 40 minutos. Esa profundidad, que fue una debilidad en pasados campeonatos, hoy se presenta como argumento para superar partidos ajustados en rondas decisivas.
Raquel Carrera, un regreso sólido
Raquel llegó al Eurobasket entre interrogantes tras su lesión de tobillo, que pusieron en duda su presencia, pero su impacto ha despejado todo. Promedia 13 puntos, 3,5 rebotes y una asistencia en apenas 15 minutos de media por partido, siendo la referencia interior que necesitaba España para equilibrar su juego exterior.
Ante Alemania firmó 20 puntos, 4 rebotes y un 80% de acierto en tiros de campo, liderando la ofensiva en los minutos decisivos. Su capacidad para dominar bajo los aros, forzar faltas y sostener la defensa la convierten en uno de los pilares de este bloque renovado que quiere volver a lo más alto de Europa.
Suecia: un rival en ascenso y sin nada que perder
El último escollo en la fase de grupos es Suecia, que llega con un balance de una victoria (frente a Gran Bretaña) y una derrota ante las germanas. El combinado escandinavo se encuentra en pleno crecimiento. Mantiene una base joven, apuesta por el lanzamiento exterior y tiene en Klara Lundquist a su principal referencia ofensiva, capaz de superar los 20 puntos por partido.
Suecia combina dinamismo en la línea exterior con orden táctico en la pintura, pero su rotación más corta la hace vulnerable ante rivales físicamente superiores. Su objetivo pasará por aguantar el ritmo español, proteger el rebote defensivo y castigar desde el triple.
Para España, el principal peligro será la relajación. Si mantiene la disciplina defensiva y el control del rebote, el duelo debería servir para afianzar automatismos y preparar cruces.
Qué se juega España ante Suecia
Aunque la clasificación a cuartos ya está sellada, el choque ante las suecas tiene valor estratégico: una victoria permitiría a España cerrar la fase como primeras de grupo. De esta manera, evitaría a los rivales más complicados en el cruce de cuartos. Además, un triunfo sólido reforzaría la moral y confirmaría, aún más, las buenas sensaciones de este arranque.
El camino al trono Europeo
Tras dos años de transición, España se presenta de nuevo como candidata real al podio continental. El reto es ambicioso: volver a disputar una final y reconquistar el oro que se escapó en ediciones anteriores.
El núcleo joven ilusiona pensando en el ciclo olímpico de Los Ángeles 2028, pero el presente pasa por Hamburgo y El Pireo. El equipo ha demostrado que tiene argumentos para ganar a cualquiera: defensa, rotación y un bloque unido en torno a una líder como Alba Torrens.
Primero Suecia y después los cruces. Y, si nada se tuerce, una nueva oportunidad para confirmar que España sigue siendo un referente en el baloncesto europeo.