Lilí Álvarez, la historia de una pionera que cumple 120 años

Recordar a Lilí Álvarez es recordar a una de las mujeres más influyentes de la España de principios de siglo. Más que un icono del deporte Lilí se ha convertido ya en una leyenda. Este jueves, 8 de mayo se...

Lili Alvarez. Jaime Lopez-Chicheri Daban

Recordar a Lilí Álvarez es recordar a una de las mujeres más influyentes de la España de principios de siglo. Más que un icono del deporte Lilí se ha convertido ya en una leyenda.

Este jueves, 8 de mayo se cumplen 120 años del nacimiento de una mujer a la que nada se le puso por delante. Con uno solo de sus hitos ya habría tenido su lugar en la historia, pero ella jamás se conformó. Participó en una edición de los JJOO, en 1924, cuando apenas existía la representación femenina, ganó un Grand Slam de tenis, y compitió en patinaje, esquí y motor.

Sus logros han sido valorados más en el presente que en el pasado, y desde 2017 los galardones que llevan su nombre son un gran reconocimiento que otorga el Instituto de las Mujeres en colaboración con el CSD. También en el de la prensa: la polifacética Lilí Álvarez  fue también una de las primeras en atreverse con las crónicas deportivas.

Elia María González-Álvarez y López-Chicheri, todo el mundo la conocía como Lilí. Nació en 1905 en el seno de una familia aristócrata española, el hecho de que su padre fuese diplomático hizo que su hija naciese en Roma, destino que estaba cumpliendo en esos años tras conocer a su madre, Virginia.

El cabeza de familia José Álvarez y González estableció su residencia en Suiza, que le dieron a Lilí tal destreza con el patinaje y el esquí que llegó a competir en el alto nivel y ser aclamada en toda Europa. Además de polifacética Lilí Alvárez era políglota: hablaba español, francés, inglés, italiano y alemán. De hecho su apodo combinaba varias lenguas, era conocida como `The Señorita´.

Polifacética Lilí

Antes de dedicarse al tenis, la joven Lilí puso en jaque el mundo del automovilismo, cuando con 19 años ganó el Campeonato de Cataluña siendo la única mujer participante. Decían los que la conocían que practicaba bien todos los deportes menos el golf. Pero su verdadera pasión era la raqueta.

Su destreza en el tenis le hizo ser una de las primeras en alzarse como campeona de España, trofeo en el que se impuso en 1929, y que volvería a ganar en 1940. Anteriormente en 1926 llegó a ser semifinalista de Wimbledon en tres ocasiones consecutivas, en una de ellas desde el palco Alfonso XIII calificó su juego y su movimiento como de una gran “torera”, anécdota que pasó a la historia. En el Major parisino de Roland Garros (que ella llegó a conocer como Campeonato de Francia antes de 1925) Lilí Álvarez fue vencedora en la modalidad de dobles junto a las neerlandesa Kornelia Bouman, ganando en la final de 1929 en dos sets por 7-5 y 6-3. Hubo que esperar sesenta y tres años para poder ver otra representación española en la final parisina de dobles cuando Conchita y Arancha lo hicieron en 1992.

Además del deporte su vida era una oda al feminismo, al que contribuyó años más tarde con libros y conferencias que se han documentado como “La batalla de la feminidad” que versaban sobre temas que otras sólo se atrevían a comentar en privado como el aborto o el control del hombre sobre la mujer en la España de los años 50. En 1951 participó en el V Congreso Feminista de Hispanoamérica. Sin duda, Lilí Álvarez era una mujer fuerte y singular. Irrepetible.

“El deporte ayuda mucho a tener una actitud feliz y generosa ante la vida. Pero no es solo esto lo que te mantiene en forma, sino el interés que tengas por esa misma vida, que es maravillosa”  aseguró Lilí Álvarez para El País en el año 1979.

Murió en julio de 1998 tras una dura batalla contra el Alzheimer. Hoy es imprescindible para la historia de nuestro deporte.

TAGS DE ESTA NOTICIA