¡A la tercera va la vencida! Aryna Sabalenka ya puede estar tranquila porque no se marchará sin ganar un Grand Slam en este 2025. Si Australia y Roland Garros se le resistieron a las puertas de la gloria, en el US Open la bielorrusa parece haber encontrado su “Major” favorito. Suya fue la gloria en 2024 y suyo es el éxito en este 2025 porque Aryna Sabalenka vuelve a ser la campeona del US Open.
La gran dominadora del circuito WTA, nadie ha ganado más que ella este año, llegó a Nueva York con la presión a su espalda y con deberes por hacer. ¿El más importante? Defender el título de campeona que consiguió en el US Open la temporada pasada. Pero por si fuera poco, de ella dependía también asegurar el número 1 mundial para lo que resta de año.
Pues bien, Sabalenka se marcha de Estados Unidos como llegó. Sabiendo que en 2026 tendrá que volver a defender la corona del Grand Slam americano y tendrá que pelear también por mantener un reinado mundial con el que comenzará la próxima temporada. Esa es su gran recompensa tras un US Open que es aire puro para un tenista que se ha sacado varias espinitas gracias a una versión nueva y mejorada.
El mundo al revés
Si algo caracteriza a Aryna Sabalenka y a Amanda Anisimova es la agresividad de su juego. Las dos tenistas acostumbran a lucir un tenis en el que la velocidad de bola prima por encima de la paciencia y de la construcción del punto. El primer set de la gran final del US Open es la mejor prueba de ello, en un escenario al mismo tiempo poco habitual para una de las protagonistas.
Y es que, en una montaña rusa de emociones y roturas de servicio, pocos apostarían a que Aryna Sabalenka confiase en la consistencia como su principal arma. La fiereza de la número 1 enjaulada, sostenida en la inteligencia. Una fórmula poco común, pero a la vista de los resultados, realmente efectiva.
La bielorrusa, que comenzaba mandando con un primer break en el primer servicio de Anisimova, no lo iba a tener fácil. Los tres juegos consecutivos de Amanda lo acreditaban, amenazando los fantasmas del pasado con presentarse en el Arthur Ashe Stadium. Sabalenka amagaba con perder la paciencia, pero ese aprendizaje de finales pasadas empezaba a dar sus frutos.
La número 1 recuperaba la ventaja con un nuevo break que sería el principio de su ventaja. Porque del 3-2 para Anisimova se pasaba a un 6-3 para Sabalenka tras cuatro juegos consecutivos que abrochaban la primera manga de la final. ¿Las causas de ese cambio de guion? Entre otros, los 15 errores no forzados de la tenista local, Amanda Anisimova, que son opuestos a los solo cuatro de Sabalenka.
No hay éxito sin sufrimiento
Una vez comprobado que ser paciente es a veces un acierto, Sabalenka no tenía ni un solo motivo para cambiar su plan de partido. En todo caso, por su cabeza solo pasaba intentar combinar esa imagen con el carácter y el dominio apabullante de una campeona. Dicho y hecho. Su segundo set está solo a la altura de una mujer llamada a hacer historia, de esas que dejan su nombre marcado a fuego.
Porque en la locura de los “breaks”, Sabalenka ha demostrado tener una mente mucho más fría de lo que es habitual. Golpea, tropieza, sufre, pero se repone. Ese es el manual de los grandes deportistas de este deporte y la bielorrusa es una de ellas. Se pone en ventaja, le igualan y no tira la toalla, va a por más.
De ahí que con el 3-3 la número 1 del mundo oliera sangre y no diera tregua. Anisimova se había reenganchado al partido con un break para igualar la manga, pero la alegría era efímera. Aryna volvía a romper y consolidaba la rotura para ponerse a las puertas de un nuevo título. La gloria estaba esperando a la bielorrusa y Sabalenka no iba a dejar tirada a su cita por más que Anisimova se resistiera a rendirse..
Segundo US Open y cuarto Grand Slam para Sabalenka
Con 5-4 a favor de Sabalenka y saque para ganar la final, Anisimova iniciaba su rebelión particular. Con sus compatriotas volcados, la estadounidense conseguían prolongar su vida en segunda final de Grand Slam. Rompía el servicio de Aryna, ganaba el suyo y se aseguraba un tie-break en el que poder seguir peleando.
Pero Sabalenka, que había pasado de rozar con sus dedos la gran victoria a ver que se podía meter en líos, aceptaba el reto y doblaba la apuesta. ¿Anisimova quería luchar? Pues ella no le iba a dar la oportunidad. Ganaba su saque, mandaba el segundo set al tie-break y en él arrasaba a la estadounidense con un apabullante 7-3 que ponía el punto y final al sueño de Anisimova.
En Nueva York y amargando el deseo del público de tener una tenista profeta en su tierra. Así es Sabalenka. Ella estaba decidida a dar un paso al frente, a demostrar que de los errores se aprende. Le tocó agachar la cabeza y seguir trabajando, pero el US Open le encumbra de nuevo. Un 7-6 para tocar el cielo, una victoria para revalidar su corona, un triunfo que vale un cuarto Grand Slam, el primero desde que es número 1.