Iga Swiatek escribió una página histórica en el césped de Wimbledon. En una final sin precedentes modernos, la polaca aplastó a Amanda Anisimova por 6-0 y 6-0 para consagrarse campeona por primera vez en el All England Club. Fue una exhibición de autoridad total, que no solo le dio su quinto Grand Slam, sino que la inscribió en un registro legendario: solo dos veces antes una final femenina de mayor había terminado con un doble rosco.
Una presentación arrolladora
Iga Swiatek mostró desde el inicio el por qué se ha plantado en la final de Wimbledon. En apenas 26 minutos, la polaca arrolló a Amanda Anisimova por 6-0 en el primer set, con un despliegue implacable desde el fondo de la pista y una eficacia demoledora al resto.
El encuentro comenzó con servicio para la estadounidense, pero Swiatek rompió de inmediato y confirmó la ventaja con solidez. La número 8 del mundo no dio tregua: dominó los peloteos, se mostró agresiva y obligó a su rival para jugar siempre a la defensiva. Anisimova, visiblemente afectada por los nervios de su primera final en el césped londinense, cometió errores no forzados y no logró encontrar sensaciones con su derecha, su golpe más peligroso.
Con un 0-4 en el marcador, la polaca mantuvo la intensidad y quebró nuevamente para cerrar el set en blanco. Fue una presentación arrolladora de Iga Swiatek, que no bajó el ritmo ni concedió oportunidades.
Swiatek fulminó
En la segunda manga, la historia no cambió demasiado. Swiatek siguió con su plan de juego imperturbable y abrió con un sólido 0-1 tras un nuevo intercambio intenso desde el fondo. Anisimova intentó reaccionar, buscó acelerar el ritmo, pero la polaca respondió con una dejada exquisita para sellar el 0-2 y dejar claro que su objetivo estaba cerca.
La frustración empezó a hacerse evidente en la estadounidense, que no lograba frenar el vendaval. Cada error se traducía en gestos de resignación y miradas perdidas. Su servicio tampoco la ayudó: una doble falta en un momento clave volvió a darle ventaja a Swiatek, ya a solo tres juegos de su primer título en Wimbledon.
La polaca siguió intratable, sacó adelante su servicio y se llevó un parcial de 10-0 a su favor. Algo totalmente inédito en una final de Wimbledon. La estadounidense cada vez estaba más contra las cuerdas y el riesgo de no hacer ni un solo juego estuvo muy presente.
Iga Swiatek conquistó su primer título en el All England Club al vencer con autoridad a Amanda Anisimova. Es apenas la tercera vez en la historia que una final femenina de Grand Slam se decide por un doble 6-0, un registro que no se repetía desde 1988.
Primer Wimbledon para Swiatek
A sus 24 años, Iga Swiatek sigue ampliando su legado en el circuito femenino. Actual número 8 del ranking WTA, la polaca sumó en Wimbledon su quinto título de Grand Slam, pero el primero sobre césped, una superficie que hasta ahora le había sido esquiva. La conquista de Londres fue más que especial para Swiatek, ya que con la victoria ante Anisimova, logra su victoria número 100.
Con un tenis cada vez más completo, Swiatek demuestra que su reinado no fue pasajero: combina potencia, inteligencia táctica y una solidez mental que la consolidan como una de las grandes referentes de esta generación.
Anisimova se quedó sin gas
Tras la derrota, Amanda Anisimova no ocultó su emoción al tomar el micrófono en la ceremonia. “Iga, eres una jugadora increíble y una inspiración para mí. Has tenido dos semanas impresionantes y te has coronado como campeona de Wimbledon”, reconoció con deportividad.
Agradeció el apoyo recibido durante el torneo y, al borde de las lágrimas, recordó a su madre: “No era el final que esperaba por todo lo que ha trabajado mi madre por mí”. Aunque el resultado fue duro, la estadounidense valoró la experiencia como inolvidable.
Swiatek
Con la copa en manos, Iga Swiatek compartió su emoción ante el público del All England Club. “Me sentí cómoda con mi juego durante todo el torneo. Me toca disfrutar el título y espero poder volver con estas sensaciones el año que viene”, expresó con una sonrisa.

La número 8 del mundo también se permitió una reflexión más íntima: “Nunca había soñado con esto porque nunca pensé que llegaría aquí. Quiero agradecer a mi equipo porque creyeron más en mí de lo que hice yo misma”. Un broche perfecto para una jornada histórica.