La reunión monetaria del Banco Central Europeo este jueves será importante más por lo que se dice que por lo que se hace. Las acciones importan más que las palabras pero en este caso, es justamente lo contrario. Ya sabemos (salvo supina sorpresa) que el organismo piensa bajar de nuevo los tipos de interés un 0,25% pero lo que es una incógnita es qué dirá en rueda de prensa su presidenta Christine Lagarde. Y de su discurso y gestos podremos sacar muchas conclusiones: la primera de todas es si piensa abandonar el BCE como ha sugerido Financial Times para presidir el Foro Económico de Davos y la segunda es si esta bajada de tipos será la última dado que la inflación en la zona euro está prácticamente doblegada o todavía se esperan nuevas rebajas para evitar una recesión económica empujados por los aranceles de Trump.
El miedo a una ralentización económica, especialmente en Alemania que lleva ya dos años consecutivos en recesión, están provocando la cautela del banco europeo. De ahí que siga recortando los tipos oficiales hasta el 2%. Según el economista jefe del BCE, el irlandés Philip Lane, el suelo de los tipos está en el 1,5%, por lo que todavía podrían quedar dos recortes más de 0,25% cada uno de ellos. Por ahora, el mercado apuesto por dos recortes de tipos más este año (incluyendo el de junio), y la segunda bajada para finales de año. Quedaría por lo tanto un recorte más, una especie de comodín, por si fuera necesario usarlo en pleno mes de julio según se encuentre la guerra arancelaria en ese momento.
Y las familias, mientras tanto, disfrutan de una bajada paulatina del Euribor. Después de un 2023 difícil, en el que el euríbor superó el 4% durante seis meses y por lo tanto, hubo un encarecimiento de las hipotecas de tipo variable, ahora se está produciendo el efecto contrario. El mes de mayo ha cerrado con el Euribor en el 2,08%, muy lejos del 3,68% de hace exactamente un año. Y una nueva bajada de tipos en junio hará que el índice de referencia de las hipotecas caiga por debajo de la barrera psicológica del 2%. Era un porcentaje que, según los analistas, no se esperaba alcanzar hasta finales de año pero que Trump ha adelantado con sus políticas comerciales erráticas.
Según datos de Kelisto, se beneficiarán de esta bajada tanto los contratos hipotecarios con créditos a tipo de interés variable como los que vayan a comprarse un piso y necesiten financiación porque, en general, los bancos se verán obligados a rebajar sus intereses. Para una hipoteca tipo de 150.000 euros a 30 años, podrán disfrutar de un ahorro de 133 euros al mes, lo que significa un ahorro anual de 1.600 euros. En el caso de que la hipoteca sea de 300.000 euros, el ahorro mensual sería de 267 euros y durante todo el año, de más de 3.200 euros.
Desde que los propietarios en España han sufrido las subidas del euríbor, ha habido un cambio de tendencia en la contratación de hipotecas y ahora son las de tipo fijo las que más adeptos tiene. También bajarán como un efecto generalizado por adaptarse a esta nueva situación financiera europea. Si se cumplen los pronósticos, los analistas consideran que el euríbor cerrará el año 2025 en el 1,8% o incluso por debajo.
Según Antonio Gallardo, experto económico de Asufin, Asociación de Usuarios Financieros, “para el euríbor, este mes de mayo ha resultado ser de tranquilidad dentro de la incertidumbre arancelaria de Trump y gracias en parte a la elección del nuevo canciller alemán. Estará muy a la expectativa si vemos cambios según el sentimiento macro, hay que pensar que el Euribor tiene su conexión clara con los tipos de cambio, con un euro mucho más fuerte que el dólar y tendrá su reflejo en lo que haga también la Reserva Federal”. Y en esto sí se abre un mar de dudas. Donald Trump se ha reunido personalmente en la Casa Blanca con Jerome Powell, el presidente de la Fed, para transmitirle que no bajar los tipos sería un error. Pero no Powell se mantiene impertérrito. Irá día a día, dato a dato, valorando la situación económica de Estados Unidos para tomar una decisión.