La cuota de autónomos en 2026 vuelve a situarse en el centro del debate económico. Aunque el Gobierno ha optado por congelar las cuantías respecto a 2025, el sistema de cotización por ingresos reales consolida un escenario en el que los trabajadores por cuenta propia pueden llegar a pagar hasta 590 euros mensuales si se sitúan en los tramos más altos de rendimientos. Un modelo que mantiene la presión sobre una parte del colectivo. Especialmente, sobre quienes superan determinados umbrales de ingresos.
En términos generales, la cuota de autónomos en 2026 oscilará entre los 200 y los 590 euros al mes para quienes coticen por la base mínima, en función de los rendimientos netos declarados. Se trata de las mismas cifras vigentes en 2025, a la espera de que el Ejecutivo alcance un nuevo acuerdo con las asociaciones de autónomos y los agentes sociales para ajustar definitivamente el sistema.
Un sistema congelado, pero no aliviado
Aunque no habrá subida nominal respecto al año anterior, la cuota de autónomos en 2026 sigue siendo más elevada que en ejercicios previos a la reforma. El modelo actual, pactado con las principales organizaciones del sector, arrancó en 2023 y cuenta con un periodo transitorio de nueve años, hasta 2032, durante el cual las cuotas se irán ajustando progresivamente a los ingresos reales.
El sistema se estructura en 15 tramos. En 2024, las cuotas iban desde los 225 hasta los 530 euros. En 2025 pasaron a oscilar entre los 200 y los 590 euros, cifras que se mantienen intactas en la cuota de autónomos en 2026. La congelación evita un nuevo salto, pero consolida niveles que muchos autónomos consideran elevados.

La cuota de autónomos en 2026 se determina a partir de los rendimientos netos del trabajador por cuenta propia. Para calcularlos, se restan a los ingresos todos los gastos necesarios para el desarrollo de la actividad. A esa cifra se le aplica además una deducción adicional por gastos genéricos del 7%, o del 3% en el caso de los autónomos societarios.
El resultado final es la base que sirve para fijar la cotización mensual. Los autónomos deben comunicar a la Seguridad Social su previsión de ingresos para el conjunto del año, aunque el sistema permite realizar hasta seis cambios de tramo anuales —uno cada dos meses— para adaptar la cuota de autónomos en 2026 a la evolución real del negocio.
Regularización y obligación de declarar
Una de las claves del modelo que afecta de lleno a la cuota de autónomos es la regularización posterior. Una vez cerrado el ejercicio fiscal y conocidos los rendimientos definitivos, la Seguridad Social ajustará las cotizaciones: devolverá lo pagado de más o reclamará diferencias si el autónomo cotizó por debajo de lo que le correspondía.
Este sistema ha traído consigo otra consecuencia relevante: todos los autónomos están obligados a presentar la declaración de la Renta, aunque solo hayan estado dados de alta un solo día. Antes de la reforma, esta obligación solo afectaba a quienes superaban los 1.000 euros de rendimientos netos anuales. Un cambio que amplía notablemente el número de contribuyentes afectados.
Cuánto se paga según los ingresos
De cara a la cuota de autónomos en 2026, quienes tengan rendimientos netos de hasta 670 euros mensuales, o entre esa cifra y los 1.700 euros, pagarán entre 200 y 294 euros al mes si cotizan por la base mínima. Estos importes abarcan los seis primeros tramos del sistema.
A partir de rendimientos superiores a 1.700 euros, las cuotas suben con mayor rapidez. En estos casos, la cuota de autónomos en 2026 se sitúa entre los 350 y los 590 euros mensuales. Por ejemplo, un autónomo con ingresos netos entre 3.620 y 4.050 euros pagará 490 euros al mes, mientras que quienes superen los 6.000 euros mensuales —el tramo 15— abonarán la cuota máxima de 590 euros, 60 euros más que en 2024 y 90 más que en 2023.

A la cuota de autónomos en 2026 se suma además el aumento del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), destinado a reforzar el fondo de reserva de las pensiones. A partir del 1 de enero, esta sobrecotización pasará del 0,8% al 0,9%. Tanto para autónomos como para asalariados, con independencia de su nivel de ingresos.
Un incremento aparentemente pequeño. Pero que refuerza la sensación de carga creciente sobre el trabajo. Todo ello en un contexto en el que la cuota de autónomos consolida un sistema más ajustado a los ingresos reales. Pero también más exigente para buena parte del colectivo.

