La huelga de médicos ha abierto un conflicto sanitario de alcance nacional, con miles de facultativos movilizados para rechazar la reforma del estatuto marco que regula sus condiciones laborales. Se trata de la primera de cuatro jornadas consecutivas de paros convocadas por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) y el Sindicato Médico Andaluz (SMA). Un movimiento que pretende presionar al Ministerio de Sanidad y hacer visible el malestar acumulado de la profesión.
Los sindicatos han calificado la jornada como un éxito rotundo, asegurando que la huelga de médicos ha alcanzado un seguimiento de entre el 85% y el 90% entre los profesionales. Al mismo tiempo, denuncian que los servicios mínimos fijados por la mayoría de las comunidades son “abusivos”. Esto, según apuntan, distorsiona los datos oficiales y reduce artificialmente la participación registrada.
El pulso no ha hecho más que empezar. La huelga de médicos continuará hasta el viernes 12 de diciembre con el objetivo de trasladar a los responsables políticos que las jornadas laborales extenuantes, las guardias interminables y un marco legal que no recoge la singularidad de la profesión han llevado al colectivo al límite.
Una participación desigual según las comunidades autónomas
Mientras los sindicatos destacan la fuerza de la huelga de médicos, los datos ofrecidos por los gobiernos autonómicos muestran un seguimiento desigual. En Cantabria, por ejemplo, el consejero de Salud, César Pascual, cifró el impacto asistencial en un 35% y pidió a la ministra de Sanidad que retire la propuesta para evitar un conflicto mayor.

En Castilla-La Mancha, el servicio de salud situó la participación de la huelga de médicos en el 34,4%. Y en Andalucía el consejero Antonio Sanz la redujo al 32%, aunque expresó su comprensión hacia los profesionales. Castilla y León rebajó la cifra al 25,8%, mientras que Extremadura registró un 23,17% a mitad de jornada, según sus datos oficiales.
Este baile de cifras refleja que la huelga de médicos no se vive con la misma intensidad en todo el país. Aunque sí comparte un denominador común: el creciente descontento de quienes sostienen la atención sanitaria diaria.
Las reivindicaciones que sostienen la huelga
Para los sindicatos, el detonante de la huelga de médicos es la reforma del estatuto marco. Un texto que, aseguran, no reconoce la especificidad del trabajo facultativo ni aborda problemas estructurales como la sobrecarga asistencial o la falta de descanso real tras las guardias. Denuncian que el modelo actual perpetúa jornadas maratonianas y dificulta la conciliación, afectando tanto al bienestar del profesional como a la calidad asistencial.
En un comunicado, CESM ha advertido de que los facultativos están dispuestos a mantener un conflicto “de largo recorrido” si el ministerio no modifica de forma inmediata el borrador. La organización remarca que la huelga de médicos no busca perjudicar a los pacientes, sino precisamente lo contrario: mejorar las condiciones laborales del colectivo para reforzar la atención sanitaria.

La pandemia de COVID-19, recuerdan, demostró la capacidad de sacrificio de los profesionales. Ahora, en plena huelga de médicos, piden comprensión a la ciudadanía y apoyo para exigir que el sistema sanitario se reforme desde dentro.
Tras la primera jornada, los sindicatos insisten en que la huelga de médicos cuenta con un amplio respaldo y que la profesión está unida en su demanda de una norma que mejore de manera real sus condiciones de trabajo. Por eso animan a los facultativos a participar en las próximas tres jornadas de paro y en las concentraciones previstas en todas las comunidades autónomas.

