La situación del modelo Muface ha vuelto al centro del debate sanitario en España. El Consejo Económico y Social (CES) ha lanzado una advertencia contundente. La “segregación” de los 1,6 millones de mutualistas respecto al Sistema Nacional de Salud está generando desigualdades, encareciendo el acceso a medicamentos y agravando las listas de espera. A pesar de que la renovación del concierto firmado en abril con Adeslas y Asisa permitió evitar el colapso del sistema mutualista, el CES señala que los problemas estructurales siguen sin resolverse.
El impacto económico: medicamentos más caros y presión presupuestaria
Según el CES, el modelo Muface presenta una debilidad grave. Los precios de los medicamentos hospitalarios adquiridos a través del sector privado suelen ser considerablemente más altos que los del Sistema Nacional de Salud. Esta diferencia se debe, en gran parte, a que el sistema mutualista no se beneficia de las economías de escala que tiene el sistema público.
Así, los mutualistas pagan más por lo mismo. Y el Estado termina cargando con un gasto sanitario más difícil de controlar.
Además, el envejecimiento progresivo de la población adscrita a Muface está presionando aún más los costes. El CES subraya que esta tendencia requerirá ajustes presupuestarios adicionales en los próximos años. Eso plantea serias dudas sobre la viabilidad financiera del modelo.
El nuevo concierto no basta para frenar la crisis
La firma del nuevo acuerdo entre el Ministerio de Función Pública, Adeslas y Asisa, con una dotación de 4.808 millones de euros hasta 2027, pretendía dar oxígeno al sistema Muface. Sin embargo, la memoria del CES aclara que este esfuerzo económico responde más a una necesidad urgente que a una solución estructural. Las aseguradoras exigieron un incremento en la prima debido al aumento sostenido de la demanda de prestaciones tras la pandemia y al impacto de la inflación en suministros, salarios y energía.
La solución pactada ha servido para ganar tiempo. Pero no resuelve los problemas de fondo que afectan al sistema Muface.
Las dos reformas que propone la Airef
En paralelo, el informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) plantea dos reformas clave que podrían transformar radicalmente Muface. Por un lado, se sugiere que la adscripción al sistema mutualista deje de ser obligatoria y pase a ser voluntaria, lo que permitiría racionalizar recursos y reducir costes. Por otro, se propone que los nuevos mutualistas se incorporen directamente al Sistema Nacional de Salud, una medida que podría simplificar la gestión y mejorar la equidad del acceso sanitario.
Según datos recogidos por el CES, un 72% de los nuevos funcionarios ya están optando por la sanidad pública. Aunque aún hay 774.000 mutualistas que prefieren la privada, el número de quienes escogen la opción pública ha crecido significativamente en los últimos años.
La memoria del CES reconoce que el sistema dual de Muface genera sinergias, como un menor gasto sanitario per cápita respecto al SNS. Sin embargo, también advierte de las tensiones económicas que provoca esta separación: desde la limitación de economías de escala hasta el encarecimiento de medicamentos o los desequilibrios presupuestarios.
El documento sostiene que, aunque Muface supone en algunos casos un ahorro para las arcas públicas, también complica la gestión integral de la salud en España, sobre todo cuando se trata de emergencias o coordinación sanitaria a gran escala.
Listas de espera: una crisis estructural
Más allá del modelo Muface, el CES pone el foco en un problema generalizado del sistema: el crecimiento sostenido de las listas de espera en Atención Especializada. En 2024, a pesar de las más de 3,7 millones de intervenciones quirúrgicas realizadas, había 846.583 personas pendientes de operación y casi 4 millones aguardando su primera consulta con un especialista.
El tiempo medio de espera fue de 126 días. Una cifra que, aunque levemente mejor que la de 2023, sigue siendo alarmante.
Este colapso en la capacidad de respuesta del sistema público también impacta en Muface, cuyos asegurados deben acudir a un sistema que, por momentos, se ve desbordado.
Otro de los aspectos que analiza el CES es el cambio en el modelo asistencial. La pandemia aceleró el uso de la teleconsulta, que pasó del 4,9% en 2019 al 37% en 2021. Aunque esa cifra ha disminuido desde entonces, en 2023 seguía representando un 23% del total.
sta transformación, según el CES, podría suponer mejoras en eficiencia y accesibilidad. Pero también entraña riesgos para la equidad y la calidad del servicio. Especialmente, en contextos como el de Muface, donde los recursos pueden estar más limitados.