El sector tecnológico ha vivido con conmoción la quiebra de iRobot. La compañía se declaró formalmente en bancarrota hace unos días, activando los procedimientos legales por lo que sus acciones fueron retiradas de cotización. Pero el usuario medio seguramente desconozca las implicaciones reales de esta noticia. Su marca no era muy conocida, más allá de foros profesionales o consumidores especializados. Sus productos, sin embargo, sí eran muy populares. iRobot es la empresa que popularizó e introdujo la robótica en casa. Es la empresa que creó la Roomba.
Roomba es prácticamente sinónimo de robot aspiradora. Es una marca que se ha ido vulgarizando, como sucediera con los clínex (Kleenex) y los pañuelos de papel. Pero que la popularidad sea absoluta no siempre es suficiente. Y ser pionera, a veces, es una carga. iRobot y Roomba quiebran, aunque sus activos serán transferidos a dos sociedades chinas. Una de las razones que explican el hundimiento de esta empresa es, precisamente, el auge de la competencia de diversas compañías chinas como Roborock o Xiaomi.
La Pionera
El invento, además, tiene rostro de mujer. iRobot nació en el año 1990, cuando tres científicos robotistas del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) decidieron apostar por este spinoff. Sus nombres: el profesor Rodney Brooks y sus alumnos, Colin Angle y Helen Greiner. La marca empezó a ser conocida ya en 2001, cuando en el peor atentado de la historia de Estados Unidos, el 11 de septiembre, la firma desplegó sus PackBot, un robot todoterreno, para detectar víctimas entre los cascotes de la tragedia.
La firma venía de crear otros dispositivos, como un robot cangrejo capaz de detectar y eliminar minas submarinas en zonas frecuentadas por surfistas. Pero fue en 2002 cuando presentó su primera Roomba. Y la artífice del milagro fue ella: Helen Greiner. Fue la codiseñadora de la máquina que acabaría llevando la robótica a los hogares. Apuntaba maneras. Hija de un refugiado húngaro, nació en Reino Unido a finales de los 60 y se maravilló con la idea de construir máquinas autosuficientes cuando vio en cines Star Wars. Se encandiló con R2-D2, el popular personaje de la cinta.

Vinculación
Tras graduarse en el MIT, fundó iRobot con sus colegas, y fue su presidenta hasta 2004. Se mantuvo en el cargo como presidenta del Consejo de Administración de iRobot hasta 2008. Greiner fue crucial en el despliegue de la firma que hoy ha quebrado: captó 35 millones de dólares de capital riesgo para financiar el diseño y desarrollo de las primeras versiones de Roomba. Además, instauró una cultura corporativa esencial para los retos que asumiría la firma, cuando convirtió su prototipo de robot aspirador en un electrodoméstico más en millones de hogares, agilizando las entregas.
Prueba de su amor por la robótica, que hoy mantiene, es un perfil publicado en Pink Magazine en octubre de 2008. Al salir de una tienda acompañada de la entrevistadora, Greiner no pudo evitar despedirse de la Roomba sobre la que habían estado hablando unos minutos. Lo hizo dándole unas cariñosas palmaditas a la máquina. “Le acabas de dar unas palmaditas al robot”, le sorprendió la periodista. “Qué gracia. Lo he hecho sin pensarlo”, respondió. Hoy los robots de Greiner surcan los cielos: fundó en 2008 su propia compañía de drones, CyPhy Works. Fue CEO durante años y hoy es su jefa de Tecnología.
El declive
Greiner abandonó iRobot pronto, pero sus colegas persistieron en la idea de que la compañía fuera un nombre importante para el mercado de la electrónica de consumo a nivel global. Lo consiguieron, aunque les sobrevive la marca Roomba. iRobot se ha declarado en bancarrota después de haber acumulado varios ejercicios nefastos, cerrando 2024 en números rojos, y la causa se puede encontrar en China. Las Roomba siempre fueron las precursoras. No fue el primer robot aspirador del mundo, pero sí el que se popularizó entre las familias de medio planeta. Y, en consecuencia, las que más obligadas se vieron a mejorar a pasos agigantados.
iRobot introdujo los sistemas de láser para que estos robots no se estrellaran contra los zócalos y pudieran mapear las casas de sus usuarios, por ejemplo. Pero con una competencia cada vez más feroz, no era de extrañar que al cabo de los meses sus competidores entendieran qué novedades había implementado iRobot en su Roomba y pudieran plantarle cara. El auge de Roborock, que fue impulsada con mucho apoyo de Xiaomi, o la propia entrada de Xiaomi en el mundo de la robótica doméstica, hizo que las Roomba tuvieran problemas. Además, mientras sus competidores creaban híbridos capaces de barrer, aspirar y fregar, iRobot ofrecía productos más especializados, más de nicho.

Pero el golpe más duro llegó años después, cuando iRobot estuvo dispuesta a ser vendida y llamaron compradores interesándose por la firma. Fue en 2022. Amazon llamó a la puerta con 1.700 millones de dólares. ¿Qué pasó?
Oportunidad perdida
La propuesta del gigante del comercio electrónico era sólida y tenía sentido para ambos. Amazon ampliaba su apuesta por la domótica, con Alexa siendo la capitana de los hogares. iRobot conseguía el respaldo financiero de una de las Siete Grandes, lo que le permitiría abordar la competencia china con más confianza y capacidad. Pero la operación no llegó a buen puerto, a pesar de que la operación suponía una valoración de las acciones de iRobot en 61 dólares. El mes anterior al anuncio los títulos oscilaban los 46 dólares. El mes pasado, las acciones de iRobot no superaban ni los dos dólares cada una.
La operación, anunciada en 2022, no llegó a puerto porque los reguladores presentaron objeciones. Muchos estadounidenses culpan estos días de la bancarrota a Linda Khan, expresidenta de la Comisión Federal del Comercio o SEC, el regulador de EEUU. Lo cierto es que las principales barreras las levantó la Unión Europea: Bruselas temía que la compra de iRobot por Amazon supusiese que el gigante favoreciese las Roomba en su comercio electrónico y llamaron la atención en el riesgo de que surgiese una posición demasiado dominante en el mercado de los robots domésticos. Amazon desistió y pagó a iRobot una indemnización.
Desde entonces la compañía no ha levantado cabeza. Colin Angle, el último de los cofundadores que continuaba en iRobot, dejó su cargo como CEO y presidente del consejo inmediatamente después de saber que Amazon no continuaría con la compra. El naufragio se hizo oficial este mismo mes. Desde ahora, iRobot pasará a ser propiedad de dos sociedades chinas que han obrado estos últimos años como proveedores y prestamistas. Por eso los usuarios no tienen por qué preocuparse. Sus Roomba seguirán funcionando y barriendo en casa. Eso sí: desde ahora, parte de su historia se ha volatilizado.


