Entre los montes del Bierzo, en la provincia de León, se esconde uno de los paisajes más sorprendentes de España: Las Médulas, una gigantesca herencia del Imperio romano que hoy deslumbra por su belleza natural. Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, estas formaciones de arcilla rojiza fueron, hace dos mil años, la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio. En otoño, cuando los castaños y robles que cubren el entorno se tiñen de tonos dorados, el contraste con el color rojizo de la tierra crea una imagen única y pasear por sus senderos en esta época es hacerlo entre historia, naturaleza y uno de los paisajes más emblemáticos de Castilla y León.

La mina de oro del Imperio
Entre los años 29 y 19 a. C., los romanos llegaron a esta zona atraídos por el oro que los pueblos astures extraían manualmente de los ríos. Bajo el mandato de Octavio Augusto, convirtieron el lugar en una explotación monumental utilizando un ingenioso sistema hidráulico llamado ruina montium, que consistía en canalizar grandes cantidades de agua para hacer derrumbar la montaña y extraer el metal. Durante siglos, la actividad minera transformó por completo el paisaje, dando origen a las espectaculares montañas rojizas que hoy caracterizan Las Médulas. Con la caída del Imperio, las minas se abandonaron, dejando bajo tierra parte del oro que nunca llegó a extraerse.
Cómo visitar Las Médulas
El punto de partida ideal es el Centro de Visitantes de Las Médulas, ubicado en el propio pueblo del mismo nombre. Allí se puede obtener información sobre las distintas rutas de senderismo, reservar visitas guiadas o conocer más detalles sobre la comarca del Bierzo. Además, cuenta con un aparcamiento amplio para dejar el coche antes de comenzar la excursión.
Las Médulas pueden recorrerse por libre o con guía.
-
La visita guiada incluye un recorrido circular de unas 2 horas y 3 kilómetros, con explicaciones sobre la historia y el entorno (precio orientativo: 5 €, o 2 € por persona en grupos grandes).
-
Si prefieres ir por tu cuenta, la Senda de las Valiñas es la más popular: un itinerario fácil y circular de 4 kilómetros que permite adentrarse en el corazón del paraje y contemplar dos de sus lugares más emblemáticos: la Cuevona y la Encantada, enormes cavidades excavadas por los romanos.
Los miradores imprescindibles
El Mirador de Orellán es el punto más conocido y una parada obligatoria. Desde su plataforma se obtiene una vista panorámica impresionante de todo el conjunto: los picos rojizos, los bosques de castaños y el valle berciano al fondo. Es, sin duda, el mejor lugar para hacer fotos.
Muy cerca, y a través de unas escaleras excavadas en la roca, se puede acceder a las Galerías de Orellán, un tramo de túneles originales utilizados por los romanos para conducir el agua. El recorrido subterráneo, de unos 100 metros, finaliza en otro pequeño mirador con vistas espectaculares. (Entrada: 3 €, con reserva previa).
Qué más ver en el entorno
Además del conjunto principal, Las Médulas ofrecen otros rincones que merece la pena descubrir.
-
El Lago de Carucedo, formado por las aguas utilizadas en la explotación minera, se encuentra a pocos kilómetros y es un lugar ideal para pasear o avistar aves. En otoño, los alrededores se llenan de setas y el paisaje refleja los colores del bosque en su superficie tranquila.
-
También se puede visitar el Lago Sumido, al que se llega por un sendero de unos 3 kilómetros desde el Centro de Visitantes. Su entorno es más salvaje y ofrece una perspectiva diferente del conjunto montañoso.
Para quienes quieran profundizar en la historia, el Aula Arqueológica de Las Médulas, situada en el mismo pueblo, ofrece una exposición didáctica sobre las técnicas de extracción y la vida en tiempos del Imperio.
