Este es el secreto mejor guardado de Alicante: la isla poblada más pequeña de España tiene solo 2 km de largo

En el Mediterráneo alicantino existe una joya única en España, la Isla de Tabarca, la más pequeña de todas las que tienen población en nuestro país

La Isla de Tabarca, en Alicante
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Frente a la costa de Alicante, a pocos kilómetros del puerto de Santa Pola, se encuentra Tabarca. Con solo dos kilómetros de largo y menos de 400 metros de ancho, es la isla habitada más pequeña de España y la única con población estable en toda la Comunidad Valenciana. A pesar de su reducido tamaño, su pasado y su entorno natural la convierten en un lugar único en el Mediterráneo.

La isla de Tabarca vista desde el mar
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De refugio pirata a enclave fortificado, con muchos lugares por visitar

Conocida en la antigüedad como Planasia, Tabarca fue un lugar de paso en época romana, como lo demuestran varios hallazgos submarinos. Sin embargo, su papel más destacado llegó en el siglo XVIII, cuando era usada como base por piratas berberiscos que atacaban la costa levantina. Para poner fin a estas incursiones, el rey Carlos III mandó construir fortificaciones y repoblar la isla con un grupo de genoveses liberados de la esclavitud en Túnez, procedentes de otra isla llamada Tabarka. Desde entonces, el nombre cambió a Nueva Tabarca, aunque hoy simplemente se la conoce como Tabarca.

Las murallas que rodean el núcleo urbano, declaradas Bien de Interés Cultural, son uno de sus elementos más representativos. Dentro del pequeño recinto encontramos:

  • La Iglesia de San Pedro

  • La Casa del Gobernador

  • Las puertas de entrada: San Miguel, San Rafael y San Gabriel

  • La Torre de San José

  • El Faro, con vistas panorámicas del mar

Todo ello recuerda el pasado defensivo de esta isla tan singular.

Un entorno natural protegido

Tabarca también destaca por su riqueza natural. Desde 1986 es la primera Reserva Marina de España, y sus aguas transparentes son un refugio para peces, praderas de posidonia y otras especies protegidas. Además, la isla es Zona de Especial Protección para las Aves según la Unión Europea. Uno de sus lugares naturales más llamativos es la Cueva del Lobo Marino, con 100 metros de recorrido, rodeada de historias populares y de especial valor ecológico.

Leyendas que sobreviven al tiempo

Como muchas islas con pasado ligado a la piratería, Tabarca está rodeada de leyendas locales. Una de las más conocidas cuenta que bajo la Iglesia de San Pedro podría haber un tesoro oculto enterrado por antiguos corsarios. También hay referencias al fenómeno óptico de la Fata Morgana, que hace que la silueta de la isla se distorsione en el horizonte, alimentando el sobrenombre con el que la conocían los marineros: la Isla Engañosa. Otra historia muy popular en la isla es la de la Cueva del León Marino, donde, según los relatos, un macho apareció desesperado tras la muerte de su pareja y su cría. Un relato trágico que se ha transmitido de generación en generación.

Visitas limitadas, encanto intacto

Aunque solo viven de forma permanente unas 50 personas, en verano Tabarca puede recibir hasta 10.000 visitantes al día. El acceso solo se puede hacer por barco, con salidas diarias desde Santa Pola, Alicante o Benidorm. Muchas de estas embarcaciones permiten ver el fondo marino gracias a su base de cristal. A pesar del aumento del turismo, las autoridades locales trabajan para preservar el equilibrio entre la actividad turística y la calidad de vida de los residentes. No hay coches, ni carreteras, lo que contribuye al ambiente tranquilo y pausado que se respira.

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