En la costa norte de Alicante se encuentra este desconocido pueblo alicantino, Benitachell, también llamado localmente El Poble Nou de Benitatxell.
Este pueblo costero alicantino se encuentra cerca de Calpe, Altea y Jávea, pero no está tan masificado. Por el contrario, en general es bastante tranquilo. Esto lo convierte en un destino ideal para aquellos que quieren escapar del turismo de playa más masificado por el turismo.
Pero esta calma no es lo más destacado de esta población. Benitachell esconde tres calas paradisíacas inigualables.
Las tres calas secretas de este desconocido pueblo alicantino
La Cala del Moraig es la más destacada, pues cuenta con el reconocido distintivo de una Bandera azul por la limpieza de su agua y su arena de grava impoluta. Cuenta con 300 metros de longitud, parking cercano y diferentes actividades acuáticas, además de un elemento totalmente cautivador. Las vistas desde su mirador dejan sin respiración al visitante en cuanto pone un pie en la cala.
La Cova dels Arcs (Cueva de los Arcos) es una formación geológica que se empezó a formar hace más de 60 mil años, con la erosión del oleaje marino sobre el terreno cárstico presente. Los arcos y agujeros de la cueva lo hacen perfecto para hacerse más de una foto de la que no dejar de presumir, o simplemente, para deleitarse con ella durante un amanecer o un atardecer.
No deben dejar de visitarse sus otras dos mágicas calas, la dels Testos y Llebeig. Ambas de grava y roca, tienen la particularidad de que únicamente se puede acceder a ellas a través del mar o siguiendo una senda. Nada complejo ni agotador: más bien, un agradable paseo a través de la naturaleza con vistas a acantilados, flora y fauna de este desconocido pueblo alicantino.
Estas dos calas se sienten más tranquilas, más tradicionales, manteniendo a día de hoy el espíritu de las actividades marineras y familiares de los pobleros (gentilicio de Benitachell) de años atrás.
Gastronomía y el casco antiguo de Benitachell
El casco antiguo de este desconocido pueblo alicantino se encuentra hacia el interior, pudiendo llegar a él paseando o en vehículo. En él, se encuentran unas bonitas casas mediterráneas, y localizaciones históricas como la iglesia de Santa María Magdalena, el Portalet o el Oratorio Jaime Llobell.
El producto local puede ser apreciado prácticamente en cada rincón. Especialmente en viñedos donde se cultiva la uva moscatel. Explorando la localidad, se encuentran con facilidad sus numerosos y variopintos bares y restaurantes ofrecen comidas tradicionales de la comarca y de la provincia: la paella, el putxero, las cocas, el cruet o el caspell son algunas de las opciones gastronómicas que el paladar no olvida una vez lo ha probado. Además de, por supuesto, el vino de uva moscatel.
Por todo ello y por mucho más, vale la pena preparar una escapada a este tranquilo y desconocido pueblo alicantino de la costa norte. Sobre todo, si se busca algo natural, cercano y calmado. Quizá incluso deje de ser desconocido muy pronto, precisamente por todas estas maravillas que poco a poco van a conseguir el reconocimiento que se merecen.