El 24 de julio de 1975, Giorgio Armani fundó junto a Sergio Galeotti la empresa Giorgio Armani S.p.A. en Milán. Lo que comenzó como una firma joven con ambición por redefinir la moda masculina y femenina, hoy se ha convertido en uno de los imperios más influyentes del lujo y el diseño a nivel mundial. Cincuenta años después, el nombre Armani sigue siendo sinónimo de elegancia sobria, discreción refinada y poder creativo sostenido.
Desde sus primeros pasos, Armani revolucionó la sastrería: eliminó forros, desestructuró las chaquetas, suavizó las líneas y ofreció a los hombres una nueva silueta. En 1980, Richard Gere llevó sus trajes en American Gigolo, y aquello se convirtió en un símbolo de sensualidad moderna. Aquella estética minimalista, contenida y funcional, no solo definió una década, sino que creó un lenguaje visual que sigue vigente. La moda femenina no tardó en impregnarse de esos mismos valores: trajes que liberaban a la mujer de estructuras rígidas, tejidos que fluyen, cortes que no imponen.

A diferencia de la mayoría de las casas de moda de su tamaño, Armani ha mantenido hasta hoy su independencia total. Giorgio Armani continúa siendo el único propietario de la marca, con control creativo y ejecutivo absoluto. Es una decisión poco frecuente en una industria dominada por conglomerados multinacionales, y que explica en parte la coherencia estética de la marca durante cinco décadas.
La empresa no solo ha sobrevivido al paso del tiempo, sino que ha crecido en múltiples direcciones. Desde Emporio Armani hasta Armani Privé, pasando por líneas de fragancias, muebles, arquitectura de interiores, óptica, e incluso una cadena de hoteles en colaboración con Emaar (Dubái y Milán), la visión Armani se ha expandido sin traicionar su esencia. Todo responde al mismo principio: elegancia serena, sin estridencias, sin fecha de caducidad.
Consciente de su legado, el diseñador creó en 2016 la Giorgio Armani Foundation, con el fin de garantizar que, incluso tras su marcha, la empresa conserve su independencia, sus valores fundacionales y su forma de entender el lujo como una cuestión de actitud, no de ostentación.
Para conmemorar los 50 años, la casa Armani ha lanzado una serie de iniciativas de gran envergadura. El 30 de agosto se estrenará la plataforma digital interactiva Armani/Archivio durante el Festival de Cine de Venecia. Se trata de un archivo vivo, accesible al público, que recoge colecciones, campañas y piezas históricas de la firma. Está previsto que esta plataforma tenga también una sede física cerca de Milán, como centro de documentación e inspiración.
Además, el 24 de septiembre se inaugurará una exposición en la Pinacoteca de Brera, uno de los museos más prestigiosos de Italia. Será la primera vez que se exhiben creaciones de moda en sus salas. La muestra incluirá 150 looks emblemáticos, presentados junto a obras maestras del arte, en un diálogo entre diseño, historia y cultura visual.
Como cierre simbólico de esta celebración, el 28 de septiembre tendrá lugar el desfile de la colección femenina Primavera/Verano 2026, con algunos diseños masculinos, en el patio de honor del propio Palazzo Brera, uniendo el presente de la moda con el pasado artístico de Italia.
A nivel internacional, medios como GQ, Vogue, The Times, Forbes, L’Officiel, W Magazine e InStyle han dedicado especiales al aniversario, coincidiendo en destacar tres constantes: coherencia estilística, independencia creativa y visión global. En palabras del propio Armani: “La consistencia no significa rigidez. Significa tener claro quién eres y no traicionarlo”.
El legado Armani va más allá de la ropa. Su flagship en Nueva York combina boutique, restaurante y residencias de lujo. Su museo Armani/Silos, en Milán, es hoy una institución cultural con más de 600 piezas en exposición permanente. Y su impacto en el cine, el arte, la arquitectura y la cultura del lujo ha sido transversal.
Este aniversario es también un momento personal: Giorgio Armani cumple 90 años. Por primera vez en medio siglo, no asistió físicamente a la Semana de la Moda de Milán en junio, delegando en su equipo de confianza. Pero su presencia creativa se mantuvo intacta, supervisando cada detalle desde su casa. Una ausencia puntual, que no resta ni un gramo a su liderazgo.
Medio siglo después, no ha perdido fuerza ni vigencia…, Giorgio Armani es un símbolo de permanencia.