Manolo Matamoros, el desconocido hermano de Kiko Matamoros y brazo ejecutor de Florentino Pérez

A diferencia de sus hermanos, Kiko y Coto, habituales en programas de televisión y revistas del corazón, Manolo ha evitado cualquier tipo de exposición mediática personal

Manolo, el hermano poco conocido de Kiko Matamoros.

Manuel “Manolo” Matamoros Hernández, hermano mayor de Kiko y Coto Matamoros, ha permanecido durante décadas en un discreto segundo plano, lejos de los focos mediáticos que rodean a su familia. Sin embargo, su trayectoria profesional y su vinculación con el entorno del Real Madrid y su presidente, Florentino Pérez, le han otorgado un perfil influyente aunque poco visible.

Un abogado con experiencia pública

Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid en 1978, Manolo Matamoros inició su carrera en la administración pública. Fue asesor jurídico del Ayuntamiento de Madrid y más tarde se integró en la Comunidad de Madrid como Jefe de Servicio de Inspección Urbanística. Durante los años 90, ascendió hasta convertirse en secretario general técnico de la Consejería de Hacienda. Esta trayectoria le mantuvo alejado del espectáculo televisivo y el conflicto mediático en el que sí se vieron envueltos sus hermanos.

El vínculo con el sector del juego legalizado

Actualmente, Manolo Matamoros es abogado en un importante despacho jurídico y desempeña un papel relevante en OMEGA, la organización que representa los intereses del sector del bingo en la Comunidad de Madrid. Aunque se especializa en derecho administrativo y urbanístico, su implicación en el ámbito del juego legalizado le ha conferido una posición profesional de influencia en un sector clave de la economía madrileña.

El “brazo ejecutor” de Florentino Pérez

Distintas voces lo han señalado como un actor clave en la estrategia comunicativa del Real Madrid, actuando como un intermediario informal en el entorno del presidente Florentino Pérez. Se le atribuye ser uno de los impulsores de “Primavera Blanca”, una peña madridista surgida como alternativa al desaparecido grupo Ultras Sur, y que estaría detrás de la creación de la actual “Grada Fans”.

Se dice que Manolo Matamoros ha influido en decisiones relacionadas con la prensa deportiva, promoviendo la idea de alejar al club de medios considerados hostiles. Aunque no hay evidencia de una relación contractual formal con el club, su figura aparece como un ideólogo y operador en la sombra, con fuerte influencia sobre algunos sectores del madridismo más ortodoxo.

Activismo digital y tono combativo

A pesar de su perfil discreto, Manolo es muy activo en redes sociales, especialmente en Twitter, donde publica con frecuencia mensajes en defensa del club blanco. Su estilo es beligerante, conspirativo y frontal, especialmente hacia los medios de comunicación y el arbitraje, a quienes acusa de favorecer de manera sistemática a rivales del Real Madrid.

Este activismo digital lo ha convertido en una figura incómoda incluso dentro del entorno madridista, donde algunos consideran que sus mensajes rozan el fanatismo. Sus detractores lo acusan de fomentar un discurso victimista que alimenta la polarización entre aficionados.

Defensa desde su entorno

Desde sectores cercanos, se defiende que Manolo Matamoros actúa por convicción personal, sin buscar compensación económica ni protagonismo. Alegan que su implicación en las dinámicas del club responde a su pasión por el Real Madrid y su rechazo hacia lo que considera una injusticia mediática contra la institución.

Un episodio polémico surgió en 2016, cuando se le relacionó con la elección del Bet Bar Codere como punto de encuentro de la “Grada Fans”. Aunque algunos lo vincularon con posibles intereses comerciales, otros defendieron que simplemente actuó en defensa de la libre competencia frente a prácticas monopolísticas en el sector del juego.

Perfil bajo, influencia alta

A diferencia de sus hermanos, Kiko y Coto, habituales en programas de televisión y revistas del corazón, Manolo ha evitado cualquier tipo de exposición mediática personal. Prefiere moverse en círculos institucionales, participar en asambleas de socios o influir desde el anonimato, especialmente en debates internos del club.

Su papel es el de un estratega discreto, una figura políticamente útil para el florentinismo que, sin necesidad de cargos oficiales, opera como altavoz ideológico del madridismo más alineado con la directiva. Mientras Kiko Matamoros llena minutos en los platós, Manolo construye discursos, redes y alianzas desde la sombra.

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