Poco después de su huida forzada a Rusia ante el avance imparable de los rebeldes islamistas en Damasco, la pareja Asad emitió señales discrepantes. Tal vez por temor a represalias, se atribuyó a la ex primera dama Asma al Asad una serie de mensajes en la plataforma X donde se distanciaba de su marido.
Con la toma de poder del nuevo régimen de Ahmed al Sharaa, empezaron a descubrirse las brutales atrocidades perpetradas por las fuerzas de seguridad y la inteligencia de Asad. La prisión de Sednaya, conocida como el “matadero humano”, fue la más impactante: en estas instalaciones se estima que fueron torturadas y asesinadas unas 30.000 personas, encarceladas previamente en condiciones inhumanas.
La postura de Asma al Asad
“Ha llegado el tiempo de hablar”, comentó la cuenta de X @AsmaFalAkhras, que también tuiteó que “algunos caminos nunca fueron mi elección”. Si bien no se verificó la autoría de los mensajes, se concibieron como una posible vía de escape de la ex primera dama, que podría buscar reposicionarse en el nuevo panorama político y social de Siria.

El rápido colapso del régimen de Bachar al Asad forzó una huida exprés a Moscú, donde la familia se instaló en un lujoso bloque de apartamentos. Poco después de su llegada, medios rusos reportaron un supuesto empeoramiento en la salud de la ex primera dama siria, lo que añadió todavía más incertidumbre sobre su futuro.
Pese a la dificultad de obtener información de primera mano sobre la familia, circularon diversas teorías sobre las últimas acciones de Asma al Asad. Algunos apuntaron que intentó distanciarse del régimen de su esposo, posiblemente para recuperar su ciudadanía británica, revocada debido a las sanciones occidentales en su contra. Otros lo vieron como una mera táctica rusa para rehabilitar el régimen a través de figuras consideradas menos implicadas en el derramamiento de sangre.
Propietarios de pisos de lujos
Según una investigación del medio alemán Die Zeit, los Assad son propietarios de 20 apartamentos en tres pisos del lujoso rascacielos moscovita en que residen. Bajo protección de Vladimir Putin, el ex dictador se mueve libremente por la capital, y es visto ocasionalmente en un centro comercial de su zona. El medio alemán destaca que Putin mantiene un “monopolio de la información”, en que ejerce control pleno sobre como se explica la tiranía de Asad y el rol del Ejército ruso en la guerra civil siria, que fue clave para sostener durante años al exdictador en el poder.

Un sirio que formaba parte de la élite del régimen de Asad, entrevistado bajo anonimato por Die Zeit, aseguró el pasado mes de noviembre que Asma está en situación crítica. “Le diagnosticaron cáncer de mama por primera vez en 2018 y se recuperó, pero la enfermedad regresó en la primavera de 2024”. Por ahora, sigue alojada en la torre de apartamentos, donde también viven otros políticos y residentes extranjeros.
El ‘bling, bling’ sirio en Moscú
Los inmuebles están decorados con armarios color crema con detalles dorados, lámparas de cristal y amplios sofás que evocan palacios de Oriente Medio. Las cocinas cuentan con electrodomésticos de fabricación alemana, y las habitaciones tienen grandes televisores y ventanales con vistas panorámicas del horizonte de Moscú.
“No había plan, ni siquiera un plan B, para abandonar Damasco y Siria”, reconoció Hafez al Asad, uno de los hijos de la pareja, tras su repentina huida a Moscú. Hafez se encontraba en Moscú cursando sus estudios de doctorado cuando comenzó la insurrección en diciembre de 2024, mientras que su madre también permanecía allí recibiendo tratamiento médico. Al intensificarse los combates, regresó brevemente a Damasco para estar con su padre y su hermano Karim.

Asma Fawaz al Asad (nacida Akhras) nació en Londres el 11 de agosto de 1975, de padres sirios, y mantiene vínculo académico con Reino Unido, donde estudió en Queen’s College y se graduó en King’s College London en informática y literatura francesa. Antes de casarse con Bashar al-Assad en diciembre de 2000 trabajó en banca de inversión (Deutsche Bank y JP Morgan) y abandonó esa carrera al instalarse en Damasco como primera dama.
Como primera dama (2000–2024) impulsó proyectos bajo el paraguas de la Syria Trust for Development y otras iniciativas presentadas como de reforma social, educación y empoderamiento femenino. Sin embargo, desde el inicio de la guerra en 2011 fue vista por amplios sectores de la oposición y ONG’s de derechos humanos como parte del aparato del régimen y objeto de sanciones. La Unión Europea, por ejemplo, le impuso prohibición de viaje y congelación de activos.

Si bien jamás pudo llegar a verificarse, circularon rumores de un posible divorcio con Bachar al Asad poco después de su abrupta llegada a Moscú, en diciembre de 2024. En todo caso, la combinación de enfermedad grave, caída del régimen y dependencia de la protección rusa configura un escenario de gran vulnerabilidad personal y política para Asma al-Assad.

