Las imágenes de islamistas radicales rapando barbas de drusos, y subiéndolos posteriormente a vehículos militares para ser posteriormente ejecutados, evocan imágenes de la matanza cometida por Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023. En un intento de apoyar a la minoría drusa perseguida, Israel anunció el miércoles que atacó un cuartel en los aledaños de Damasco.
Desde que las fuerzas de Abu Mohammad al Julani tumbaron el régimen de Bachar al Asad en diciembre de 2024, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) capturaron una franja de territorio sirio a los pies de los Altos del Golán. Además, se mantuvieron contactos con miembros de la minoría drusa, una comunidad escindida del islam y repartida entre Líbano, Siria, Jordania e Israel. Ante las primeras hostilidades en la provincia de Sweida, algunos líderes de clanes drusos exigieron protección al estado judío.
Más de 200 muertos
Si bien este martes se había decretado una tregua informal entre drusos e islamistas sirios, el miércoles la violencia volvió a estallar. En respuesta, cientos de drusos residentes en los Altos del Golán controlados por Israel -territorio capturado en 1967-, rompieron la verja de separación, en un intento desesperado de socorrer a sus familiares hostigados.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (con base en Reino Unido), la cifra de víctimas por las matanzas islamistas supera ya los 200 muertos. En el norte de Israel, cientos de drusos cortaron carreteras e incendiaron barricadas, en un intento de llamar la atención de la comunidad internacional para detener las matanzas en Siria.
Violencia sectaria
Los incidentes empezaron el domingo, con enfrentamientos entre tribus beduinas y milicias drusas en la provincia de Sweida, al sur de Damasco. La chispa que prendió el fuego fue el robo y posterior paliza a un hombre druso. Se trata de uno de los peores incidentes violentos desde que Al Julani tomó el poder.

No obstante, fuerzas islamistas ya cometieron asesinatos indiscriminados de miembros de la minoría alauita en ciudades costeras como Latakia o Tartus, que se saldaron con 1.500 víctimas el pasado mes de marzo. Bachar al Asad y su familia eran alauitas, por lo que el pogromo se consideró como una venganza contra la minoría religiosa que dominó el país con puño de hierro durante décadas.
Impunidad de los islamistas
La impunidad con la que actúan los islamistas en Sweida evidencia la dificultad del nuevo presidente de preservar la estabilidad en el país, marcado por su explosiva convivencia de minorías étnicas y religiosas. Ante el caos desatado, el primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró que los ataques aéreos en territorio sirio pretenden asegurar la desmilitarización del sur del país vecino, así como la protección de los drusos, considerados aliados potenciales.
Alrededor de 150.000 drusos viven en el norte de Israel y los Altos del Golán. Muchos drusos, especialmente del Golán, mantienen estrechos vínculos con las comunidades de Siria, donde viven unos 700.000 drusos. Los hombres drusos son la única minoría israelí, aparte de los miembros de la pequeña comunidad circasiana, reclutada por las FDI.
Calmar las aguas
El martes, la Asociación de Soldados y Reservistas Drusos envió una carta a Netanyahu instándolo a brindar asistencia militar y humanitaria en defensa de sus compatriotas sirios, quienes sufren “brutales ataques por parte de organizaciones terroristas extremistas”. Los incidentes en Sweida incluyeron ataques indiscriminados a civiles y secuestros.
Si bien el gobierno de Damasco trató de enviar refuerzos para calmar las aguas, la desconfianza de los drusos derivó en mayores enfrentamientos con las fuerzas armadas. En Siria, un país despedazado tras más de una década de guerra civil, múltiples facciones disponen de armamento para defender sus intereses.
Los drusos representan aproximadamente el 3% de la población siria. Durante la guerra civil del país, que duró casi 14 años, los drusos formaron varias milicias para defenderse del Gobierno de Asad, así como de los militantes extremistas islamistas que los consideran herejes. Dichas milicias controlaron la provincia de Sweida, una región clave entre las fronteras de Jordania e Israel.
Israel tiene dos intereses principales para intervenir en Siria. En primer lugar, evitar que milicias proiraníes o yihadistas suníes radicales establezcan bases junto a sus fronteras. Por otro lado, quiere atender las preocupaciones de su propia población drusa. Tras la toma del poder por parte de al-Julani, las FDI destruyeron la mayoría de los arsenales y armamento del depuesto régimen de al-Assad.