Cualquier situación que nos cause conmoción desata una ola imparable de bulos que, en ocasiones, pueden tener su razón de ser. Uno de ellos es el baby boom nueve meses después del acontecimiento. ¿Deben prepararse las maternidades españolas para recibir a una nueva generación de bebés nacidos del apagón del 28 de abril de 2025? Nos encantaría deleitarnos con esta posibilidad, pero lo prudente será revisar qué antecedentes hay para pensar así.
Tenemos el caso del desplome de las Torres Gemelas aquel 11-S de 2001. Una leyenda urbana asoció el duelo con una mayor intimidad en las parejas que dio como futo un aumento en las tasas de natalidad. Lo cierto es que las estadísticas oficiales solo pudieron confirmar una ligera bajada de recién nacidos en 2002. Tenemos, por tanto, un engaño en toda regla.
El mismo bulo se expandió durante la pandemia. Respondía a una lógica demasiado cándida que no dejó ni rastro en la estadística de nacimientos en España. Ni las parejas aprovecharon los días de confinamiento y las horas extra de convivencia para amarse más, ni alegraron nuestra alicaída natalidad. Por el contrario, las suscripciones a plataformas de citas experimentaron un repunte con una explosión de sexo infiel y virtual.
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Podríamos remontarnos hasta la noche del 9 de noviembre de 1965. Una misteriosa interrupción del suministro eléctrico dejó doce horas sin luz a 30 millones de personas en Estados Unidos y Canadá. En esta ocasión, la cuna del baby boom, o de su leyenda, fue Nueva York. Con la ciudad completamente a oscuras, los amantes se pusieron al lío o eso quisieron creer algunos teóricos, obviando, aunque así hubiese sido, el uso masivo del preservativo en aquella época. En Estados Unidos, más del 42% de las personas en edad reproductiva ya lo usaban como método anticonceptivo. Según el sociólogo S. Philip Morgan, la imaginación dio pie a una de esas leyendas urbanas que se repiten cada cierto tiempo usando una lógica que él denomina “de andar por casa”.
En su opinión, la única verdad que pueda sostenerse aparecerá con el tiempo. De inmediato, una pareja no traslada a la cama el impacto de un suceso como la pandemia o los atentados contra las Torres Gemelas. Sí puede ocurrir que le lleve a reflexionar sobre si es o no el momento oportuno para ser padres. Aún así, reconoce que las respuestas pueden ser muy dispares, puesto que la incertidumbre no propicia el deseo de traer más niños al mundo.

Hubo otro apagón célebre la noche del 13 de julio de 1977, en Nueva York, que trajo consigo la misma leyenda del baby boom. Hacia las 20.30 h., un rayo impactó en una subastación eléctrica ubicada en el río Hudson. Lo que vino a continuación fue difícil de evaluar ni siquiera en los días posteriores: gentes atrapadas, colapso de la ciudad, saqueos, policías heridos, arrestos masivos… Fueron 25 horas caóticas en las que el robo colectivo de equipos de música, amplificadores y mezcladores impulsó que se gestase la cultura del hip-hop. Pero se expandieron muchas falsedades, entre ellas la del baby boom nueve meses después. Otra vez se impuso esa lógica en zapatillas de andar por casa que lleva a pensar que a una pareja atrapada en un ascensor o en un vagón de metro le da por engendrar.
Casi 50 años después, vuelve el bulo y está vez con la amplificación de las redes sociales. “Sin televisión y sin luz, en nueve meses España tendrá una subida en la natalidad”, retuitean los usuarios. El lunes 28 de abril no hubo luz, pero sí un sol espléndido en casi toda España y los españolitos apuraron hasta la última caña en las terrazas. De regreso a casa, con el suministro eléctrico reestablecido en buena parte del país, mucho nos tememos que había más ganas de compartir con los móviles las peripecias de la jornada que de incrementar nuestras proles. Por cierto, en 2024, la natalidad en nuestro país dio un ligero vuelco, aumentando por primera vez en una década. Y no hubo necesidad de ningún sobresalto colectivo.