La muerte de Isak Andic, fundador del gigante de la moda Mango, ha destapado mucho más que una sucesión empresarial; ha puesto en primer plano tensiones familiares, secretos sentimentales y una investigación judicial que reescribe la versión oficial.
Desde 2018, Andic mantenía una relación estable con Estefanía Knuth, ex golfista catalana nacida en 1973, con una carrera amateur destacada y discreta presencia mediática. Ella antes estuvo casada con Gonzalo Rodés y tiene hijos de ese matrimonio; su vínculo con Andic, aunque reservado, fue clave en los últimos años de su vida.
La vida de Andic siempre mantuvo un balance entre lo privado y lo público. Prefería navegar sus pasiones -el mar, la naturaleza, los viajes- lejos de los titulares, mientras expandía su imperio global de moda. Pero tras su abrupta caída en diciembre de 2024, durante una excursión con su hijo Jonathan cerca de las cuevas del Salnitre en Montserrat, ese equilibrio se quebró.
La versión inicial hablaba de accidente: una caída mortal de más de cien metros mientras caminaban por la montaña. Pero con el paso de los meses, la causa judicial ha dado un vuelco. Inconsistencias en las declaraciones de Jonathan -quien acompañaba a su padre ese día y fue testigo del suceso- encendieron sospechas entre los investigadores de los Mossos d’Esquadra.

En septiembre, el juez de instrucción 5 de Martorell cambió formalmente la condición de Jonathan de testigo a investigado bajo la hipótesis de homicidio.
Un elemento clave en ese cambio fue la declaración de Estefanía Knuth ante la policía. Ella relató episodios de tensión entre padre e hijo, advirtiendo que nunca habían tenido una relación sin fisuras.
Entre sus testimonios, aludió a un episodio de 2015 en que Andic habría reprochado a Jonathan decisiones erráticas en la gestión de la compañía, lo que generó pérdidas. Esa versión puso sobre la mesa una antigua grieta que algunos en el entorno ya conocían de forma íntima.
Paralelamente, la disputa por el legado patrimonial se intensificó. Andic dejó la mayor parte de su fortuna estructurada bajo el holding Punta Na, que posee cerca del 95 % de Mango. Ese 95 % se dividió, como estaba previsto en su testamento de julio de 2023, entre sus tres hijos: Jonathan, Judith y Sarah. Pero en ese mismo testamento, Andic destinó legados para terceros, incluido un beneficio económico para Knuth.
Knuth impugnó la cuantía fijada en ese legado: consideró que le correspondían al menos 70 millones de euros, cifra que superaba con creces lo estipulado por el empresario. Los hijos mostraron disposición para negociar, pero nunca aceptaron esa cifra. Con la herencia ya aceptada por ellos ante notario, Knuth se enfrenta ahora a opciones limitadas: aceptar lo concedido, alargar la negociación o acudir a la vía civil.
El pase del testimonio de Knuth y las nuevas piezas del rompecabezas judicial han alimentado titulares internacionales. Medios como CBS News señalan que la policía citó su relato sobre las malas relaciones entre padre e hijo como uno de los factores que desencadenaron el cambio de dirección en la investigación. AFP y prensa internacional también recogen que la policía catalana ha abandonado progresivamente la hipótesis del accidente para plantear -como escenario plausible- un homicidio centrado en Jonathan Andic.
Mientras tanto, la empresa Mango sigue funcionando bajo la dirección de Toni Ruiz, con los hijos Andic como accionistas mayoritarios del grupo. Judith y Sarah mantienen roles institucionales, y Jonathan asume el liderazgo del holding familiar.
El nombre de Isak Andic sigue vinculado a la transformación del comercio de moda español y su proyección global. Pero su legado familiar, hasta ahora invisible al público, ha emergido envuelto en conflicto, dolor y una investigación que aún no ha revelado todos sus secretos.