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Morteruelo, de Adaly

En el competitivo mundo de la alta gastronomía madrileña, un restaurante ha logrado consolidarse como una referencia indiscutible en muy poco tiempo: Adaly. Esta propuesta íntima y personal es el resultado del trabajo conjunto entre Eduardo Guerrero, un joven chef madrileño de 25 años, y su padre, Julio Guerrero, encargado de la gestión y la sala. Juntos, han convertido a Adaly en una auténtica joya gastronómica, ubicada en el emblemático barrio de Salamanca.

Con un Recomendado Michelin obtenido en 2023 y renovado en 2024, además de ocupar el puesto número 30 entre los 100 mejores restaurantes de España según los usuarios de The Fork, Adaly se posiciona como un referente tanto para los amantes de la cocina tradicional como para quienes buscan innovación y calidad.

Eduardo Guerrero encontró su vocación en la cocina desde temprana edad. Aunque durante su adolescencia contempló opciones como la Biología o la Veterinaria, finalmente se decantó por su verdadera pasión: los fogones. Tras completar su formación en la Escuela de Hostelería de Aranjuez, decidió complementar su aprendizaje en el restaurante de Pepe Rodríguez, donde su evolución profesional fue meteórica.

Durante su tiempo en este prestigioso establecimiento, Eduardo pasó por diferentes áreas: desde la partida de entrantes y snacks, hasta convertirse en jefe de la partida de carnes en apenas dos años. Allí desarrolló un profundo respeto por la calidad del producto, un principio que guía cada plato que crea hoy en día en Adaly.

“Mi objetivo siempre ha sido respetar el producto, tratarlo lo menos posible y potenciar sus sabores naturales”, asegura el joven chef. Este enfoque, combinado con técnicas de vanguardia y una visión innovadora, define el alma de su cocina.

Un proyecto sin inversión externa

Detrás del éxito de Adaly se encuentra el respaldo incondicional de su familia, especialmente de su padre, Julio Guerrero. Con una sólida trayectoria empresarial en sectores como la moda, la informática y la gestión de residuos, Julio decidió dar un giro radical a su carrera para apoyar a Eduardo en su sueño.

Tras vender su empresa y analizar las opciones en familia, Julio apostó por abrir un restaurante, sin inversores externos ni grandes grupos financieros detrás. Esta decisión marcó el inicio de Adaly, un proyecto que, como señala Julio, “se ha enfrentado a las dificultades propias de iniciar cualquier negocio, pero con la ventaja de contar con el talento y la visión de Eduardo en la cocina”.

Julio, encargado de la sala y la gestión diaria del restaurante, aporta su experiencia empresarial y un enfoque en el trato personalizado a los comensales. La unión entre padre e hijo ha resultado en un equilibrio perfecto: mientras Eduardo lidera la creatividad culinaria, Julio asegura que cada cliente se sienta como en casa.

La cocina de Adaly se define como fundamentalmente española, pero con un giro moderno que incorpora técnicas de vanguardia y toques internacionales, especialmente de la cocina asiática. Cada plato es un homenaje a la calidad del producto, trabajado con mimo y respeto, pero con un toque innovador que lo hace único.

Desde los fondos cuidadosamente elaborados hasta los pequeños guiños a otras culturas culinarias, cada elemento en el menú refleja la inquietud constante de Eduardo por sorprender y deleitar a sus comensales. “Damos mucha importancia a los sabores, la calidad del producto y los fondos”, comenta el chef. Este compromiso con la excelencia ha sido clave para el reconocimiento del restaurante en una ciudad tan competitiva como Madrid.

Entre los 100 mejores restaurantes de España

El éxito de Adaly no ha pasado desapercibido. Con la Recomendación Michelin en la puerta durante dos años consecutivos y su inclusión en los 100 mejores restaurantes de España según The Fork, el restaurante se consolida como una de las apuestas más prometedoras del panorama gastronómico actual.

Este reconocimiento no solo valida el talento de Eduardo, sino también la visión familiar que ha hecho posible el proyecto. Adaly es, en muchos sentidos, una historia de perseverancia, trabajo en equipo y pasión. Lo que diferencia a Adaly de otros restaurantes es su esencia personal y familiar. En un sector donde los grandes grupos económicos suelen dominar, Adaly se destaca por ser un proyecto independiente, gestionado con dedicación y autenticidad.

“Montamos esto nosotros solos, sin inversores ni grupos detrás”, recalca Julio Guerrero. Esta independencia les ha permitido mantener un control total sobre la calidad y el enfoque del restaurante, adaptándose a los desafíos del mercado sin comprometer su visión.

Ubicado en pleno corazón del barrio de Salamanca, Adaly no solo es un lugar para disfrutar de una comida excepcional, sino también un espacio donde los clientes pueden sentir la calidez y el esfuerzo de una familia apasionada por lo que hace.

Con un presente consolidado y un futuro lleno de posibilidades, Adaly se erige como uno de los restaurantes con más proyección de Madrid, un lugar donde tradición e innovación se dan la mano para crear una experiencia gastronómica inolvidable.

En definitiva, Adaly no es solo un restaurante; es la materialización de un sueño familiar, liderado por el talento y la pasión de Eduardo Guerrero, y respaldado por la experiencia y el compromiso de su padre Julio. Un destino imprescindible para quienes buscan autenticidad, calidad y creatividad en cada plato.

Morteruelo

Ingredientes:

  • 1 liebre (2 conejos)
  • 2 conejos
  • 2,5kg de panceta
  • 1kg de hígado
  • 500g de taco de jamón
  • 1 pollo entero
  • 1 tarrina de manteca de cerdo ibérico
  • 2 hogazas de pan
  • 10u clavo
  • 35g de canela en polvo
  • 15g de comino
  • 10g de cilantro en bolas
  • 25g de pimentón
  • 10g pimienta de Jamaica
  • 25g de alcaravea

Elaboración:

  1. En una marmita, disponemos todas las carnes y añadimos agua hasta cubrir.
  2. Cocemos y sacamos cada carne según su cocción.
  3. Deshuesamos y picamos todo y guardamos el caldo para desgrasarlo al día siguiente.
  4. En una olla grande, ponemos a calentar la manteca.
  5. Los clavos, el cilantro y la pimienta de Jamaica se muelen en el mortero y cuando esté todo bien triturado, mezclamos con el resto de las especias.
  6. Cuando la manteca esté caliente, sin quemarse, añadimos todas las especias y las tostamos con cuidado de que no se quemen.
  7. A continuación, añadimos el caldo para parar el tostado y luego añadimos la carne y el pan tostado.
  8. Reducimos hasta que espese, removiéndolo continuamente.
  9. Ponemos al punto de sal antes de guardar.
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