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Richard Gere y Cate Blanchett encabezan la despedida más emotiva de Giorgio Armani

El último desfile de Armani en Milán se convirtió en un homenaje íntimo y solemne al maestro, con una primera fila repleta de estrellas de Hollywood

Milán se ha vestido de duelo este fin de semana. En la Pinacoteca de Brera, templo del arte renacentista y epicentro espiritual del creador, se celebró el último desfile diseñado por Giorgio Armani antes de su muerte.

Lo que en el calendario debía ser un cierre de la Semana de la Moda se transformó en un acto histórico; un adiós colectivo al hombre que reinventó la elegancia desde la sobriedad.

El ambiente estuvo marcado por la emoción desde el inicio. La música en directo de Ludovico Einaudi al piano envolvía la pasarela en una atmósfera íntima, mientras las modelos desfilaban con piezas de seda en tonos azul marino, grises suaves y verdes minerales.

La colección, titulada Pantelleria, Milán, unía dos lugares esenciales en la vida del diseñador: la isla mediterránea donde encontraba paz y la ciudad que lo convirtió en leyenda.

En primera fila, la constelación de invitados subrayaba la dimensión cultural del momento. Richard Gere, amigo de décadas y rostro inseparable de Armani desde American Gigolo, encabezaba la lista. A su lado, Cate Blanchett, impecable en negro, representaba a la perfección la alianza entre Hollywood y la moda italiana.

También acudieron Lauren Hutton, musa eterna del diseñador, Glenn Close, Spike Lee, Samuel L. Jackson, la omnipresente Anna Wintour o Eugenia Silva, otra de sus grandes musas…, todos unidos en un mismo gesto de despedida.

Más allá del brillo de las celebrities, lo que marcó el tono fue la coherencia estética de la colección: cortes limpios, tejidos fluidos, ausencia de artificio. Armani se mantuvo fiel a su filosofía hasta el final: la moda como lenguaje de sobriedad, atemporalidad y naturalidad. Al cierre, las modelos rompieron el protocolo y aplaudieron al público mientras desfilaban en grupo, un gesto que convirtió la pasarela en un abrazo compartido.

El momento más conmovedor llegó con la aparición de Silvana Armani, sobrina del diseñador, y de Leo Dell’Orco, su pareja y colaborador de confianza. Ambos recibieron una ovación prolongada, como símbolo de continuidad y reconocimiento al círculo íntimo que sostuvo al creador durante más de medio siglo de carrera.

 

Este desfile ha sido la consagración de un legado. Armani se marcha dejando una herencia estética que seguirá habitando alfombras rojas, oficinas, pasarelas y armarios de todo el mundo.

En los próximos meses, la industria debatirá sobre el futuro de la firma -los rumores apuntan a movimientos en el accionariado y posibles alianzas con gigantes del lujo-, pero lo cierto es que Armani ya pertenece a otro plano. Su último desfile, rodeado de arte, música y estrellas, fue una declaración de que la moda, cuando está hecha con verdad, trasciende la ausencia y se convierte en memoria colectiva.

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