Es la puesta de largo de la diplomacia internacional, el escenario diplomático más importante del mundo. La Asamblea General de Naciones Unidas, celebraba esta semana su 80ª edición, y por ella han desfilado presidentes, primeros ministros y ministros para exponer su visión sobre la paz, el desarrollo y los derechos humanos, y este año, también para criticar a la propia ONU.
Ocho décadas después de su creación, la Asamblea General sigue siendo un escenario dominado por los hombres. La 80ª sesión, que reunió a líderes mundiales en su sede de Nueva York, fue un claro recordatorio de la persistente brecha de género en la diplomacia mundial: las mujeres han sido pocas y distantes entre sí en la imponente tribuna de mármol verde.

Desde jefes de Estado hasta ministros de Asuntos Exteriores, la inmensa mayoría de los que pronunciaron discursos ante la Asamblea fueron hombres. De los 169 líderes que intervinieron en el foro hasta este sábado, solo 21 han sido mujeres.
Las mujeres que hablaron en la Asamblea General
La primera mandataria en dirigirse a la ONU fue la presidenta de Perú, Dina Boluarte. También alzó la voz la presidenta de Suiza, Karin Keller-Sutter, la de Surinam, Jennifer Simons o la de Eslovenia, Natasa Pirc Musar. También se estrenó la recién nombrada presidenta de Namibia, Netumbo Nandi-Ndaitwah, con un contundente discurso y repitió la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, de Italia, así como la presidenta de Islas Marshall, Hilda Heine. Otras primeras ministras como Mia Mottley (de Barbados) o Kamla Persad Bissessar, de Trinidad y Tobago, fueron escuchadas en la Asamblea. Mientras que varias vicepresidentas tomaron la palabra como Josephine Joseph Lagu, de Sudán del Sur, o su homóloga de de Uganda, Jessica Alupo.

Incluso algunos países, sus delegaciones estuvieron lideradas por ministras de Exteriores como la de Ecuador, Gabriela Sommerfeld; la de Suecia, con la jefa de la diplomacia Maria Malmer Stenergard, o la de Austria, Beate Meinl-Reisinger, Islandia, Katrín Gunnarsdóttir, Rumanía, Oana-Silvia Ţoiu, Filipinas, Theresa Lazaro, o Lana Nusseibeh, ministra de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, siguieron siendo excepciones a la regla. En total, tan sólo el 12,4% de los participantes en este importante debate hasta este sábado han sido mujeres. El desequilibrio es especialmente evidente si se tiene en cuenta que las mujeres constituyen la mitad de la población mundial.
Ochenta años, cero mujeres secretarias generales
La disparidad en el estrado refleja un problema institucional más profundo: en sus 80 años de historia, Naciones Unidas nunca han tenido una secretaria general. Desde el noruego Trygve Lie en 1945 hasta António Guterres en la actualidad, todos los titulares del máximo cargo de la ONU han sido hombres. Periódicamente han surgido campañas para impulsar que una mujer dirija la organización, pero ninguna ha tenido éxito hasta ahora.

“Hay muchos que dicen que ya es hora, pero para ello sería necesario que Estados Unidos, Rusia y China estuvieran todos de acuerdo. Y para mí, en este momento concreto, me cuesta imaginar, dado el liderazgo de cada uno de esos países, que aboguen por una mujer como secretaria general y propongan a una”, avanzó a Artículo14 Alynna Lyon, experta en la ONU y profesora de Ciencias Políticas y Asuntos Internacionales en la Universidad de New Hampshire.
El reflejo de las estructuras de poder
La Asamblea General se describe a menudo como el órgano político más representativo del mundo. Todos los Estados miembros tienen voz, independientemente de su tamaño o riqueza. Pero la 80ª sesión demostró cómo la representación en la escena internacional refleja las desigualdades arraigadas en los países: si solo un puñado de países están dirigidos por mujeres, solo un puñado de mujeres subieron al estrado de la ONU. Es más, potencias como China y Estados Unidos nunca han estado lideradas por una mujer. Tampoco España ha tenido nunca una presidenta del Gobierno.
El camino por recorrer en la ONU
Los funcionarios de la ONU llevan mucho tiempo pidiendo una mayor paridad de género dentro de la propia institución. El secretario general Guterres puso en marcha una estrategia para alcanzar el equilibrio de género en los puestos de alta dirección. Se han logrado avances dentro de la burocracia de la ONU, donde las mujeres ocupan ahora muchos puestos de alto nivel. Pero en el escenario político de la Asamblea General, la brecha sigue siendo amplia.

Como afeó Annalena Baerbock, la presidenta de la Asamblea General de la ONU en su discurso de apertura sobre que ninguna mujer haya sido la secretaria general de Naciones Unidas en sus 80 años de historia, “cabe preguntarse cómo es posible que, de entre cuatro mil millones de candidatas potenciales, no se haya encontrado ni una sola. Por supuesto, la elección recae en los Estados miembros”.