En la segunda sesión del Debate de la Asamblea General de la ONU, tan sólo hablaron tres líderes de los 30 jefes de Estado y de Gobierno que tomaron la palabra el miércoles en el imponente atril verde de la sede en Nueva York. La jornada anterior, la misma cantidad de mujeres, tres, entre los 34 mandatarios que en total pronunciaron sus discursos en el foro internacional más importante del mundo. Es decir, un porcentaje que no llegó al 9%. Entre los líderes mundiales que desfilaron por la sala de la Asamblea General, el del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó la atención por lo duro que fue con la propia institución.
La ONU también fue criticada porque en sus 80 años de historia aún no ha tenido una mujer como secretaria general. Alynna Lyon, experta en la ONU y profesora de Ciencias Políticas y Asuntos Internacionales en la Universidad de New Hampshire, responde a las preguntas de Artículo14 sobre el funcionamiento de Naciones Unidas, la resolución de conflictos y el papel de las mujeres en la institución.

-El presidente de EE UU, Donald Trump, dio un discurso muy crítico contra la propia ONU por no poner fin a las guerras, a pesar de que su país sea un Estado miembro de la ONU. ¿Puede hacer más en este sentido?
-Por un lado, la ONU es un foro organizativo para que los países se reúnan y trabajen en problemas comunes, y luego también está su propia burocracia. Tiene dos funciones diferentes. Hay aspectos que mejorar en ambas, en términos de foro para que los países se reúnan, en particular el Consejo de Seguridad, que tiene el mandato de ocuparse de las cuestiones de paz y seguridad. Sí, el Consejo de Seguridad podría hacer mucho más, pero en realidad no depende de la ONU, sino de los Estados miembros del Consejo de Seguridad. Así que, en cierto modo, uno querría que la Administración Trump se mirara en el espejo y dijera que podría hacer más en el Consejo de Seguridad de Estados Unidos para aumentar las posibilidades de paz y seguridad en diferentes lugares. Por ejemplo, EE UU ha estado bloqueando resoluciones relativas a Israel y la guerra en Gaza, y también ha habido un alejamiento de la condena a Rusia por su incursión en Ucrania en 2022. Así que si el Consejo de Seguridad está fallando, esos países están fallando en realidad en el trabajo que se les encomendó en virtud del artículo de la Carta de las Naciones Unidas y la exigencia de ocuparse de las cuestiones de paz y seguridad, por lo que la propia Administración Trump podría hacer mucho más. En particular, me refiero a que están retirando fondos por valor de unos mil millones de dólares que ya se habían asignado a las Naciones Unidas y muchos de esos fondos se destinaban al mantenimiento de la paz. Hay algunas tensiones significativas entre decir que se podría hacer más y luego retirar los fondos para apoyar las causas de la paz.
-Sobre esta reducción: ¿cómo va a afectar a la ONU y como usted menciona, afectará directamente a los procesos de paz y al mantenimiento de la paz?
-Por supuesto. En primer lugar, en los últimos diez años, más o menos, se ha producido una reducción de las operaciones de mantenimiento de la paz. Se ha producido una reducción en esos presupuestos. No se han visto nuevas autorizaciones de operaciones de mantenimiento de la paz y eso se debe en parte a la dinámica del Consejo de Seguridad de la ONU, porque se necesita consenso, se necesita que los rusos y los chinos deben estar de acuerdo, y eso no ha sucedido en la última década, por lo que, en términos de autorización del uso de fuerzas de mantenimiento de la paz, no se ha producido debido a la falta de consenso y a la dinámica de las grandes potencias y el Consejo de Seguridad, pero, al mismo tiempo, ha habido una falta de interés por parte de Estados Unidos, especialmente bajo la Administración Trump, en financiarlas, por lo que se está realizando un esfuerzo por reducir las operaciones de mantenimiento de la paz. Hay lugares en los que son increíblemente relevantes. También hay tensiones, para ser sinceros, dentro de las propias operaciones de mantenimiento de la paz. Por ejemplo, en Mali, y eso se debe en parte a la influencia de Rusia en esa región concreta de ese país concreto. Pero hay países que dicen que ya no quieren operaciones de mantenimiento de la paz en su territorio. La ONU lleva a cabo operaciones de mantenimiento de la paz a petición del país anfitrión. Y si el país anfitrión dice que no los quiere en el país, la ONU no tiene más remedio que marcharse. Así que estamos viendo una reducción de la presencia de las fuerzas de mantenimiento de la paz, del número de efectivos, de la autorización de operaciones de mantenimiento de la paz y de la financiación para el mantenimiento de la paz.
-¿Fue una buena idea, en términos de la búsqueda de la paz, no permitir que la delegación palestina viajara a Estados Unidos precisamente para asistir a la Asamblea de la ONU?
-Los principios fundamentales de Naciones Unidas son la diplomacia y el diálogo con países o entidades con los que quizá no estés de acuerdo y con los que, de hecho, puedas estar en conflicto. Así que los principios fundamentales son la resolución no violenta de los conflictos. Por lo tanto, el hecho de que Estados Unidos denegara el visado de entrada al líder de la Autoridad Nacional Palestina interrumpe realmente ese proceso. Existe la oportunidad de poner fin a la increíble violencia en Gaza. Y sí, Estados Unidos está cerrando la puerta a la oportunidad de diálogo, a la oportunidad de avanzar en el proceso de paz. Sabemos que la Autoridad Nacional Palestina tiene estatus de observador permanente en la ONU, por lo que realmente tiene derecho a estar allí. Estados Unidos también tiene derecho a decir que no quiere que entren ciertos países y sus líderes o ciertas entidades y sus dirigentes, pero permitió la entrada al presidente de Siria, que figura en la lista de líderes de organizaciones terroristas, por lo que hay una incoherencia por parte de EE UU. Pero, de nuevo, esto no tiene que ver con la ONU, sino con los Estados miembros y el uso de las Naciones Unidas como foro para el trabajo en favor de la paz y la seguridad.

-La presidenta de la Asamblea General, Annalena Baerbock lamentó que cómo es posible que, de entre 4.000 millones de candidatas potenciales, no se haya encontrado ni una sola mujer para el cargo. ¿Debería ser finalmente una mujer la próxima secretaria general después de 80 años de historia de la ONU?
-Estoy escribiendo un libro sobre las mujeres en el Consejo de Seguridad de la ONU, no solo en la secretaría general. Así que mi respuesta puede ser un poco más larga. Hablemos un poco sobre cómo se nombra al secretario general. Es algo que recomienda el Consejo de Seguridad y luego aprueba la Asamblea General. Así que depende del Consejo de Seguridad, como primer filtro de los candidatos, presentar a un candidato. Y el Consejo de Seguridad no lo ha hecho nunca. Y, de nuevo, estamos ante una política de grandes potencias en cierto modo, en la que Rusia, China y Estados Unidos no están haciendo el trabajo de buscar la inclusividad o la igualdad de género y promoverla. Son los propios Estados, los países, los que no están haciendo ese trabajo. El propio Antonio Guterres, el secretario general, ha intentado promoverlo de forma bastante extensa. Así que la propia ONU y una entidad llamada ONU Mujeres se encargan de hacer un seguimiento de este tipo de cosas. Esta falta se debe en parte a que, más allá de la política de la ONU, la política de género se basa realmente en la idea de que los diplomáticos son masculinos. Y eso es una perspectiva muy marcada por el género, que la diplomacia es algo que hacen los hombres. Pero no es así. Madeleine Albright escribió sobre esto y habló de ello ampliamente en su experiencia, al igual que muchas mujeres que han desempeñado esa función en particular, que la paz y la seguridad en sí mismas se consideran una actividad masculina, en lugar de algo que las mujeres puedan defender. Y luego, cuando las mujeres defienden, por ejemplo, a menudo tienden a abogar por la comprensión y la humanización de las situaciones de conflicto. Lo cual se considera que no es lo suficientemente sólido para esa función en particular. Así que hay muchos tropos de género que se están abordando mejor cuando pensamos en la paz y la seguridad internacionales. También hay tropos de género sobre el propio diplomático y el papel de la masculinidad que se está desarrollando y que reflejan una especie de valores occidentales y valores no occidentales, y también una especie de papel de la ONU. Hay muchos que dicen que ya es hora, pero para ello sería necesario que Estados Unidos, Rusia y China estuvieran todos de acuerdo. Y para mí, en este momento concreto, me cuesta imaginar, dado el liderazgo de cada uno de esos países, que aboguen por una mujer como secretaria general y propongan a una.