Arranca la cumbre del G7 en Canadá y con ella la primera crisis. Los países más poderosos del mundo, reunidos en Kananaskis, debatirán soluciones comunes para las siguiente cuestiones que comparte el Consejo de Europa: el panorama económico mundial; el crecimiento económico, la seguridad y la resiliencia; el aumento de la seguridad en las comunidades; un mundo más seguro; una Ucrania fuerte y soberana; el futuro de la seguridad energética.
Sin embargo, la vuelta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya ha dejado los primeros roces. El mandatario estadounidense afirmó que fue un error expulsar a Rusia del G8 y que no le importaría que China se uniera al G7.

Para Antonio Costa, presidente del Consejo de Europa “la unidad entre los líderes del G7 no solo es deseable, sino esencial”. Esencial para el cometido de uno de los foros políticos y económicos más influyentes a nivel mundial, y para el de los países occidentales y democráticos.
Así, son cinco las claves que marcarán esta cumbre, y que según su resolución se determinará si se da o no esa “unidad” de que la habla Costa.
1. El primer gran desafío de Carney: Trump
Para algunos, el mayor desafío del G7 es Donald Trump. En concreto para Mark Carney es su primer gran desafío como primer ministro. Para su antecesor Justin Trudeau, el encuentro con el presidente estadounidense en la cumbre canadiense de 2018 fue desastroso. Trump se marchó de la cumbre antes de tiempo por falta de consenso en términos comerciales.

Mark Carney se reunió este lunes con Trump, antes del inicio formal de las sesiones del G7. Carney buscaba negociar la eliminación de los aranceles punitivos impuestos por EE UU sobre el acero, el aluminio y la industria automotriz canadienses, así como avanzar hacia un nuevo acuerdo en comercio y defensa.
Ottawa y Washington ya han intercambiado un borrador de propuesta, aunque aún quedan puntos por resolver. El ministro de Comercio, Dominic LeBlanc, reconoció la imprevisibilidad de negociar con la administración Trump: “Si el domingo parece que no hay acuerdo, el lunes por la noche, de repente, podemos estar de acuerdo”.
Carney busca proyectar liderazgo global, independencia económica respecto a EE UU y cerrar acuerdos comerciales y de seguridad. Sin embargo, el conflicto entre Israel e Irán ha alterado la agenda inicial, desplazando otros temas clave como el cambio climático, los minerales críticos y la inteligencia artificial.
2. Las peticiones de Zelenski
Uno de los momentos más esperados de la cumbre es la reunión entre el presidente ucraniano Volodimir Zelenski y Trump, prevista para el 17 de junio. En medio de tensiones crecientes entre ambos líderes, Zelenski llega con una agenda clara: presionar por sanciones más severas contra Rusia, obtener garantías de apoyo militar sostenido y mantener a Ucrania como prioridad en la política internacional del G7.
Tras un primer encuentro fallido en febrero y otro tenso en el Vaticano, Zelenski busca ahora un cambio de tono por parte de Trump, quien ha mostrado ambigüedad en su compromiso con Kiev.

Entre las propuestas concretas del presidente ucraniano está la reducción del tope al precio del petróleo ruso de 60 a 30 dólares por barril, medida que enfrenta resistencia dentro del bloque. Además, Zelenski ha ofrecido pagar por armamento estadounidense, como sistemas Patriot, frente a la negativa de la nueva administración a mantener los envíos gratuitos. Su presencia en Alberta es también un intento por evitar que el conflicto entre Israel e Irán desplace a Ucrania del centro del debate. El éxito de esta cumbre, para Kiev, dependerá en gran parte de la voluntad política de Trump de sostener el apoyo occidental frente a Moscú.
3. Israel e Irán en el foco
La sorpresiva ofensiva de Israel contra Irán, iniciada con bombardeos a instalaciones nucleares y militares, ha alterado por completo la agenda del G7 en Kananaskis. A medida que los misiles cruzan el cielo de Oriente Medio, los líderes del G7 se ven obligados a abordar de forma urgente un conflicto con potencial de desestabilizar toda la región. La posibilidad de una declaración conjunta sobre el tema está sobre la mesa, aunque los desacuerdos internos dificultan un pronunciamiento unificado.

Trump ha respaldado abiertamente la acción israelí, revelando incluso que se utilizaron armas estadounidenses, mientras que países como Japón han condenado los ataques como “profundamente lamentables”. “Yo diría que Irán no está ganando esta guerra, y que debería negociar, y debería hacerlo inmediatamente, antes de que sea demasiado tarde”, aseveró Trump.
Francia y la Unión Europea, en cambio, piden contención, aunque sin responsabilizar directamente a Israel. Ursula von der Leyen propuso vincular este conflicto con el de Ucrania, aludiendo al uso común de drones iraníes. Las conversaciones en la cumbre se anuncian “francas y abiertas”, pero la fragmentación entre los líderes, sumada a la complejidad geopolítica, anticipa un cierre sin comunicado conjunto. Carney, mientras tanto, intenta que el G7 mantenga al menos una voz común frente a las amenazas globales, incluida la proliferación nuclear iraní.
4. El rearme y la seguridad de Europa
Trump ya lo advirtió, “si no pagan, no voy a defenderlos”. El rearme de Europa ha dejado de ser una opción y se ha convertido en una urgencia estratégica.
Los líderes europeos, alarmados por la actitud de Washington y el estancamiento de la ayuda a Ucrania, ya han iniciado conversaciones para fortalecer la defensa continental, pero será Trump el que valore si es suficiente.
Los líderes del G7 ya han adelantado que plantearán estas preocupaciones directamente a Trump en Kananaskis. Con Rusia percibida como una “amenaza existencial”, como dijo Emmanuel Macron, Europa busca blindarse ante un posible escenario sin garantías bajo el Artículo 5 de la OTAN (un ataque a una nación miembro es un ataque a todas).

Es más, la UE aprovechará la cumbre para estrechar sus relaciones con Canadá en materia de defensa, con la posibilidad de que Ottawa sea invitada a finales de este mes a participar en un programa conjunto de adquisición a gran escala. Este es “un momento en el que podemos reforzar el papel de Canadá en la arquitectura de defensa europea, que está evolucionando rápidamente”, afirmó Von der Leyen.
5. El eje Meloni – Merz
Uno de los movimientos diplomáticos más destacados en los márgenes de la cumbre del G7 es la consolidación del eje entre la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el canciller alemán, Friedrich Merz. Ambos líderes mantuvieron una reunión en la que reafirmaron su voluntad de celebrar una cumbre entre Italia y Alemania a comienzos de 2026 en Roma, y de mantener una coordinación estrecha en temas clave de la agenda europea. Entre sus prioridades conjuntas destacan la lucha contra la inmigración irregular, el fortalecimiento de la competitividad del bloque y la cooperación en defensa, especialmente ante la próxima cumbre de la OTAN en La Haya.

Meloni también se reunió con el primer ministro británico, Keir Starmer, con quien compartió una “plena convergencia de puntos de vista” en materia de seguridad, defensa e inversiones, destacando el avance conjunto en el Programa Aéreo de Combate Global (GCAP). “Estar juntos durante dos días es una excelente oportunidad para debatir todos los temas en este momento difícil”, afirmó Meloni, marcando el tono de cooperación que busca consolidar entre los aliados europeos del G7.