Oriente Medio

El cruce de fuego Israel-Irán escala hacia la guerra total

La inesperada jugada maestra de la inteligencia israelí contra la élite del régimen iraní guarda ecos con el descabezamiento de Hizbulá

Vista de la zona donde ha impactado un misil este domingo, en la ciudad de Haifa, en el norte de Israel.
EFE/ Servicio De Emergencias Israelí

La escalada que comenzó el viernes ha sido la historia de una guerra casi inevitable. La tenue respuesta del régimen iraní a Israel el sábado 13 de abril del año pasado al asesinato de dieciséis personas en la Embajada iraní en Damasco -entre ellos varios militares de alto rango- en forma de lanzamiento de tres centenares de drones y misiles no pasó desapercibida para el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Para entonces Tel Aviv ya tenía avanzado el plan maestro ejecutado este fin de semana. Sin embargo, la inteligencia y las fuerzas armadas israelíes prefirieron concentrar sus esfuerzos en golpear a las principales creaciones militares de la República Islámica en Oriente Medio: la otrora todopoderosa Hizbulá en Líbano y los rebeldes hutíes de Yemen.

Pero era cuestión de tiempo hasta que las autoridades israelíes acudieran, en plena guerra abierta contra Hamás, Hizbulá y los hutíes, a la capital desde donde se concibió y se dirige el ‘eje de la resistencia’ a la “entidad sionista”: Teherán. El 31 de julio del año pasado las fuerzas israelíes eliminaban al líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, que acudía junto a sus guardaespaldas en un edificio para veteranos de guerra de la capital iraní. La demostración y advertencia israelí de que no hay escondite seguro ni en Gaza, ni en el Líbano, ni en Siria, ni en Irán para sus enemigos. Lo ocurrido fue otro ejemplo de la vulnerabilidad iraní.

El peor golpe israelí a la República Islámica

Y en el momento menos esperado, cuando las autoridades iraníes negociaban con la Administración Trump un acuerdo nuclear, Israel volvió a golpear de manera contundente, certera, inesperada. Lo ocurrido el viernes pasará a la historia del largo conflicto entre Tel Aviv y Teherán como el peor golpe encajado por la República Islámica en sus más de 45 años de historia.

Guerra
Una bandera israelí colocada sobre un vehículo dañado tras el impacto de un misil en una zona residencial de Ramat Gan, cerca de Tel Aviv
Efe

En solo unas horas la inteligencia y la aviación israelí liquidaron la cúpula de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria y acabaron con la vida de varios científicos vinculados con el programa de proliferación nuclear iraní. Y causaron daños graves, quizás definitivos, para las aspiraciones nucleares de la teocracia islámica al bombardear infraestructuras nucleares y militares clave repartidas por todo el país. Una cadena de golpes solo posibles tras años de trabajo y la infiltración en el corazón del régimen. No en vano, a última hora de la tarde de ayer, las Fuerzas Armadas iraníes exigieron a los israelíes que se encuentran en su suelo que se marchen.

Hizbulá, descabezada

Una operación tan audaz y brillante como la que permitió a las autoridades israelíes descabezar en apenas diez días de septiembre pasado en Beirut a la más mimada de las fuerzas afiliadas a Irán, Hizbulá, incluido el asesinato de su legendario y esquivo Hasan Nasralá. Una Hizbulá hoy incapaz de salir en auxilio de su patrón.

A diferencia de lo ocurrido en abril y en octubre del año pasado, la respuesta de las fuerzas iraníes contra Israel ha sido esta vez digna de la gravedad de los golpes encajados con las dos ráfagas de misiles balísticos lanzados contra territorio israelí. El régimen de los mulás es más que consciente de su fragilidad interna -mala gestión económica, inflación, descontento de la juventud- y de los reveses sufridos desde octubre del año pasado –Hamás, Hizbulá, hutíes, la dictadura siria de Bachar al Asad-, pero su supervivencia inmediata pasa también por mostrar una cierta fortaleza de cara a su público.

Guerra total en Oriente Medio

Entretanto, el cruce de fuego se eleva y acerca la posibilidad de una guerra total que nadie en Oriente Medio desea. Ayer el presidente estadounidense Donald Trump, que el viernes había insistido a Teherán a que vuelva a la mesa de negociaciones y acepte la propuesta de acuerdo, aseguraba con su optimismo antropológico habitual que Irán e Israel alcanzarían “pronto” un alto el fuego después de revelar una conversación telefónica con Putin. Después de haber jugado al despiste en las jornadas previas, por ahora Estados Unidos se pone de perfil.

Una imagen de exposición lenta muestra misiles balísticos sobre Jerusalén, el 14 de junio de 2025.
EFE/EPA/ABIR SULTAN

Mientras desde Tel Aviv se anunciaba una nueva cadena de bombardeos en Teherán, el primer ministro israelí revelaba ayer la eliminación de otro alto mando militar iraní: el jefe de la sección de inteligencia de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria, Mohamed Kazemi, y de su número dos Hassan Mohaqeq. Las palabras del ministro iraní de Exteriores, Abbas Araghchi, dejan claro que el régimen pide oxígeno ante el abismo de un desmoronamiento que ya en estos momentos nadie se atreve a dar por imposible: Irán no inició esta guerra, sólo ha actuado en defensa propia, y está dispuesto a dejar de atacar a Israel si Israel suspende sus operaciones bélicas.

Trump vetó el asesinato de Jamenei

Una información recogida por las agencias y medios estadounidenses e israelíes a partir del testimonio de altos funcionarios estadounidenses aseguraba este domingo que el presidente estadounidense vetó el plan israelí para asesinar al líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jameneí. La hipótesis del cambio de régimen comienza a ganar cuerpo entre rumores de huida de altos cargos iraníes. A corto plazo nada hace indicar que la escalada vaya a detenerse. Esta puede ser la guerra total entre Irán e Israel tantos años aplazada y temida.

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