Protestas masivas

Clamor contra el autoritarismo de Trump

Los Ángeles alzó la voz en defensa de la democracia con protestas pacíficas contra las políticas de Trump

Los Ángeles protesta contra Trump y sus políticas autoritarias. En Los Angeles y en otras ciudades del sur de California hubo, en su gran mayoría, manifestaciones pacíficas de una ciudadanía comprometida con la defensa de la democracia. Lejos de parecer una zona de guerra, las calles se llenaron de familias, jóvenes, activistas y personas mayores que, con pancartas y banderas estadounidenses, expresaron su rechazo a las políticas autoritarias del entonces presidente Donald Trump. La presencia militar, ordenada desde Washington sin el respaldo de los líderes políticos locales, fue una muestra innecesaria de fuerza que contrastó profundamente con el tono cívico y pacífico de las protestas.

Las manifestaciones, organizadas bajo el nombre de “No Kings” (Sin Reyes), tuvieron lugar en múltiples puntos del condado de Los Ángeles, incluyendo Woodland Hills, Beverly Hills, Pasadena, Studio City, y otras zonas. Las personas salieron a las calles para defender la democracia y rechazar lo que consideran excesos autoritarios y corrupción por parte del gobierno federal. La coalición organizadora, 50501, coordinó eventos similares en los 50 estados del país, enviando un mensaje de unidad y resistencia democrática.

En el centro de Los Ángeles, la marcha atrajo a unas 90,000 personas, según la policía local. En Torrance se reunieron cerca de 10,000 manifestantes. A pesar del tamaño de estas concentraciones, hubo muy pocos incidentes. En lugares como Huntington Beach, donde grupos pro-Trump se ubicaron al otro lado de la calle, el intercambio se limitó a gritos entre las partes, sin violencia significativa. La atmósfera, en muchos casos, era casi festiva: senadores estatales como María Elena Durazo bailaban con los asistentes en Plaza Olvera, y una gran figura inflable de Trump en forma de “bebé” flotaba sobre el Grand Park.

Los manifestantes mostraron creatividad y humor en sus pancartas. Una mujer en Ojai, por ejemplo, llevaba un cartel que decía: “Los huevos están caros porque todas las gallinas están en el Congreso”. En Long Beach, los manifestantes ondeaban banderas arcoíris, y en Studio City, Ventura Boulevard se convirtió en una pasarela de consignas y arte callejero.

Uno de los mensajes más recurrentes fue el rechazo al uso de militares para enfrentar a ciudadanos que ejercen su derecho a la protesta. Como dijo Nora Kips a Articulo14, una manifestante de Glendale que vestía una camiseta con una corona tachada y el mensaje “No Kings”: “Vivimos en una democracia, no en una autocracia”. Su presencia, como la de miles más, fue una afirmación clara de que el espacio cívico debe pertenecer al pueblo, no a las fuerzas armadas.

Las protestas en Los Ángeles demostraron que la resistencia no necesita violencia. Fue una defensa firme, organizada y decidida de los valores democráticos. Los soldados no tienen lugar entre ciudadanos que marchan en paz, al ritmo de tambores y entre puestos de banderas y hot dogs. Lo que se vivió en California no fue una insurrección, sino una celebración activa de los derechos civiles.

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