El cometa 3I/ATLAS llega al Sol: primeros resultados y conclusiones oficiales

El cometa 3I/ATLAS alcanza su perihelio y revela datos inéditos sobre su origen interestelar, su composición química y su paso cerca del Sol

Cometa y sol - Sociedad
Una imagen simbólica de un cometa pasando cerca del Sol.
Artículo14/ Krea

Durante meses, el cometa 3I/ATLAS ha sido observado con expectación desde todos los rincones del planeta. Su llegada al perihelio —el punto más cercano al Sol en su órbita— marca un momento histórico en la ciencia moderna. Por primera vez en años, los astrónomos de la NASA, la ESA y otras agencias espaciales han podido estudiar de cerca un visitante interestelar. Un fragmento de otro sistema solar que, tras millones de años de viaje, ha rozado nuestra estrella antes de volver al abismo del espacio.

Un visitante interestelar en su punto más cercano

El cometa 3I/ATLAS alcanzó su perihelio ayer, 29 de octubre de 2025, situándose a apenas 1,4 unidades astronómicas del Sol. Es decir, unos 210 millones de kilómetros. Aunque la cifra pueda parecer inmensa, se trata de un acercamiento notable para un cuerpo de origen interestelar que jamás volverá a nuestro Sistema Solar. Su velocidad supera los 210.000 kilómetros por hora. Un ritmo tan vertiginoso que ha dejado una estela de gas y polvo visible incluso a través de telescopios terrestres.

Desde su descubrimiento, los astrónomos habían confirmado que el cometa 3I/ATLAS no está ligado gravitacionalmente al Sol. Su órbita hiperbólica revela un origen ajeno a nuestro vecindario cósmico. Esto lo convierte en el tercer objeto interestelar confirmado, tras 1I/Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Pero, a diferencia de aquellos, este cometa ha ofrecido una oportunidad única: estudiar cómo reacciona un cuerpo formado en otro sistema estelar cuando se enfrenta por primera vez a la intensidad solar.

Actividad y composición: una sorpresa para los científicos

Uno de los grandes misterios del cometa 3I/ATLAS era su composición química. Las primeras observaciones del Telescopio Espacial Hubble y del James Webb Space Telescope (JWST) han confirmado lo que ya se intuía: se trata de un objeto extraordinariamente diferente a los cometas del Sistema Solar.

El cometa 3I/ATLAS llega al Sol: primeros resultados y conclusiones oficiales
Una imagen de la captura del cometa 3I/ATLAS.
NASA Ciencia

El JWST detectó una proporción de dióxido de carbono (CO₂) ocho veces mayor que la de agua (H₂O). Una ratio sin precedentes en los cometas conocidos. En términos simples, el cometa 3I/ATLAS es un cuerpo “seco”, rico en volátiles que se subliman con facilidad pero pobre en los componentes más comunes en los cometas locales. Este desequilibrio químico sugiere que el objeto se formó en una región extremadamente fría y lejana de su sistema estelar original, donde el agua no pudo condensarse con la misma abundancia que en el entorno primigenio del Sol.

Los instrumentos de la NASA también han captado un fenómeno de polarización anómala en el polvo que rodea al cometa. Las mediciones del Hubble y de observatorios terrestres como el VLT (Very Large Telescope) muestran un comportamiento óptico inédito, con una llamada “rama negativa profunda”. Esto indica que la textura de las partículas es distinta a la de cualquier otro cometa analizado hasta ahora. Para los investigadores, se refuerza la hipótesis de que el cometa 3I/ATLAS podría haberse originado en un sistema estelar con condiciones físicas completamente diferentes a las del nuestro.

Un núcleo más pequeño de lo esperado

Otro de los hallazgos que ha sorprendido a los astrónomos tiene que ver con el tamaño del núcleo del cometa 3I/ATLAS. Las imágenes de alta resolución del Hubble sugieren que su diámetro oscila entre 320 metros y 5,6 kilómetros. Aunque las estimaciones más recientes apuntan al extremo más pequeño de esa escala. Este tamaño reducido explicaría tanto su comportamiento dinámico como su rápida pérdida de masa a medida que se acerca al Sol.

El cometa 3I/ATLAS llega al Sol: primeros resultados y conclusiones oficiales
Una fotografía reciente del cometa 3I/ATLAS.
Archivo

A diferencia de 2I/Borisov, que mostró un comportamiento estable durante su paso, el cometa 3I/ATLAS ha evidenciado una actividad irregular. Su coma —la nube de gas y polvo que lo rodea— ha variado de brillo en cuestión de días. Esto podría deberse a una rotación caótica o a desprendimientos súbitos de material. Algunos científicos creen incluso que podría haberse fragmentado parcialmente durante su aproximación solar. Sin embargo, todavía no hay confirmación definitiva.

Un espectáculo sin riesgo para la Tierra

A pesar de su intensa actividad y de su composición inusual, el cometa 3I/ATLAS no representa peligro alguno para la Tierra. Su distancia mínima respecto a nuestro planeta se sitúa en torno a 1,8 unidades astronómicas, es decir, más de 270 millones de kilómetros. Su trayectoria lo llevará de nuevo hacia el espacio interestelar una vez complete su paso solar, probablemente sin volver jamás.

La NASA ha reiterado en su comunicado oficial que este cometa “no es una amenaza y no existe posibilidad de impacto con la Tierra”. Por el contrario, el evento se considera una oportunidad irrepetible para estudiar los materiales primitivos del universo. Los científicos confían en que los datos recopilados por el JWST, el Hubble y las misiones terrestres permitirán reconstruir las condiciones químicas y físicas del entorno donde se formó este fragmento ancestral.

TAGS DE ESTA NOTICIA