Compareció Pedro Sánchez en Ferraz este jueves, día del Cerdanazo, artificialmente compungido, como maquillado por un tanatopractor, con los pómulos asomando como las alas de un Cessna 172, para limitarse a pedir perdón por la presunta organización criminal integrada por Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García, y para dejar clarito, por enésima, que las elecciones anticipadas son un unicornio. Escuchando al presidente del Gobierno, me acordaba de Honorio, emperador de una Roma que se hallaba en la unidad de cuidados paliativos. De él se cuenta una anécdota que parece salida de la mente de los brillantes Monty Python. Tal y como recoge Juan Eslava Galán en su magnífico Historia de Roma contada para escépticos (Planeta, 2024), su eunuco de cabecera le informó en agosto de 410, cuando el saqueo de Alarico, de que Roma había perecido. “¡Imposible!”, exclamó Honorio, “si le he dado de comer hace un momento”. Honorio, que residía en Rávena, creía que el eunuco se refería a su gallina favorita, su animal de compañía, que se llamaba Roma.
Horas después de que la UCO atribuyera a Cerdán la “gestión” de 620.000 euros en mordidas, Sánchez, a diferencia de Honorio, renegó de su gallina navarra ante la prensa: “La contundencia será proporcional a la enorme decepción e indignación”. Sin embargo, como los emperadores zumbados –no digo que el presidente lo esté–, exudó egolatría enfermiza, afirmando que no es perfecto, como si la mayoría del orbe así lo pensara, y chapoteó en un relato de cartón piedra creado expresamente para sus serviles feligreses, mas dando la sensación, ¡quia!, de que se lo cree él mismo: “Siempre he creído y trabajado por la política limpia. Siempre he estado comprometido por la regeneración política. Me provoca una enorme indignación y una profunda tristeza…”, y blablabla. O estamos ante una interpretación magnífica –esto es un actor, y no Mario Casas–, o el líder del Ejecutivo ha asumido su regresión del logos al mito. Mis dudas tengo.
Sánchez no llora a sus gallinas cuando estas dejan de ser ponedoras, su pulso es firme a la hora de condenarlas al ostracismo. Ahora bien, las pitas se están revelando como temibles, a la par que decadentes, gallos de pelea. El roto que los dos últimos exsecretarios de Organización del PSOE, Koldo, la fontanera Leire, Aldama y derivados le están haciendo al partido, al Gobierno y a la legislatura aparenta ser irreparable. El presidente ha salido de muchas, pero, al menos, según la UCO, de una haciendo trampas, en las primarias de 2014, y quienes pergeñaron presuntamente los amaños, ahora, se ubican en una trinchera enemiga. “Cuando termine apuntas”, le ordenó Cerdán a Koldo por WhatsApp el 13 de julio de 2014, “como que han votado esos dos que te faltan y sin que te vea nadie metes las dos papeletas”. Respuesta del asesor de Ábalos, a los veinte minutos: “Ya está”. Recordemos aquel post de Leire en Facebook sobre el voto por correo en las últimas generales. Al macho alfa de la Moncloa le crecen los enanos y sus recursos menguan y se corrompen. Me da que la única gallina Roma de este emperador enamorado responde al nombre de Begoña.