El caso Ábalos se ha convertido en una especie de tablero de ajedrez donde en lugar de dos jugadores, hay tres (sí, ya sé que en la vida real esto es imposible). En el ajedrez hay un tipo de jugada que se llama “el peón envenenado” en el que se permite que el oponente capture un peón esperando que, con este movimiento, el contrincante se vea expuesto a un ataque mayor. Cuando estalló este asunto, el exministro de Transportes comenzó a señalar con el dedo a Koldo García, un asesor que hacía bien los recados y que había defraudado su confianza, decía. Sabedor quizá de que él, y no su jefe ni Santos Cerdán, era el elemento débil de la manada, Koldo atesoró todo tipo de grabaciones que demostraban que, si él caía, otros caerían con él, que él no iba a ser el peón envenenado de este juego. Esas conversaciones telefónicas dejan claro lo chusco que era todo el entramado que montaron: cobraron millones de euros en comisiones; colocaron a sus amantes en empresas públicas sin que tuvieran que trabajar, por supuesto, y hablaban a las claras de cuál era la prostituta que iban a elegir en función del lugar de España al que les tocara viajar. Ya saben, aquello de “la Carlota se enrolla que te cagas”, que decía Ábalos.
Ante tan abrumadoras pruebas, Ábalos y Santos Cerdán, han optado por decir que no se reconocen en esas grabaciones, que esa no es su voz, vamos, y que todo responde a algún tipo de montaje hecho por no se sabe quién. Todo muy creíble, vamos.
La estrategia de los tres ha ido variando y variará según pasen los días. José Luis Ábalos, por ejemplo, ha pasado por arte de magia de presentarse como una víctima de Koldo y de Cerdán y mostrarse dispuesto a colaborar con la Fiscalía Anticorrupción, a exonerar a su sucesor en la secretaría de Organización, en una comparecencia ante el juez en la que se le vio, aseguran, confuso y desorientado. Koldo sigue amenazando veladamente al Gobierno mientras calla en el Supremo, y eso que ha dicho que su situación es tan precaria que incluso ha tenido que recoger aceitunas para mantener a su familia. Ayer ambos esquivaron la cárcel, pero no evitaron que el juez confirmara que hay indicios “seriamente consolidados” contra ellos. La gran incógnita sigue siendo qué hará Santos Cerdán cuando comparezca ante el juez el día 30 de junio, porque algunos le señalan como verdadero muñidor de toda esta trama corrupta.
Cuenta las crónicas que, en el siglo X, el rey Sancho García Abarca de Navarra concedió al valle del Baztán el escudo de un tablero de ajedrez porque en una de las batallas contra los franceses, los habitantes del valle habían impedido que el monarca cayera en manos enemigas y le habían defendido como ocurre en el juego. De momento, tanto Ábalos, como Koldo y Cerdán, protegen a “su” rey Pedro Sánchez. Ya veremos si algún día hacen cuentas de las penas que les pueden caer y se cansan de formar parte de ese juego que ellos mismos comenzaron y al que no quieren seguir jugando.