Opinión

La grasa de las chistorras

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Llevábamos toda la semana con la agenda mediática copada con los relatos que La Moncloa nos ha querido colocar. Tiene que quedar claro: Sánchez ya solo se plantea sus objetivos de siete días en siete días. Vive en un partido a partido constante en el que todos los esfuerzos van dedicados a controlar la agenda mediática, a que se baile al compás de su lira pirómana. Como ya dijimos aquí, el presidente ha salido de las cuerdas y baila otra vez por el ring. Incluso conecta algún golpe. Y sí, el asalto de finales de septiembre y primeros de octubre lo venía ganando por esos dos aspectos que marcan la vida política de nuestro país. Uno es su indudable talento para resistir y acunar la actualidad a sus intereses. El otro es la incapacidad manifiesta de una oposición que no pierde oportunidad para ponérselo a huevo.

Esta vez, los dos grandes hits que ha utilizado para tapar el quintal de porquería que afecta a su entorno, a su partido y a su gobierno han sido la flotilla y, esto sí que es de nota, la resurrección del debate sobre el aborto después de que el PP y Vox en el Ayuntamiento de Madrid le pusieran el comodín en bandeja. Como decimos, era una semana redonda, perfecta, en la que llevaba las riendas de la opinión pública, donde hasta Iván Redondo había vuelto a asomar disfrazado de Tezanos privado para publicar que Sánchez va a ganar las elecciones por mucho y que Vox sube como la espuma. Un crack del pronóstico el hombre que afirmaba que Yolanda Díaz podría ser presidenta del Gobierno. Pero no, todo no podía ser tan bonito. El informe de la UCO que conocimos este viernes desbarató esos días de ensueño que estaban viviendo los socialistas.

Y pum. Otro buco al mentón, otra vez de vuelta al tambaleo. Trescientas páginas en las que la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil vuelve a poner en primer plano todas las miserias de una formación que se revela podrida hasta el tuétano a cada paso en el que la luz se abre camino. En este nuevo episodio de las andanzas de José Luis Ábalos y Koldo llegamos al tema del cash, del dinero en efectivo. Y de nuevo estos dos genios de la chabacanería, estos dos astros de lo canallesco, vuelven a regalarnos palabras, expresiones y frases que quedarán para los anales de la nostra Españita. Me refiero, seguro que ya están todos al tanto, a ese peculiar código que inventó el irrepetible binomio para bautizar los lereles. Los de 500 eran chistorras. Los de 100 eran lechugas. Los de 200 eran soles. Eso por parte de Koldo. El filósofo valenciano (Federico) los llamaba según la UCO ‘folios’. Es insuperable, la verdad. Después de conocer cómo presuntamente se repartían prostitutas, ahora tocaba ver cómo hacían sus cuentas. Y no, no defraudan.

Una parte del informe de la UCO sobre los ingresos de Ábalos

Hay varias claves que se pueden extraer de esta última entrega de la Benemérita. La primera es la constatación de que se movía dinero en efectivo en la sede de Ferraz. Acuérdense de que el PSOE se dedicó a negar por activa y por pasiva que usasen esta fórmula. Esto nos lleva a lo siguiente: el encaje de dos piezas que se habían quedado sueltas. Si hacemos memoria recordamos que hace escasos días Carolina Perles, la exmujer de Ábalos comentó en su tournée que le sorprendía el tren de vida que llevaba el antiguo ministro de Fomento, sustentado por las apariciones estelares de Koldo con sobres para liquidar las cuentas. Otro, y quizás el más importante de todos, es el refrendo de esas informaciones que publicó Ketty Garat, en las que numerosos empresarios que prefirieron ocultar su rostro afirmaban haber dejado maletines con dinero en la sede socialista. Algo parecido también insinuó el excéntrico Víctor de Aldama, al que el tiempo le vuelve a dar la razón.

La imagen más llamativa, la que circula por las redes y corre como la pólvora por los chats de WhatsApp es la de un sobre con el membrete del Partido Socialista en el que se puede ver a través de una ventanita, escote, según Latorre, unos billetes de cinco y cincuenta euros, así como una moneda. Justo es esta placa, que es cierto que, de todos los indicios, es el menos potente, es en la que se está escudando el PSOE en su habitual huida hacia adelante para decir que no hay nada, que el informe es un nuevo bluf. También en un párrafo que según ellos les exonera de cualquier implicación con la trama. Pero lo cierto es que lo que se trasluce del nuevo tomo es que la UCO está apuntando sin miramientos a la posible financiación irregular del partido, que se refleja en la evidencia de mensajes como el que Koldo le manda a su ex pareja diciéndole que habrá una gran suma de chistorras para las elecciones generales de 2019.

José Luis Ábalos (2d) y Santos Cerdán (d), durante la firma del acuerdo por el que los nacionalistas vascos votarán a favor de la investidura de Sánchez, en el Congreso.
EFE/Ballesteros

El cerco se sigue estrechando, y el callejón sin salida de Sánchez cada vez tiene menos sitio por el que transitar. Esto, que ya sería motivo suficiente para que un Gobierno cayera es una pequeña parte del barrizal en el que andan metidos. Al que hay que añadirle a Begoña, al hermano, al Fiscal General del Estado, a Air Europa, las maletas de Delcy, la relación de Zapatero con PDVSA. Queda mucha tela que cortar para un Gobierno que por tener no tiene ni presupuestos y que esta misma semana ha pasado olímpicamente del mandato constitucional que les obligaba al menos a presentarlos. Es insostenible. Sé que ya es un tópico, pero hagan el ejercicio de imaginar solo por un momento qué estaría pasando si este informe de la UCO salpicara al Partido Popular. Tendríamos España ardiendo, y a la izquierda echada a la calle con razón. Solo hay una pregunta en el aire, ver cómo van a responder los socios de Sánchez a este nuevo mazazo. En realidad, ya sabemos que con total seguridad compraran la mercancía del PSOE y volverán a poner en cuarentena lo que cada día es más sangrante. La inefable Yolanda Díaz, después del primer informe le dijo a Carlos Alsina que de haber evidencias, repito, evidencias de una posible financiación singular, nos tendríamos que imaginar qué es lo que haría. Pero vamos, que seguirán hacia adelante, entregados a este delirio que en realidad saben que acaba en un precipicio. Vamos, me atrevería hasta a jugarme un par de chistorras.