Opinión

Viva Brazatortas

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A 57 kilómetros de Ciudad Real y a 20 de Puertollano, en pleno Valle de Alcudia –durante siglos, una de las mayores dehesas de invernadero para la trashumancia en España–, se encuentra Brazatortas, un pueblo con historia vieja, cuya génesis se remonta a la Edad del Cobre, cuyo nombre precede a los romanos –Braza o Abraza significa valle de río o vega amplia; Tortas deriva del latín tortus, torcido–. Los arqueólogos hallaron un alijo de 89 proyectiles de plomo y otros 10 de piedra en una fortificación de cuando las guerras de Sertorio (82 a.C. – 72 a.C.), en las que se enfrentó el gobernador Quinto Sertorio contra los optimates Quinto Cecilio Metelo Pío y Cneo Pompeyo Magno.

Según los datos publicados por el INE a 1 de enero de 2024, 1.001 personas habitan el municipio. Torteños ilustres son el escritor Antonio Gala y el humorista Millán Salcedo. Del primero, con la retranca tan propia de esta tierra, que es la mía, hay quien dice: “Aquí nació el famoso poeta cordobés Antonio Gala”.

Brazatortas fue trending topic el pasado lunes, cuando el apagón. Hasta tres trenes de las compañías AVE y Ouigo se detuvieron en los alrededores del pueblo. Un estudiante de periodismo que viajaba en uno de ellos, Jaime Herrero, triunfó como Los Chichos subiendo a su perfil de X unas imágenes valiosísimas tanto informativa como humanamente.

En ellas vemos a un grupo de vecinos arrojando comida a los viajeros. Uno de ellos rompe la valla con una cizalla. Escribió Herrero, no exento de populismo juvenil –se le perdona, todos hemos pasado por él–: “Señoras mayores, niños pequeños, embarazadas…Todo el mundo pudo llegar perfectamente ayer a Puertollano gracias a la ayuda del pueblo de Brazatortas. Todo el pueblo se volcó con nosotros trayéndonos de todo, entre los jóvenes pudimos repartirlo por todo el tren y nadie tuvo ningún problema. Ni los políticos ni las fuerzas de seguridad, EL PUEBLO”. Un gilipollas ágrafo, al respecto, comentaba en la misma red social: “Era completamente innecessario (sic) cortar la valla, otra cosa es que el gilipollas de la zizalla (sic) quisiera ir de héroe en el video (sic)”.

En la COPE entrevistaron a Ángel Pulido, el torteño de la cizalla: “Llegué y ofrecí cortar la valla porque teníamos que tirar las cosas por arriba, y muchas cosas se podían romper como botellas de agua. Entonces, yo le pregunté a la guardia civil si cortaba la malla y me autorizaron a cortar la valla”. El vecino se refirió a la desesperación de los viajeros en un “día de calor bastante grande”.

El alcalde, Pablo Toledano, aplaudió la ola de generosidad “masiva y ejemplar” vivida: decenas de familias abrieron las puertas de sus casas para alojar a cientos de pasajeros. El Ayuntamiento priorizó el traslado de las personas vulnerables y numerosos particulares ofrecieron sus vehículos para llevar a los afectados hasta el núcleo urbano.

Jartito como está uno de escribir sobre tanta gentuza, sobre tanta indecencia y desvergüenza, da gusto aplaudir un ejercicio de altruismo tan vasto, un fogonazo de nobleza en medio de una penumbra tan cerrada. Porque, como cantaba Leonard Cohen –últimamente estoy escuchando mucho al genio canadiense–, hay una grieta, una grieta en todo, / así es como entra la luz. Viva la buena gente de Brazatortas, caray. Va para ellos mi abrazo fervoroso y paisano.

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