Si 2016 fue el ultimo año en que Felipe VI asistió a la ONU, su presencia por el 80º aniversario ha tenido gran repercusión por el agitado contexto geopolítico.
El pasado martes, Felipe VI asistió a la recepción ofrecida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el hotel Lotte de Nueva York. Una cena y una foto, publicada este sábado por la Casa Blanca y distribuida por Zarzuela, que el presidente del Gobierno español quiso evitar, dada su política exterior marcadamente frontal y crítica con el Ejecutivo estadounidense. Donald Trump ha llegado a afirmar públicamente que el “España es un problema”. Cabe recordar que la última vez que el mandatario norteamericano y Felipe VI coincidieron fue en el funeral del Papa Francisco.
El Gobierno de Sánchez no permitió que el Rey asistiera a un acto en Naciones Unidas bajo su gobierno, en un momento en que el presidente ha enarbolado la bandera palestina. Una coyuntura en la que llegado a emplear la palabra genocidio, cuando la Comisión Europa se ha negado a usar este término hasta que lo decidan los Tribunales Internacionales.
Choque de discursos
El discurso del presidente Donald Trump desde la ONU fue contrario al que pronunció el Jefe del Estado en nombre del Ejecutivo. Si Trump afirmó que reconocer el Estado palestino tras la masacre del 7 de octubre era premiar a Hamás, Felipe VI refrendó la postura del Ejecutivo, como establece la Constitución.
Los discursos que pronuncia el monarca deben seguir la política del Ejecutivo, ya que habla en nombre del país. No obstante, se llega a una negociación. Felipe VI defendió la creación de “un Estado palestino viable”, que incluyera Gaza, Cisjordania y Jerusalén.
El precedente con Obama
En 2009, se produjo, en el Waldorf Astoria, el mismo posado, pero con diferentes actores. El entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero viajó acompañado por su mujer Sonsoles y sus hijas, que posaron junto al matrimonio Obama. La Casa Blanca publicó la foto esa misma noche, mientras que en esta ocasión ha existido una tardanza de cuatro días.
La neutralidad política que se exige al Jefe del Estado permite vestir de normalidad las relaciones bilaterales entre ambos países. En la imagen, el presidente sube su pulgar, en un gesto que transmite su complicidad hacia el monarca.