Catalá y Camarero, las dos mujeres con más peso en el PP valenciano

La alcaldesa es la favorita en Génova para hacerse con las riendas del Gobierno autonómico, pero despierta recelos entre los suyos. Camarero se hará con las riendas en caso de baja médica de Mazón

La dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat Valenciana ha abierto un escenario político inédito en la Comunidad Valenciana, y ha puesto en marcha una carrera interna en el Partido Popular para definir quién tomará el relevo al frente del Consell, amén de las negociaciones que ahora han de comenzar con Vox, el partido de Santiago Abascal.

El dirigente alicantino confirmó este lunes oficialmente su marcha después de unos meses que calificó de “muy duros” para él y su entorno. La salida de Mazón, que permanecerá como presidente en funciones hasta el día que el Boletín Oficial del Estado publique el nombre del nuevo president, obliga al partido a afrontar una transición compleja, con distintas sensibilidades territoriales y una dirección nacional que busca equilibrio entre la estabilidad institucional y la renovación política.

Este lunes, en los primeros momentos de confusión y ante la posibilidad de que Mazón se acoja a una baja médica en los próximos días, volvió a recuperar el foco la vicepresidenta Susana Camarero, quien en ese caso se situaría al frente del Gobierno valenciano en funciones, tal y como establece la ley del Consell.

Camarero, la “número dos” del Ejecutivo y una de las colaboradoras más estrechas de Mazón, ha desempeñado un papel relevante en la gestión autonómica y en la comunicación política del Gobierno. Ha sido, además, la encargada de trasladar la posición oficial del Consell tras cada reunión semanal y de coordinar las políticas sociales y de emergencia.

Camarero, además, estuvo desde el minuto uno de la DANA pendiente de los acontecimientos. Primero, con conexión directa en el CECOPI, y después siguiendo la gestión de evacuación en las residencias de mayores para salvar a los más mayores. Su perfil institucional, su tono moderado y su cercanía al ya expresidente son actitudes muy valoradas en este momento. Pero solo asumiría el mando interino en caso de fuerza mayor.

En paralelo, en el seno del Partido Popular ya se ha abierto el debate sobre quién debe asumir el liderazgo político de la Comunidad Valenciana. En ese contexto, la figura de María José Catalá, actual alcaldesa de Valencia, emerge como la opción con mayor respaldo en la dirección nacional.

En Génova, sede del PP, se considera que su trayectoria institucional, proyección mediática y liderazgo electoral la sitúan en una posición destacada. Catalá logró una amplia mayoría en las últimas elecciones municipales y ha consolidado su imagen como dirigente solvente y de perfil dialogante. Era el nombre que más sonaba en los primeros días tras la DANA, cuando se daba por descontada la dimisión de Mazón. Sin embargo, en el entorno de Feijóo se pedía prudencia.

La alcaldesa de València, María José Catalá
MAO

“Es desvestir un Santo para vestir a otro”, se repetía, debido al temor a perder el Ayuntamiento de Valencia y a “quemar” el perfil de Catalá con los trabajos poco agradecidos electoralmente de la reconstrucción. La alcaldesa, además, se ha descartado en público de la carrera por la sucesión. En estos días se encuentra, ajena a la crisis valenciana, en Nueva York, buscando alianzas con la Cámara de Comercio en España

No obstante, en la dirección regional del partido existe cierta resistencia a una imposición desde Génova. Los dirigentes del PP valenciano reclaman que la elección del futuro líder sea fruto del consenso entre las tres provincias. Además, la relación entre Catalá y Mazón, aunque correcta en lo institucional, ha estado marcada por cierta distancia política. En algunos sectores del PPCV se la percibe como una figura con aspiraciones propias. Su nombre, tal y como reveló este diario, no fue objeto de la negociación que este domingo mantuvieron Alberto Núñez Feijóo y Carlos Mazón.

Juan Francisco Pérez Llorca es otra de las figuras con proyección, ejerce como secretario general del PPCV, es valorado internamente como un dirigente prudente, cercano a Mazón y con buena relación con Vox. Su perfil lo convierte en una opción de consenso transitorio para mantener la estabilidad hasta el final de la legislatura, pero tras un fin de semana en el que sonaba en todas las quinielas, ahora Génova le guarda en la récamara para la negociación con Vox por la sucesión.

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