La víspera de una derrota parlamentaria anunciada los teléfonos del Gobierno y de los grupos parlamentarios que lo sustentan no suelen dejar de sonar, pero la jornada de este martes es la excepción que confirma la regla. Si no hay cambios, la proposición de ley orgánica que presentaron Junts per Catalunya y el PSOE, exigida por el partido de Carles Puigdemont, se estrellará este martes contra una inusual mayoría en el Congreso de los Diputados. Será la tercera ley que los grupos de la coalición y el Ejecutivo pierden en las tres primeras semanas de curso parlamentario.
PP, Vox, UPN y Podemos votarán contra la delegación de competencias en materia de inmigración a la Generalitat de Cataluña, hoy en manos del PSC. Es una reclamación de Junts a la que el PSOE inicialmente se opuso, hasta que se vieron empujados a aceptarla. Hoy asumen que casi no hay margen para esquivar esta derrota, y se disponen a convencer a los de Puigdemont que han hecho todo lo posible por aprobar el texto.
Fuentes del Gobierno aseguran que aquí sí hay plan b. “Normalmente”, afirman, cuando decae una norma suelen “extraer lo que podemos aprobar”, todo aquello que pueda llevarse al Boletín Oficial del Estado (BOE) a través de decretos ministeriales o reglamentos. “Y luego seguimos hablando con los grupos”, inciden.
En este caso, las conversaciones tienen más que difícil llegar a buen puerto. Los 175 escaños que suman los partidos del lado derecho del hemiciclo y Podemos garantizan -si no hay errores-, que como mucho el bloque del Ejecutivo sumará exactamente los mismos votos. Si ocurre así, se producirá un empate y no será posible iniciar la tramitación de la norma.
En Podemos tienen claro que no están dispuestos a asumirla. “Votaremos en contra. El racismo no se negocia”, sostienen fuentes moradas. En palabras de su secretario de Organización y coportavoz, Pablo Fernández, “el texto es “abiertamente racista” y legitima el “racismo institucional”.
- La exposición de motivos de la norma -que no tiene valor normativo, como ha establecido el Tribunal Constitucional-, alude a la inmigración “como un problema y un riesgo para la convivencia y la cohesión social”. Lo que se vota este martes es la toma en consideración, el arranque de la andadura parlamentaria de la ley, y por tanto ésta y otras expresiones podrían modificarse durante su trámite, recuerdan desde Sumar. El partido de Ione Belarra no contempla explorar este escenario porque entienden que la exposición de motivos contamina el conjunto de la norma.
Es una ley que nunca entusiasmó al PSOE, y menos aún a Sumar. De hecho, cuando se registró, dirigentes de distintos partidos dentro del grupo de Yolanda Díaz ya mostraron reservas, y hasta rechazo.
La deriva de Junts en su competición con Aliança Catalana
Este mismo martes, la formación de Puigdemont también defenderá una proposición no de ley (iniciativa no vinculante) que pide endurecer el acceso de los trabajadores temporeros extranjeros a permisos de paternidad. A los morados les suena a la misma música, y únicamente le ven sentido por la competición de Junts con el partido ultraderechista Aliança Catalana, al alza en las encuestas.
Esta clave es asumida y reconocida por otros partidos del arco parlamentario, del PSOE a ERC. Y esto no quita para que varios socios del Ejecutivo afirmen que Podemos asestará este golpe al PSOE porque “quiere elecciones”. Su competición electoral con Sumar, afirman, es lo que les lleva a bloquear iniciativas del PSOE que no les supongan un coste antes sus bases.
“Que digan cuál de los 13 artículos es racista”, retó durante la mañana el portavoz de Movimiento Sumar y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en rueda de prensa. En las filas de Díaz también están convencidos de que los morados buscan excusas para dificultar la continuidad del Ejecutivo.
La norma amenaza con dividir el voto en Sumar
La cuestión es especialmente compleja para Sumar, que tendrá que hacer encaje de bolillos para no dar nuevos síntomas de debilidad tras dos semanas seguidas encajando derrotas. La alianza de partidos que representa Díaz ya vio como Puigdemont hacía descarrilar su ley estrella, la reducción de la jornada laboral, que apenas había dado pasos en su tramitación en la Cámara Baja. La semana pasada, además, presenció como Junts tumbaba su agencia anticorrupción, siete días después de hacer lo propio con la jornada laboral.
Su portavoz en el Congreso, Verónica Martínez Barbero, reconoció en una entrevista en Europa Press que efectivamente hay expresiones en la exposición de motivos de la ley que aspiran a eliminar en su tramitación. También acusó a los morados de “jugar a que esto vaya de racismo”, para “justificarse”.
Cuando Junts registró la norma, figuras del grupo parlamentario Sumar dijeron apreciar tintes racistas en el texto: lo hizo el portavoz de Izquierda Unida, Enrique Santiago, que aludió a las referencias “xenófobas” de la exposición de motivos, pero abogó por tramitarla; también la portavoz de Más Madrid en la Asamblea autonómica, Manuela Bergerot: “Puede que derive en una competición entre las comunidades autónomas por quien aplica políticas más xenófobas”, advirtió.
“La intención de Junts con esta propuesta firmada con el PSOE es situar el debate político en marcos que, bajo nuestro punto de vista, son racistas”, añadió el diputado de Compromís que sigue dentro del grupo Sumar, Alberto Ibáñez. Más Madrid avalará la norma, pero Izquierda Unida y el diputado de Compromís aún no han anunciado el sentido de sus votos, y prevén hacerlo este martes. A su vez, otras voces de esta alianza de partidos anticipan que en el grupo parlamentario “puede haber de todo”.
Desde Movimiento Sumar, el partido de Díaz, apostaban por “votar todos los mismo”, y también postergan cualquier anuncio. En paralelo, en IU restaban hierro a una posible división, recordando que, ante determinados temas, en un grupo confederal puede darse este escenario.
“Desde IU aún no tenemos aún un sentido de voto que podamos trasladar y que esté confirmado. Frente a algunas cuestiones que han salido y algunas voces de sentido del voto tenemos que decir que IU no ha tomado un sentido de voto, que se anunciará antes de la votación”, afirmó su secretaria de Organización, Eva Sempere, durante la mañana.
Maíllo pide a Podemos que no se una a la “estrategia de derribo”
En Izquierda Unida, como en las filas de varios partidos aliados del Ejecutivo, cada vez son más rotundos al criticar la actuación de los morados. Durante el fin de semana, la Coordinadora Federal de la formación aprobó el informe político de su líder, Antonio Maíllo, que introduce un nuevo aviso para navegantes dirigido a Podemos y Junts. Maíllo advierte de que el proyecto de ley de Presupuestos para 2026 servirá para retratar qué grupos están del lado del Gobierno, y quiénes se unen a la “estrategia de derribo, abriendo paso al fascismo”.
Visto que la mayoría de PP, Vox, UPN y Podemos basta para sentenciar la proposición de ley de cesión de competencias migratorias, y con independencia de lo que finalmente decidan, hay fuerzas del grupo parlamentario Sumar que hoy no se sienten obligadas a apoyar el texto de Junts y el PSOE.
Los puentes entre los de Puigdemont y los de Belarra son casi intransitables hoy. Durante la mañana del lunes, el portavoz de Podemos negó haber mantenido contactos con Junts, y consideró una “absoluta gilipollez” las palabras de Jordi Turull, secretario general de los independentistas, que les ha acusado de “catalanofobia” por su rechazo al texto.
Casi en paralelo, el histórico secretario general morado, Pablo Iglesias, hoy reconvertido en empresario mediático, reaccionó a las palabras de Turull. “Que los que ahora están compitiendo con los fascistas de Aliança Catalana, y con propuestas abiertamente racistas, nos digan que no ser puyolista es ser catalanófobo, cuando además en su partido hay posiciones pro sionistas contrarias a los derechos humanos, con todo el cariño y todo el respeto, pueden irse un poquito a la mierda”.
En una tertulia política en Radio Nacional de España (RNE), Iglesias recordó que él sí visitó en la cárcel a los “presos políticos” del procés, a diferencia de quienes “ahora les bailan el agua”. Aludía al PSOE, que hoy sí reconoce preocupación por cómo pueda afectar esta derrota a su relación con Junts, de quien depende para seguir aportando cierta estabilidad a la legislatura.