La inconsistencia de las promesas del presidente del Gobierno -valga el eufemismo- y las zigzagueantes y herméticas formas de la diplomacia marroquí -que nadie se confunda: con objetivos de fondo nítidos e invariables- convierten el ejercicio de adivinar qué puede deparar una cita como la de hoy, la XIII Reunión de Alto Nivel (RAN), en Madrid para las siempre complejas relaciones hispano-marroquíes.
Ninguna de las dos partes se lo ha puesto fácil a los informadores: Moncloa anunció la celebración de una cita que nació con la aspiración de hace menos de una semana y en la nota difundida ayer a los medios apenas hablaba de que el objetivo de la cumbre es “construir una relación más moderna, global y transversal, con visión compartida sobre los retos actuales como la inteligencia artificial, la ciberseguridad, el cambio climático o la transición energética sostenible, siempre poniendo a las personas en el centro”.
Sin rueda de prensa
De Marruecos, un Marruecos envalentonado por su reciente victoria diplomática en Naciones Unidas en la cuestión del Sáhara Occidental -por primera vez, en la resolución aprobada a finales de octubre pasado, el Consejo de Seguridad favorecía su propuesta de autonomía sobre el tradicional referéndum de autodeterminación- sólo conocemos que estará representado hoy en la Moncloa por su jefe de gobierno, Aziz Akhannouch, y el ministro de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita. La cita de Madrid ha ocupado un espacio discreto en los medios al sur de Tánger en los últimos días en un país volcado con seguir recabando apoyos internacionales en el Sáhara y los preparativos del Mundial 2030.
Además, el encuentro se celebrará a puerta cerrada -lo que contrasta con la XII RAN de Rabat, celebrada los días 1 y 2 de febrero de 2023, en la que una nutrida representación de la prensa española acompañó al presidente y resto de ministros-: sin rueda de prensa ni periodistas. Se estima que sea una cosa rápida, de apenas tres o cuatro horas.

Quién no estará en la cita con Marruecos
En la misma nota difundida a los medios, Moncloa anticipaba ayer la firma de más de una decena de acuerdos en materias como la transición digital de las administraciones públicas, la prevención de desastres naturales, la agricultura y pesca o el deporte, la educación, la formación, la igualdad de género y la lucha contra extremismos. Además, ayer miércoles, y en el acto inaugural de la cumbre, el foro empresarial hispano-marroquí -las partes han optado por el mismo formato que hace tres años-, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, anunciaba la firma este jueves en Madrid de dos memorandos de cooperación con Marruecos, uno agrícola y otro pesquero, centrados en la innovación, la gestión del agua, el apoyo al medio rural y la lucha contra la pesca ilegal.
Por otra parte, no habrá -también se descolgaron en la cita precedente los ministros de Unidas Podemos– representación gubernamental de Sumar, un favor tanto para la formación de Yolanda Díaz como para la propia delegación marroquí, puesto que el partido socio de Sánchez se ha mostrado favorable públicamente siempre a la autodeterminación del pueblo saharaui. De hecho, la vicepresidenta segunda del Gobierno llegó a afirmar en una entrevista en abril de 2023 que Marruecos es una “dictadura”. Con una situación doméstica crítica a raíz de la crisis abierta con Junts, con esta RAN de perfil mínimo Sánchez ha querido evitar una nueva muestra pública de debilidad de haberse visto forzado a exhibir sus diferencias con Sumar y Podemos a propósito de nuevas cesiones en la cuestión del Sáhara.

Una cita de trámite
Todo apunta, por tanto, a una RAN de trámite, como lo fue también la anterior, a pesar de que aquella se celebraba en un momento de aparente luna de miel entre ambos gobiernos después del giro de Sánchez en el Sáhara plasmado en su ya histórica carta a Mohamed VI. En la misiva, difundida por el palacio real marroquí en marzo de 2022, el presidente del Gobierno -sin consultarlo ni con su ejecutivo ni con el Parlamento- había manifestado su apoyo a la propuesta de autonomía política que Rabat había presentado ante la ONU en 2007 para resolver en su favor en larguísimo conflicto saharaui.
Lo cierto es que, al cumplirse medio siglo de la Marcha Verde, el Gobierno ha evitado este año cualquier ejercicio de recuerdo público sobre el antiguo Sáhara Español -en contraste con la atención prestada a otras efemérides de las que se acaban de cumplir también cincuenta años- mientras Rabat aguarda de España una declaración de reconocimiento de su soberanía sobre el Sáhara Occidental como la que han hecho Estados Unidos y Francia.
El futuro de Ceuta y Melilla
En consecuencia, los grandes temas de conflicto, las cuestiones de soberanía -el Sáhara, las aduanas comerciales y el futuro de Ceuta y Melilla, la delimitación de las aguas canarias y saharauis, el control del espacio aéreo del Sáhara, etc.- estarán de manera previsible ausentes de la cita de hoy. Al fin y al cabo, y a juzgar por el precedente de lo que ambas administraciones pactaron en la capital marroquí hace casi tres años, se espera el anuncio de acuerdos e iniciativas de poca relevancia. No estarán tampoco hoy en Madrid los titulares de Interior, aunque precisamente la cooperación en materia de seguridad e inmigración es el mayor e incontestable logro de los gobiernos de Sánchez con Marruecos a raíz de la superación de la última crisis bilateral.

No será esta RAN el escenario de la gran negociación de las muchas materias pendientes -con Sánchez en el Gobierno sólo existe un precedente, la citada cumbre de Rabat en 2023, pues el formato no se convocaba desde hacía ocho años-, por lo que las disputas ente Marruecos y España hallarán otros escenarios de discusión.
En las últimas semanas trascendían en los medios marroquíes que la aspiración de ampliación de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) donde se encuentra Monte Tropic, una montaña submarina con potenciales recursos minerales y tierras raras -lo que choca inevitablemente con los intereses españoles-, podría encontrar buena acogida en el gabinete Sánchez a cambio de una “mayor seguridad jurídica” sobre la soberanía de las islas Canarias. De hecho, Marruecos es más que consciente de la debilidad doméstica de Sánchez y de que los días del líder socialista pueden estar contados, por lo que comienza a poner la mirada en un gobierno liderado por el Partido Popular, con el que, sobre el papel, las cosas serán distintas.



