Pedro Sánchez vuelve hoy al escenario del crimen. El presidente presidirá la Ejecutiva del PSOE en Ferraz tras un fin de semana de reflexión con viaje a Quintos de Mora incluido. Su estado de ánimo va por barrios en función del ministro -más o menos afín- al que se le pregunte. Para unos, Sánchez está “muy tocado”, para otros “con ganas” de abanderar una regeneración del partido que atempere, por el momento, la crisis desatada después de que la UCO situase al ya exsecretario de Organización, Santos Cerdán, como pieza clave de una “organización criminal” que presuntamente cobraba mordidas a cambio de obra pública.
La última imagen del presidente no dejó a nadie indiferente. “Profundamente afectado” para los suyos, “sobreactuado” para los detractores, Sánchez compareció el jueves para pedir “perdón” por haber confiando en Cerdán y anunciar una auditoría externa de las cuentas del partido. Medidas insuficientes hasta para los más forofos.

Menos maquillaje
Hoy se espera mayor contundencia y menos maquillaje en la comparecencia del líder del PSOE. El plan inmediato es “ganar tiempo” a la espera de conocer la dimensión de la trama corrupta que ya se ha llevado por delante a dos pesos pesados del PSOE y que amenaza con derivar en una financiación irregular del partido. En Moncloa se han barajado todas las opciones y sólo se descarta, salvo sorpresa mayúscula, el adelanto electoral.
En el caso de la cuestión de confianza hay matices, según reconocen fuentes socialistas a Artículo14. “Su futuro no depende de él”, avanzan cargos del PSOE y del Gobierno que solo ven dos vías para solucionar esta crisis sin precedentes: una cuestión de confianza o un paso al lado de Sánchez. “Estamos en un 80% en el primer escenario y un 20 el segundo”, apostillan.
Quienes hacen este análisis ponen el foco en los socios a los que el presidente irá sondeando personalmente en las próximas horas tras un fin de semana de contactos de los niveles medios. Sánchez necesita medir con qué mimbres cuenta en su afán (poco real incluso para su equipo más cercano) de agotar la legislatura.
“Varios aforados”
Intentará reeditar el compromiso de la mayoría de la investidura a cambio de concesiones, como ha venido haciendo los últimos dos años, pero no podrá darles certidumbres sobre si hay más miembros del partido, o incluso del Gobierno, implicados en la trama.

Los investigadores apuntan a que las grabaciones de Koldo García pueden acabar salpicando al ministro Ángel Víctor Torres, de quién el juez Leopoldo Puente solicitó las conversaciones con el exministro de Transportes, su asesor y Víctor de Aldama. En el punto de mira también está la presidenta del Congreso, Francina Armengol, que ha admitido que se reunió con Aldama después de haber negado conocerle en sede parlamentaria. En el material incautado al chófer de Ábalos en su vivienda habría, según fuentes cercanas a la investigación, informaciones comprometidas para “varios aforados”.
Si el paso de los días confirma estas sospechas, la presión sobre Sánchez -tanto del partido como de sus socios- le obligaría a replantearse una cuestión de confianza que los más afines como el ministro de Justicia, Félix Bolaños, han negado aún a riesgo de achicharrase como cuando puso la mano en el fuego por Cerdán en una entrevista con Carlos Alsina.
🚨 Bolaños puso “la mano en el fuego” por Santos Cerdán en @MasDeUno cuando Pilar Velasco le preguntó por la supuesta investigación de la UCO que podría implicar al secretario de Organización del PSOE pic.twitter.com/ncsjC3atnN
— Onda Cero (@OndaCero_es) June 12, 2025
Los socios tienen voluntad de sostener el Gobierno, pero también deben medir su umbral del dolor con la corrupción. No se les verá pidiendo sacar las urnas, pero si exigiendo una cuestión de confianza si la mancha de la corrupción se extiende. Carles Puigdemont la ha agendado a la espera de que el Constitucional avale la amnistía. Junts ya abanderó hace meses una cuestión de confianza que acabó retirando tras la mediación de José Luis Rodríguez Zapatero y las transferencias de las competencias en inmigración a Cataluña.
En Moncloa hay pánico a la cuestión de confianza. Los ministros preguntados evocan la agonía de la negociación de la investidura con el agravante de que con un Sánchez más débil las exigencias para lograr el apoyo de la mayoría simple de la Cámara serían draconianas. ¿Pero puede negarse el presidente? La respuesta entre las fuentes socialistas consultadas es un no. Sólo le dejaría la opción de dar un paso al lado, marcharse.
Si la trama de corrupción acaba salpicando a la tercera autoridad del Estado o algún ministro, hay coincidencia entre “sanchistas” y “antisanchistas” que no servirán los paños calientes y que los socios irán a por todas: “Cuestión de confianza sí o sí”. Incluso en el PSOE algunos ven positivo que Sánchez se someta al veredicto de la Cámara para “relegitimarse”.

En los territorios piden más. Entre las bases del partido está calando la idea jaleada, por Emiliano García Page, de elevar la presión sobre el presidente para que adelante las elecciones y se celebren generales antes de las municipales y autonómicas de 2027. La cuestión de confianza se lee como una solución para el líder y no para el partido.
Entre los alcaldes y cargos autonómicos se urge a evitar, que como ocurrió en 2023, el castigo a Sánchez se lo propicien los españoles en la papeleta de autonómicas y municipales. “La única expectativa a futuro para el PSOE es mantener un mínimo poder territorial”, alertan desde una de las federaciones más importantes.
Por el momento, las urnas son el peor escenario para Sánchez y los socios. Ninguno ve rédito en un adelanto electoral. Los partidos de izquierdas necesitan tiempo para reconstruirse. El futuro de Sumar es una incógnita tras la última crisis con Compromís y el pulso con Podemos. Carles Puigdemont sólo tiene en su horizonte más inmediato que el Constitucional avale cuanto antes la amnistía. Luego se verá.