Geopolítica

“Si la comunidad internacional no impone una administración fuerte, Gaza volverá al caos”

José Lev Álvarez, académico y oficial ex miembro de Unidad Fantasma del Ejército Israelí, afirma que tras la acción exterior de Sánchez Israel "puede cerrar el paso a España en redes de confianza e intercambio tecnológico"

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (i), y su homólogo israelí, Benjamín Netanyahu, este lunes en el Parlamento israelí (Knéset) en Jerusalén.
EFE/ Oficina del primer ministro israelí

José Lev Álvarez es ex oficial del Ejército de Defensa israelí. Perteneció a la unidad Refaim, o como se le denomina en España, la Unidad Fantasma. Ha escrito más de 200 textos académicos, forma parte de la Asociación de Estudios de Israel y está especializado en Geoetrategia Internacional y Terrorismo Yihadista, así como en Seguridad e Inteligencia.

Firmado el acuerdo de paz en Oriente Próximo propulsado por Donald Trump, analiza para Artículo14 la situación geopolítica en la zona, así como las relaciones entre el gobierno de Netanyahu y el de Sánchez tras una dura acción exterior por parte del gobierno español tras el 7 de octubre de 2023, que ha llevado a ambos países al límite de las relaciones diplomáticas.

La alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols
Kiloycuarto

El Gobierno español ha continuado con el embargo de armas a Israel pese al acuerdo de paz. ¿Está en juego nuestra seguridad? ¿Puede Israel responder?

Por supuesto que sí. En mi opinión, Sánchez ha decidido aislarse de una de las potencias más avanzadas en defensa, inteligencia y ciberseguridad, y el embargo lo demuestra en términos concretos. España no solo castiga una alianza tecnológica sino que se priva de obtener capacidades probadas en combate y de mantenimiento logístico esencial. Ante esto, Israel no amenazará ni tampoco hará mucho ruido: Jerusalén simplemente reordenará prioridades y cerrará el paso a España en redes de confianza e intercambio tecnológico, dejando ese espacio para Chipre, Grecia, Hungría, Ucrania, y sobre todo Marruecos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, posa junto al presidente estadounidense, Donald Trump
Efe

¿Pueden las empresas israelíes afectadas emprender acciones legales contra las españolas?

Sí, en principio pueden hacerlo. En caso de que estos contratos sean formales, acuerdos que incluyan cláusulas de jurisdicción o arbitraje, o licitaciones estructuradas con compromisos legales, las empresas afectadas podrían recurrir a tribunales internacionales de arbitraje o a tribunales comerciales, con el fin de exigir el cumplimiento de lo pactado o reclamar compensaciones por daños y perjuicios. A día de hoy, España está sujeta a ciertos compromisos internacionales y convenciones sobre arbitraje, como el “Convenio de Nueva York” para el reconocimiento y ejecución de laudos arbitrales extranjeros. En cuanto a los contratos celebrados y luego rescindidos por motivos políticos, el argumento de “decisión soberana” no basta automáticamente para invalidar responsabilidad cuando haya cláusulas claras de cumplimiento y daños económicos demostrables.

Usted ha sostenido en sus artículos que, dado que Junts respaldó el embargo de armas, puede suceder que el Gobierno israelí apoye la candidatura de Silvia Orriols. ¿De qué manera puede hacerlo?

Israel no compra políticos ni hace declaraciones políticas sobre temas o asuntos de otros estados soberanos, pero sí invierte en reputaciones. Por tanto, lo que puede hacer es dar visibilidad a quienes denuncian la hipocresía de los que votan contra Israel mientras negocian con partidos que simpatizan con Hamás.

Apoyo diplomático, académico, mediático, empresarial; nada ilegal, pero sí contundente. Israel sabe jugar el ajedrez de la influencia mejor que nadie (a pesar de que ahora Catar le quiera hacer la competencia): financia think tanks, impulsa cooperación tecnológica y promueve foros donde ciertos nombres ganan proyección. Y si eso debilita a Junts, es un efecto colateral del cual no deberíamos estar sorprendidos en caso de que ocurra.

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De Croo, Netanyahu y Sánchez durante un encuentro en Jerusalén
EFE

¿La influencia israelí podría entonces convertir a Orriols en una alternativa real a Junts?

La influencia internacional no sustituye a la estructura política interna, pero puede acelerar un cambio de relato. Cuando la sociedad catalana empiece a entender que el antisemitismo disfrazado de “solidaridad palestina” tiene un precio —pérdida de inversión, de empleo tecnológico, de prestigio—, la narrativa de Junts -pero también de ‘Comuns’, la CUP, ERC, PSC y algunos sectores del PP- se derrumbará por si misma. Israel no hará campaña por nadie, pero hará algo más potente: demostrará con hechos qué territorios merecen confianza y cuáles no.

Algunas voces sostienen que el caso de espionaje por el software Pegasus puede haber influido en la estrategia anti-israelí del presidente Sánchez. ¿Qué opina de eso?

Absolutamente. Pedro Sánchez, el mismo que juraba defender al pueblo saharaui, terminó siendo el más fiel servidor de Mohamed VI. Todo cambió cuando Marruecos le enseñó lo que realmente puede hacer con un teléfono y un virus llamado Pegasus. Desde que supo que su móvil —y los de su ministra de Defensa y su ministro del Interior— habían sido presuntamente hackeados, se transformó: de defensor del Sáhara a portavoz de Rabat.

Todo empezó con un acto “humanitario”: permitir la entrada en España de Brahim Ghali para recibir tratamiento médico. Marruecos reaccionó como suele hacerlo: con una crisis diplomática, una oleada migratoria y, poco después, filtraciones que revelaban espionaje a lo más alto del Gobierno español. Desde entonces, el presidente no volvió a levantar la voz ante Rabat.

¿Cómo se ha percibido desde Israel, a nivel civil, la política exterior de Sánchez?

Con incredulidad y rechazo. En Israel nadie entiende cómo un país que sufrió atentados islamistas en Barcelona y Madrid puede ponerse del lado de los verdugos. Sánchez ha conseguido que España pierda la poca credibilidad que tenía en el Estado judío. Israel ve a España como un país débil, incoherente y políticamente confundido. Hoy, en Israel, se confía más en Rabat que en Madrid.

David Cunio, uno de los últimos 20 rehenes con vida que han sido entregados por Hamás, como parte del plan de paz de Donald Trump
Europa Press

¿Cree que un grupo terrorista como Hamás va a renunciar tan fácilmente al poder tras el acuerdo de paz?

Jamás. La rama de la Hermandad Musulmana en Gaza y Cisjordania -Hamás-, no es un movimiento político; es una mafia teocrática que vive del control absoluto, del miedo -como demuestran sus más recientes matanzas contra su propio pueblo con la excusa de que “son colaboradores sionistas”- y del dinero que roba a su propia gente a través de las empresas de construcción que existen en Gaza y que se financian con las ayudas económicas internacionales, que a su vez terminan en las manos de los millonarios de esta organización terrorista en Doha. Ya lo vimos en 2007 y en 2014: cada tregua la usan para rearmarse, expandir su sistema de túneles de más de 500 km y reprimir a sus opositores políticos en Gaza. Quien crea que entregarán Gaza con una sonrisa no entiende a Oriente Medio.

 ¿Cuál es el futuro político que espera ahora a Gaza?

Un limbo. Si la comunidad internacional no impone una administración fuerte y verificable —sea árabe, mixta o tutelada—, Gaza volverá al caos. Hamás fingirá moderación, la Autoridad Palestina fingirá autoridad como hasta ahora, y la población quedará atrapada entre dos farsas. La única salida viable es un protectorado temporal con presencia militar disuasoria que eventualmente dé paso a que este territorio se convierta en una entidad especial internacional como quería el mundo en Jerusalén antes de la creación del Estado de Israel. Lo demás es repetir el ciclo: tregua, rearme, masacre.

¿Cuál cree que será la estrategia de Netanyahu para evitar otro 7 de octubre?

Netanyahu ya entendió que la inteligencia artificial no sustituye a la inteligencia humana. Por tanto, Israel va a rearmar las fronteras, reforzar la infiltración en redes islamistas, creará una zona de amortiguación eficaz y blindará el sur del país con sensores, drones y presencia militar permanente.

La prioridad será evitar cualquier vacío de poder que Hamás pueda aprovechar y prevenir que la nueva estrategia de los terroristas -que consistirá en intentar secuestrar soldados israelíes para posteriormente intentar canjearlos por los peces gordos en cárceles y morgues no pueda fructificar.

También Israel endurecerá la disuasión: todo ataque recibirá respuesta inmediata y desproporcionada. Israel aprendió la lección más dura de su historia y no volverá a delegar su seguridad en promesas internacionales.

En la Puerta de Brandeburgo se puede leer “Traedlos a casa ahora” durante la iluminación de la Puerta de Brandeburgo para conmemorar el segundo aniversario del ataque de Hamás contra Israel en Berlín, Alemania, el 7 de octubre de 2025.
EFE/EPA/CLEMENS BILAN

 ¿Cree que la solución de los dos Estados sigue siendo viable?

Al menos no en varias generaciones. La idea murió el 7 de octubre de 2023. Después de ver a más de 1,200 personas asesinadas en 10 horas en territorio israelí y el secuestro salvaje de más de 250 personas dentro de nuestras fronteras, el 65% de los israelíes -sin importar su ideología política en el marco de la “derecha e izquierda”- no confían en que un Estado palestino pueda coexistir pacíficamente con Israel.Tal vez algún día, si hay una reforma total del liderazgo palestino, si desaparece Hamás y se desmilitariza Gaza, se pueda volver a considerar este asunto. Permitir hoy la creación de un Estado palestino sería como avalar el que ETA en 1980 -su año más sangriento y en el que 92 españoles fueron asesinados por la banda terrorista- hubiera fundado un Estado “socialista y euskaldún” en el País Vasco y Navarra; algo totalmente utópico y surrealista.

 

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