La izquierda

Socialistas desencantadas en la manifestación contra Sánchez: “Tiene que saber que no lo queremos”

Isabel Salvador, exvotante de izquierdas, nos cuenta las razones por las que sale hoy a las calles de Madrid junto a sus familiares y amigos. “La situación es inadmisible”, avanza

Un simpatizante participa este miércoles en una manifestación en apoyo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, frente a la sede de los socialistas en la calle Ferraz de Madrid, horas después de que anunciase que cancela su agenda pública para reflexionar si renuncia o no al cargo.
EFE/ Borja Sánchez-Trillo

Si se nos permite la ironía, Pedro Sánchez no ha llegado a tiempo de aprobar por decreto ley la fidelidad del votante. La necesidad era urgente: el electorado se le escurre de los dedos como peces resbaladizos. Juró en vano lealtad a sus principios y amor eterno a las bases y estas, desengañadas, hace ya tiempo que están revolviéndose y hoy se suman al PP para gritar “¡Hasta aquí! No podemos más”.

Esta es la expresión de Isabel Salvador, una exvotante socialista que ve ineludible salir hoy a la calle. “Me siento defraudada. Sánchez tiene que saber que no lo queremos”, dice. Uno de los rasgos más llamativos de la manifestación convocada por el Partido Popular para este 8 de junio es la presencia de ciudadanos de izquierdas, especialmente socialistas desencantados con el Gobierno de Sánchez.

No deja de ser un acto de gran honestidad consigo mismos e incluso de valentía en una España donde los clichés de la izquierda y la derecha están tan marcados. “Si alguien ha traicionado, nos ha sorprendido con giros de guion y ha pactado bajo la mesa, ha sido él. Nos hemos cansado”, dice Isabel. Esta ciudadana, que trabaja como personal laboral fijo de la Administración en Castilla-La Mancha, ha respondido a la llamada del PP a manifestarse en Madrid contra las “cloacas del PSOE y Ferraz” bajo el lema “Mafia o democracia”.

Tanto ella como varios de sus familiares y amigos quieren expresar a Sánchez su hartazgo “por la sucesión de escándalos, la situación caótica que está dejando y sus malas políticas”. Al enfado de cualquiera de los manifestantes, Isabel suma chasco. “Antes de votar, leí detenidamente todos los programas, me empapé muy bien. Tengo que admitir que el del PSOE me convenció. Sí, vote a los socialistas, pero no lo volvería a hacer. Me inquieta pensar cuánto tardaremos en volver a levantar este país y qué legado van a recoger las generaciones más jóvenes”.

La lista de promesas incumplidas y de despropósitos es larga. Indica que le afecta de manera muy personal la gestión de la ocupación ilegal de la vivienda y la falta de protección de la propiedad en nuestro país. “Las leyes no garantizan la propiedad privada, sobre todo la de los pequeños propietarios, justificándose en la vulnerabilidad de quienes ocupan ilegalmente, pero no en los derechos de ese ciudadano que con su trabajo ha pagado la casa”.

Los manifestantes como Isabel, que llegan desilusionados de la izquierda, se exponen a ser caricaturizados por quienes se empeñan en los clichés: rancios, clasistas, pijos, fachas… “Es algo que tenemos superado. Los estereotipos son lo que son, pero no sirven para un análisis político de la realidad. Nuestra presencia en la manifestación es pura coherencia con nuestro deseo que Sánchez nos escuche y vea nuestra decepción. No reconozco al PSOE que voté, mucho menos al presidente”.
Isabel tiene motivos para hablar así. Además del asunto de la ocupación ilegal, le preocupa como madre la deriva económica y la fuga de talento por falta de oportunidades laborales acordes con la formación de nuestros jóvenes. “Mi hija se ha tenido que marchar a Alemania, igual que muchos otros universitarios muy bien formados. No podemos normalizarlo, como tampoco podemos normalizar tantas otras situaciones, como los pactos con quienes quieren romper España o las cesiones con tal de mantenerse en el poder. Esta forma de hacer política está creando muchos agravios. Nuestra comunidad, Castilla-La Mancha, lo sufre especialmente porque tenemos un presidente, García-Page, que se ha atrevido a discrepar. Las ventajas fiscales y económicas para comunidades como Cataluña son intolerables”.
Con su testimonio, Isabel quiere transmitir que el voto en las urnas trasciende las siglas y el candidato. Sánchez accedió al cargo en junio de 2018 tras una moción de censura a Mariano Rajoy. Ocho años han sido más que suficientes para saber a quién no volverá a votar. Además de pensarlo, quiere expresarlo. Se siente engañada y enfadada con aquel hombre que le hizo creer que defendería la igualdad, la justicia social, el bienestar ciudadano, el trabajo, la prosperidad económica y el crecimiento de los jóvenes. Aquel programa que leyó con detenimiento antes de depositar su voto en las urnas resultó papel mojado.
¿Qué le dirá con su presencia? Que un país no se gobierna desde el chantaje institucional, el escándalo, la inmigración ilegal y descontrolada, la ausencia de una justicia independiente. Que ya no engaña a nadie con sus datos macroeconómicos. “Es irresponsabilidad. Son motivos para marcharse. Me gustaría pensar que escuchará a los ciudadanos y que entenderá, por fin, que debe abandonar la presidencia sin esperar a más, pero es un hombre que no escucha. Es un muro, nada le conmueve. Aunque sea impermeable a la voz de su país, siento que mi deber como ciudadana es decírselo alto y claro”.