España afronta una epidemia de gripe que ha superado cualquier previsión y está dejando cifras inéditas desde hace década y media. En Cataluña, donde el sistema de vigilancia actúa como termómetro adelantado, la incidencia ha escalado hasta niveles que no se veían desde 2009. Y lo ha hecho con una velocidad que confirma que la epidemia de gripe avanza en plena fase de aceleración. Los datos difundidos por el Departament de Salut revelan que los contagios siguen creciendo sin descanso y que el pico todavía queda lejos.
La franja infantil vuelve a ser el gran motor de esta epidemia de gripe, con los grupos de 0-4 y 5-14 años situándose muy por encima del umbral considerado “muy alto”. En ambos casos, la incidencia triplica el límite máximo de la escala oficial. A partir de ahí, la infección se está desplazando hacia los adultos jóvenes, que por primera vez esta temporada también han entrado en el nivel epidémico más elevado. Un patrón que coincide con el comportamiento clásico de la gripe.
En las personas mayores, más vulnerables a las complicaciones, la epidemia de gripe también acelera. Aunque de momento se mantiene en un escenario catalogado como “moderado”. Los especialistas coinciden en que, si la tendencia continúa al mismo ritmo, ese nivel podría cambiar en cuestión de semanas.
Datos que confirman un escenario excepcional
Las cifras hablan por sí solas: la semana del 1 al 7 de diciembre se registraron 308 diagnósticos por cada 100.000 habitantes. Una tasa que incluso supera los máximos alcanzados en cualquier epidemia de gripe de los últimos 15 años. Y la fotografía real sería aún más elevada, porque muchos casos no llegan a confirmarse en consulta y se estima que la incidencia podría rondar los 418 casos por 100.000 habitantes.

El salto respecto a semanas anteriores es alarmante. En siete días, los diagnósticos crecieron un 123%, que ya venían de un aumento del 85% la semana previa. Estos porcentajes en ascenso constante indican que la epidemia de gripe está entrando en un tramo de expansión sostenida, con previsiones que apuntan a superar los 500 casos por 100.000 habitantes en la semana siguiente. Para los epidemiólogos, este comportamiento confirma que la situación es totalmente excepcional.
El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades había advertido ya en noviembre de la posibilidad de un invierno complicado. Ahora, con los datos sobre la mesa, la advertencia se ha convertido en evidencia: Europa está cruzando una temporada muy dura, y España no es una excepción en esta epidemia de gripe.
El papel de la nueva variante y el precedente de 2009
Para encontrar tasas de contagio comparables hay que retroceder hasta la pandemia de gripe A(H1N1) de 2009. Aunque la metodología de registro no permite una comparación perfecta, los expertos subrayan que la magnitud actual de la epidemia de gripe se mueve en ese rango histórico. En aquella ocasión, el pico superó los 580 casos por 100.000 habitantes.

Este año, la situación se explica en parte por la llegada de la variante K del virus A(H3N2). Una versión que acumula siete mutaciones respecto a las cepas de temporadas previas. Esa combinación genética podría haber incrementado su capacidad de transmisión, empujando la epidemia de gripe a un crecimiento tan temprano y tan elevado. Aunque no hay indicios de que cause cuadros más graves, sí está generando un aumento significativo de hospitalizaciones.
La última semana, 111 personas ingresaron en hospitales catalanes por gripe, triplicando las cifras de hace apenas siete días. Es un dato que refleja cómo la epidemia de gripe está tensando la atención sanitaria, pese a que la gravedad individual de los casos no haya aumentado.

