Sanidad impulsa una herramienta para medir en las consultas el impacto del trabajo en la salud mental

La herramienta que impulsa ahora Sanidad supone un punto de inflexión en la forma en que se mide el impacto del trabajo en la salud mental

Mónica García (Ministra de Sanidad) - Salud
Mónica García, ministra de Sanidad, durante una comparecencia pública
EFE

La relación entre el empleo y el bienestar psicológico ha dejado de ser una intuición para convertirse en una urgencia sanitaria. Con 643.000 bajas laborales registradas por motivos de salud mental en 2024 —un 72% más que en 2020—, el Ministerio de Sanidad ha anunciado un nuevo instrumento para abordar, desde las consultas médicas, el impacto del entorno laboral en el equilibrio emocional de los trabajadores. Se trata de una medida pionera que busca transformar cómo el sistema sanitario aborda el sufrimiento psicológico relacionado con el trabajo.

Un problema creciente que Sanidad quiere visibilizar

Durante la presentación de esta nueva iniciativa, la ministra de Sanidad, Mónica García, alertó sobre el vacío informativo que impide determinar cuántas de esas bajas están directamente relacionadas con el sufrimiento laboral. A fin de cuentas, los trastornos psicológicos no están reconocidos como enfermedad profesional. Este silencio administrativo tiene consecuencias graves: impide prevenir, oculta la magnitud del problema y perpetúa situaciones de malestar que podrían haberse evitado con una actuación temprana.

Con este nuevo enfoque, Sanidad pretende que los profesionales sanitarios evalúen sistemáticamente las condiciones laborales de sus pacientes y codifiquen en las historias clínicas la posible vinculación entre el entorno de trabajo y el malestar psicológico, siempre con consentimiento informado.

Sanidad impulsa una herramienta para medir en las consultas el impacto del trabajo en la salud mental
El problema de la salud mental en España

La herramienta promovida por Sanidad tendrá dos pilares fundamentales: uno clínico y otro epidemiológico. En la vertiente asistencial, los médicos podrán incorporar preguntas sobre las condiciones laborales como parte habitual de la entrevista clínica. Una práctica que busca “diagnosticar bien el origen de los problemas” y no devolver al paciente a un contexto que está minando su salud, tal como subrayó la ministra Mónica García.

Además, la información se registrará mediante una categoría específica dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). Esto permitirá dejar constancia del factor laboral como influyente en el estado del paciente. Esta inclusión facilitará posteriormente el análisis estadístico y la elaboración de políticas públicas más ajustadas a la realidad.

Una red coordinada para abordar un problema estructural

La nueva propuesta de Sanidad también contempla la creación de un sistema de vigilancia epidemiológica que implique a los servicios de salud pública, salud laboral y atención primaria. Esta red de trabajo conjunto permitirá recoger datos fiables sobre los trastornos mentales de posible origen laboral, ayudando a dimensionar el problema y a orientar las medidas preventivas.

La comisionada de Salud Mental, Belén González, advirtió que “muchas trabajadoras llegan con síntomas de agotamiento, ansiedad, insomnio, desesperanza, depresión, irritabilidad… y están ligados al contexto laboral, pero a menudo la respuesta se limita a un diagnóstico y a un tratamiento psicofarmacológico”. Frente a esta situación, el nuevo sistema impulsado por Sanidad plantea también contenidos formativos y propuestas normativas que empujen a un cambio estructural en la forma de abordar estos cuadros.

Sanidad impulsa una herramienta para medir en las consultas el impacto del trabajo en la salud mental

Para la ministra de Sanidad, esta herramienta no solo busca mejorar la atención sanitaria, sino también abrir un debate social sobre cómo se organiza el trabajo en España. “El trabajo, cuando no hay condiciones dignas, se convierte en un generador de sufrimiento”, señaló García. Según el informe PRESME, elaborado por el Ministerio de Trabajo, se estima que el 26% de los trastornos mentales comunes en personas ocupadas están directamente vinculados a factores laborales adversos.

De hecho, en 2022 podrían haberse evitado hasta 170.000 cuadros depresivos si no existieran formas de precariedad laboral como la inseguridad contractual, los bajos ingresos o la falta de autonomía en el puesto de trabajo. Estos datos refuerzan la necesidad, a juicio de Sanidad, de incluir el entorno laboral como factor clave en la salud mental.

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