El chat de Twitter —el sistema de mensajería privada que X ha lanzado para sustituir a los antiguos DMs— se ha convertido en uno de los cambios más relevantes de la plataforma desde su transformación bajo el paraguas de Elon Musk. La compañía promete un servicio más fluido, más completo y, sobre todo, más seguro.
Sin embargo, como suele ocurrir con cualquier herramienta recién desplegada, el chat de Twitter llega acompañado de dudas, sombras y riesgos que conviene conocer antes de usarlo con normalidad.
A continuación, desgranamos cómo funciona exactamente este nuevo sistema y qué peligros implica. Siempre con la mirada puesta en ofrecer una explicación clara, rigurosa y útil para el lector.
Cómo funciona el nuevo sistema de mensajería
El chat de Twitter nace para reemplazar por completo la bandeja de mensajes directos. Su objetivo es dejar atrás un modelo limitado, basado en textos breves, y avanzar hacia un servicio mucho más parecido a las aplicaciones de mensajería tradicionales. Desde el primer momento, los usuarios encuentran una interfaz renovada, una bandeja unificada y un comportamiento más cercano a un chat moderno.
El chat de Twitter permite enviar mensajes de texto, fotografías, vídeos y archivos. También introduce funciones como llamadas de voz, videollamadas y edición o eliminación de mensajes una vez enviados. Para quienes buscan discreción o privacidad adicional, incluye la posibilidad de activar mensajes que desaparecen tras un tiempo determinado o bloquear capturas de pantalla realizadas por la otra persona.

Otra de las grandes novedades es el cifrado de extremo a extremo. Una promesa que sitúa al chat de Twitter dentro de la tendencia global de blindar las conversaciones privadas. La plataforma quiere que sus usuarios perciban este nuevo sistema como un espacio sin intrusiones ni vigilancia, donde el contenido de los mensajes queda reservado solo para los participantes.
Sin embargo, más allá de estas funciones visibles, el chat de Twitter forma parte de un plan mayor: la ambición de convertir X en una plataforma integral. Una especie de “aplicación para todo” que unifique publicaciones, pagos, llamadas y mensajería dentro de un mismo ecosistema. El chat no es un añadido: es una pieza clave en esa estrategia.
Los riesgos y vulnerabilidades que conviene conocer
La parte menos amable del chat de Twitter aparece cuando se analizan las dudas que han surgido en torno a su seguridad real. La primera preocupación es el propio cifrado. Aunque la compañía asegura que el contenido viaja protegido de extremo a extremo, expertos en ciberseguridad han detectado que la implementación todavía no está completamente asentada. En otras palabras: el usuario no puede dar por sentado que este cifrado funcione con la misma robustez que el de otras aplicaciones con años de auditorías independientes.
A esto se suma un problema clásico: los metadatos. Incluso si el contenido está cifrado, el chat de Twitter no oculta quién habla con quién, a qué hora ni con qué frecuencia. Para la mayoría de usuarios esto puede no tener relevancia. Pero para periodistas, activistas, profesionales sanitarios o cualquier persona que necesite un nivel de privacidad superior, esta exposición puede resultar crítica.

También existe el riesgo tecnológico de cualquier servicio nuevo. El chat de Twitter se encuentra todavía en plena expansión y ajuste. Esto significa que pueden aparecer fallos, vulnerabilidades no detectadas o comportamientos inesperados. Cuando una plataforma cambia su arquitectura interna, la superficie de ataque se multiplica y el periodo inicial suele ser el más delicado.
Otro factor que conviene tener en cuenta es la propia filosofía de X, asociada a su propietario, el magnate estadounidense Elon Musk. La compañía apuesta por experimentar, introducir cambios constantes y desplegar funciones de manera progresiva. Este ritmo acelerado implica que la estabilidad y la seguridad puedan variar durante los primeros meses del servicio.


